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Píldoras de fe para el día a día
La Pascua: el Mar Rojo

La Pascua: el Mar Rojo 1s4t5a

20/4/2025 · 23:49
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Píldoras de fe para el día a día

Descripción de La Pascua: el Mar Rojo 7z2n

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Lee el podcast de La Pascua: el Mar Rojo

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Y eso es lo que estamos celebrando en este momento, que Jesucristo ha resucitado de entre los muertos, el día más importante de toda la historia de la humanidad. Un día en el que alguien venció a la muerte, en el que alguien volvió de entre los muertos. No como una persona que le da un jamacuco, se muere y la reaniman y entonces vuelve, sino como alguien que ha muerto de verdad, pasando por el sepulcro. El Señor quiso estar en el sepulcro desde el viernes hasta hoy por la noche, para dejar claro que no es que se desmayó, no, no, que se murió, se murió, se murió, desgarrado, con latigazos, con golpes, con heridas, con espinas, con todo. Y cuando le atravesaron el costado ya estaba desangrado completamente, muerto absolutamente. Y cuando vuelve, vuelve con un cuerpo glorioso y resucitado, un cuerpo vivo, el mismo cuerpo, porque el cuerpo no estaba en el sepulcro, pero un cuerpo que es glorioso, un cuerpo que siendo el mismo está transformado, que ya no puede morir, ya no puede sufrir, ya no se le puede hacer daño, vive para siempre. Es un cuerpo que ha entrado en la esfera de Dios, en lo definitivo, y eso sólo ha pasado con Cristo y luego se le regaló también a nuestra querida madre como un extra porque ella pues se lo merecía. Pero Cristo es el que cambia la historia absolutamente, porque hace algo que no había pasado nunca jamás.

Hemos oído como en el Antiguo Testamento el Señor, después de crear el mundo, sabemos que los primeros seres humanos se alejaron de Dios, pecaron, y pues se extendió el hombre por todo el mundo, y el mundo pues era un poco caótico, el Señor escogió a Abraham, a través de Abraham eligió un pequeño pueblo, después lo liberó, como hemos visto estos días con la Pascua de Moisés, lo liberó del pueblo de Egipto a través del Mar Rojo a la tierra prometida, y después les promete que vendrá un descendiente, que es el que va a traer la victoria definitiva, y por fin viene Cristo, el Señor que da cumplimiento a todo lo que anunciaban las antiguas profecías, y gracias a él ya la verdad no se queda reducida a un pueblecito, sino que se extiende a todas las naciones del mundo, toda raza, todo lugar, toda clase social, sin distinción de sexos, a todos por igual, y se extiende no solamente a la doctrina de Jesús, sino también lo que Él hizo por nosotros, morir y resucitar, y se extiende no una serie de enseñanzas, sino que Jesús está con nosotros, Él está vivo, no está muerto, es un Dios vivo, como decían por ahí, podemos ver a Mahoma, podemos ver a Buda, podemos ver a Lao Tse, podemos ver a Moisés, pero sólo hay una tumba vacía, sólo una, la de Jesús, las demás están llenas, porque el cuerpo de Cristo no está en la tumba, Él está vivo, Él está con nosotros, Él es Señor, Él es Rey, Él es Dios, Él es Salvador, Él ha vencido a la muerte, y esto es una noticia que nos tiene que llenar de esperanza.

Hemos estado estos días meditando sobre la Pascua de Moisés, ¿verdad?, cómo Moisés hace matar un cordero, rocía las jambas de las puertas y la muerte pasa de largo, y veíamos cómo aquello se había cumplido ayer, el Viernes Santo, en que Cristo muere por nosotros, cómo después el pueblo de Israel se come ese cordero, que es un signo de la Eucaristía, donde Jesús nos alimenta con su cuerpo y con su sangre, y después, cuando salieron de Egipto y llegaron al Mar Rojo, y les perseguían los egipcios, entonces la columna de fuego, que es el Sirio Pascual, signo de la luz de Cristo resucitado, se puso entre los egipcios y los judíos, y Moisés, con el callado, que era un signo de la cruz, abrió el Mar Rojo, y sucedió un milagro, donde no había camino, se abrió un camino, se abrió una senda hacia el cielo, hacia la tierra prometida.

Moisés abrió el Mar Rojo y el pueblo de Israel pasó por ahí. ¿De qué es un símbolo eso? Es un símbolo de nuestro bautismo. También nosotros entramos en las aguas. Ahora bautizamos echando agua en la cabeza, porque es más cómodo, más fácil y más sencillo con los niños, pero habitualmente se bautizaba a la gente bañándola entera, en una piscina bautismal, llena de agua bendita, se sumergía a la persona. Así lo hacen todavía los protestantes, así lo hacen los ortodoxos, seguro que habéis visto ese vídeo del típico cura ortodoxo que mete al niño de cabeza y de pies así en la fuente bautismal, ¿verdad? Pues eso es un bautismo de verdad, ¿no? Como lo que hacemos nosotros, que echamos un poquito de agua y ya parece que con eso te conformas, ¿no? El paso del mar rojo es entrar en las aguas que nos purifican del pecado. El bautismo es algo muy grande, lo que pasa es que como lo hemos recibido...

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