
Escritura, Tradición y Magisterio 56513i
Descripción de Escritura, Tradición y Magisterio 2q2a6l
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Estamos en el cuarto domingo de Pascua. El primero celebrábamos la resurrección del Señor, el segundo la segunda aparición, el domingo pasado la tercera aparición y ahora, como ya se nos han acabado los relatos de las apariciones de Jesús, porque son poquitos los que hay, la iglesia nos recuerda en este domingo cuarto a Cristo como buen pastor, como buen pastor. Así habló Él de sí mismo en el capítulo 10 de San Juan. Él dijo que era un pastor y por tanto nosotros ovejas, es decir, su rebaño.
Ya en el Antiguo Testamento había dicho el Señor que su pueblo era como un rebaño de ovejas que se habían perdido por los montes, se habían dispersado porque los pastores no eran buenos y que llegaría un día en que Él mismo sería su pastor, Él mismo. Así lo prometía en Ezequiel, yo mismo seré su pastor, yo mismo guiaré a mis ovejas y esto se cumple con Cristo, pero con Cristo resucitado, porque Cristo cuando estuvo en este mundo anduvo solamente por Israel y pues llegó a unas 5.000, unas 10.000 personas, que sepamos más o menos que se pueda así contar.
Ahora somos casi 2.000 millones de católicos y casi 3.000 millones de cristianos en el mundo que seguimos la voz del buen pastor, que ya es un pastor para todos, no solamente para algunos.
Un buen pastor que quiere decir que nos guía hacia los buenos pastos. Como dice el Salmo 22, me lleva por cañadas oscuras, voy contigo y nada temo porque tú me sostienes, preparas una mesa ante mí, me conduces hacia fuentes tranquilas. Cristo es, por tanto, el pastor a quien podemos seguir. Lo decía hoy en el Evangelio, mis ovejas escuchan mi voz. Para ser de las ovejas de Cristo tenemos que escuchar su voz. ¿Qué significa escuchar su voz? Desde luego significa escuchar la palabra de Dios, evidentemente, escuchar la Biblia, lo que dice la Biblia. Pero no vale solamente con eso, porque un ateo puede tener una Biblia en su casa y leerla y no está siguiendo a Cristo. O una persona de otra religión puede leer la Biblia con curiosidad y no está siguiendo a Cristo. ¿Cómo resuena la voz de Cristo hoy? Fijaos qué bonito que Dios, para que su voz siga resonando, ha derramado el Espíritu Santo en la Iglesia y nos ha dado tres modos que se complementan entre sí para que podamos escuchar la voz de Dios.
El primero, la Sagrada Escritura, la Biblia inspirada por el Espíritu Santo. Pero no sola, la Biblia no es un libro caído del cielo, sino que junto con la Biblia nos regaló lo que llamamos ahora la tradición. Los primeros cristianos y los primeros teólogos, los primeros santos que fueron explicando poco a poco el significado de lo que es la Sagrada Escritura. Y el magisterio, que es la autoridad del Santo Padre y de los obismos para enseñar adecuadamente sobre la fe, para que no interprete cada uno lo que le dé la gana y al final acabe sacando conclusiones que no son verdaderas, sino que a la luz del magisterio de la Iglesia podamos comprender la palabra de Dios. Y por eso la palabra, la Sagrada Escritura, la tradición y el magisterio son como un trípode que sostiene la revelación.
Y ahí es donde podemos escuchar la voz de Dios. Eso es lo que significa ser católicos. Significa que resuena en nuestras iglesias lo mismo que enseñaba Pedro, que enseñaba Juan, que enseñaba Santiago, que enseñaba a sus discípulos como Ignacio de Antioquía, Timoteo, Tito, o que enseñaban sus discípulos como San Ireneo, San Policarpo, San Justino, hasta el día de hoy. Ser católico significa estar en comunión con el Papa León XIV, que sucedió a Francisco, que sucedió a Juan Pablo II, que este Juan Pablo I, este a Pablo VI, a Juan XXIII, a Pío XII, hasta llegar a Pedro, el primer Papa. Esto es lo que significa ser católico. Escuchar, resonar la voz de Dios en su iglesia a través de la Escritura, la tradición y el magisterio. Mis ovejas escuchan mi voz. Hoy en día, os estaba comentando estos días con alguna persona, cómo todo el mundo se ha volcado en la elección del Papa.
Primero, en la muerte del Santo Padre Francisco, que lo tenga Dios en su gloria, y la elección del siguiente Papa. Haciendo cábalas, papables, no sé qué, debates sobre la iglesia, todos los canales, La Sexta, La Cuatro, Telecinco, todo el mundo. Hablamos del Papa por todas partes. Por supuesto, en las redes sociales no encontrabas otra cosa. Y, de repente, todo el mundo se había convertido en experto, en experto en la Santa Sede, en experto en papas. Todo el mundo estaba hablando de esto, todo el mundo, todo el mundo. Y estaban llamando a los curas para ver si íbamos a programas de televisión y no sé qué. Y este fenómeno es un fenómeno que conviene analizar. ¿Por qué una sociedad como la nuestra, secularizada, que ha dejado atrás a Dios, que teóricamente no quiere tener nada que ver con la iglesia, que ya ha dejado atrás esas patrañas que ya no le importan, que ya está en otro rollo? ¿Por qué ha puesto el ojo en la iglesia?
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