Boda Jaime y Fátima 6p3y2x

Cuando he llegado a la iglesia de San Bernabé, que es muy bonita por cierto, he encontrado a Jaime nervioso.

Una novedad. La verdad es que no me lo esperaba para nada.

Porque Jaime se caracteriza por su tranquilidad.

Pero estaba pensando, en todas las bodas que he celebrado, los novios siempre están nerviosos.

Y al principio me preguntáis ¿por qué están nerviosos? Quieren que salga todo bien. Quieren que todo sea perfecto, que todos los detalles estén bien, que todos los invitados no sé qué, que tal.

Pero con el paso del tiempo me fui dando cuenta que, aunque eso ciertamente es algo que pone nervioso, realmente lo que más nervioso pone es saber que vas a dar un paso que es impresionante, que es increíble, que es irreversible y que la gente ve esto como algo malo.

Que es un paso en el que vas a profundizar, un paso en el que no hay vuelta atrás, pero es que tú no quieres que haya vuelta atrás.

Un paso en el que estás decidiendo que tu amor se convierta en otra cosa.

Y por eso los novios se ponen nerviosos el día de la boda.

Y por eso cuando yo siempre pregunto a los novios ¿estás nervioso? y me dicen sí, les digo normal.

Claro, es que es como uno tiene que estar el día de su boda.

No hasta un punto que te haga perderte lo que está pasando, pero es que vais a hacer algo muy importante.

Cuando estabas entrando, Fátima, yo estaba orando en mi interior y sentía al Señor como tan contento, o sea, como que el Señor en cada matrimonio, en vuestra boda hoy mira lo que estáis haciendo y se alegra, se complace, se goza, entra a fondo, le parece precioso.

Y eso es lo que tiene que reflejar también para nosotros, porque vais a hacer un paso en el que vais a ser el uno del otro, vais a haceros una sola carne, vais a fundiros en uno, por así decir, entre comillas, que ahora lo matizaremos, pero vais a haceros una sola carne y esto es algo que es impresionante, y es algo que es bonito, y más en el tiempo en el que vivimos, donde muchas veces pues son amores pasajeros, matrimonios pues muchas veces que no duran, gente que prefiere no casarse por miedo al compromiso u otras cosas.

Estaba pensando, he entendido un significado nuevo del evangelio, cuando Jesús convierte el agua en vino y dice el mayordomo, el que se encargaba, sería el wedding planner, que se llama ahora, el wedding planner de la esta, dice todo, la gente pone primero el vino bueno y cuando ya están truco, truco, pues ya pones el malo para que no se van a enterar.

Y me acabo de dar cuenta de un significado que puede tener esto aplicado al amor humano, es que hoy en día estamos con tantos chicos, con tantas chicas, salimos con un montón de gente, tenemos relaciones con un montón de gente, y luego ya, cuando ya llega un poco la edad de que el arroz empieza ya a ponerse un poquito, entonces ya buscamos a alguien con quien sentar la cabeza.

Le has dado el vino bueno a los anteriores y ahora el peor para el último.

No, no, no, al revés, el vino bueno, el vino bueno para la persona definitiva, el vino bueno para la persona definitiva. Y cuando estaba leyéndolo, pues he visto que esto se cumple en vosotros, que habéis vivido este noviazgo tan bonito durante este tiempo, acompañándoos, queriéndoos, conociéndoos, perdonándoos, reservándoos, hasta este momento tan bonito en que el vino bueno, ahora lo vais a poner.

El vino bueno. El matrimonio no es la tumba del amor, como mucha gente piensa.

No es la tumba del amor.

La tumba del amor son otras cosas.

El matrimonio es la decisión.

Es lo que nos hace humanos, el compromiso.

Fijaos en este mundo cuánta falta de compromiso hay. Desde que existe WhatsApp, pasa una cosa muy curiosa, y es que tú has quedado con alguien, y el mismo día lo confirmas. Oye, nos vemos hoy a las seis.

Pero luego a las cinco dices, oye, ¿cómo vas? Porque en cualquier momento te pueden cancelar.

En cualquier momento resulta que no. Si no lo confirmas...

Yo he habido veces que he quedado con gente y no se ha plantado.

Oye, ¿dónde estás? No, como no me has dicho nada, se habíamos quedado.

En mis tiempos, cuando no había WhatsApp, tú quedabas a tal hora en tal sitio, y ahí estabas. Es que si no, no había ni teléfonos móviles, ni siquiera cuando yo tenía 15 años.

Ahora no hay compromiso. En cualquier momento puede pasar cualquier cosa.

Puedo cancelar un plan, puedo pasar a otra cosa.

Y la falta de compromiso, ¿qué es lo que genera? Una sociedad débil en la que no se puede construir. ¿Por qué? Porque al final no hay ninguna base fuerte sobre la que podamos levantar algo que merece la pena.

El matrimonio es lo contrario. Es el compromiso.

Es, te elijo a ti. Y es, te elijo a ti incondicionalmente.

Y es, te elijo a ti para siempre. No te elijo a ti por un tiempo, por un año.