Pregones y figuras bíblicas en la Semana Santa de Doña Mencía. 85j2y

De pregones y trompetas, un espacio semanal sobre los orígenes de la Semana Santa de Doña Mencía, con Antonio Cantero, en Onda Mencía Radio.

En Onda Mencía Radio tenemos una nueva edición de De pregones y trompetas, así que saludamos ya al cronista Antonio Canterón. Antonio, muy buena. Un saludo a todos los oyentes de Onda Mencía Radio, darte las gracias una vez más por tu amabilidad por invitarme a participar en este programa, que hoy versará sobre el canto de los pregones y la presencia de figuras bíblicas en nuestros desfiles procesionales.

Como no puede ser de otra forma, este humilde trabajo se lo dedico a Pedro Reyes Santiago, sin cuya intervención no se habrían recuperado nuestros pregones en la década de los años 60 del siglo pasado, que por desgracia nos dejó fallecidos no hace mucho tiempo, pero al que siempre entiendo que debemos recordar.

Es nuestro recuerdo para Pedro y vamos a hablar hoy de quizá el elemento que más distingue, que más diferencia a la Semana Santa de nuestro pueblo. Cuéntanos cuál es el origen histórico de las representaciones de la pasión y de los pregones. Bueno, pues debemos tener muy presente que las representaciones de la pasión con figuras bíblicas, que se denominan también autos de pasión, era un teatro de carácter religioso, cuyo origen temporal hay que enmarcarlo en la Edad Media. Su razón de ser es que la sociedad de la época tenía un nivel cultural muy bajo y la gran mayoría de la población apenas sabía leer y escribir, por tanto existía una dificultad a la hora de que comprendieran los mensajes de la Biblia en general y los de la pasión de Jesucristo en particular. Por tal motivo se recurrió al teatro religioso, que era muy del gusto de la gente.

Vamos, el teatro religioso era como lo que hoy es la televisión o el Facebook, pues de esta forma se hacía más fácil de entender los dogmas de la religión, que complementaban la historia narrativa que estaban en las distintas partes de los edificios religiosos, como muros, vidrieras, bóvedas, tímpanos, capiteles, retablos, o sea, todo el ornamento religioso que hay en un edificio. Facilitaban su enseñanza, pues su contenido se podría comunicar mejor con el lenguaje hablado y los montajes escénicos de los referidos autos de pasión. ¿Y qué relación tiene ese teatro religioso, esas representaciones, con las cofradías? Bueno, aquí nos tenemos que referir al Concilio de Trento, finalizó en 1563, que nos sirve de referencia temporal, donde las cofradías y hermandades se convirtieron en baluarte en defensa de la contrarreforma y muro de contención frente a la idea protestante.

Por este motivo, las celebraciones pasionistas fueron muy fomentadas también por la autoridad eclesiástica, por cuanto servían para manifestar y hacer llegar los mensajes de los evangelios, de la liturgia del Trido Pascual a la gente. Todo lo cual se conseguía con la presencia de las imágenes religiosas que participaban en procesiones, pero también estaban presentes las figuras bíblicas que escenificaban escenas del relato bíblico relativa a la pasión de Jesucristo. Pues como hemos dicho, de esta forma se transmitía de forma más fácil el mensaje religioso. Pero también debemos tener muy presente que en el Concilio de Trento se prohibió de forma expresa las representaciones de teatro sacro con actores vivientes, permitiéndose el desfile con esculturas, las imágenes que reciben cultos que son inmóviles y dentro, por supuesto, de los cánones establecidos por las autoridades eclesiásticas.

Sin embargo, el único recuerdo permitido de los antiguos autos de pasión fue que se permitió acompañar a los tronos con personas que iban disfrazadas de figuras bíblicas, con la cara oculta por sus rostrillos, que portaban un martirio o símbolo que servía para identificarlo. En Doña Mencía vemos a San Pedro con la llave del cielo, a Judas lleva la bolsa de las monedas y Poncio Pilato la sentencia que condena a Jesucristo, por ejemplo. Si bien debían permanecer en silencio durante las procesiones, esto significó el máximo acercamiento entre la religión oficial católica y la religiosidad popular, que era muy propensa a la teatralización de las celebraciones religiosas. Otro dato relevante fue que a comienzos del siglo XVII los cortejos procesionales iban a impregnar de la estética barroca, donde la teatralidad era una de las notas más características. De igual forma, teniendo en cuenta la dimensión didáctica del teatro religioso que estamos señalando, como el medio más adecuado para transmitir los misterios