T4. E2. Vida prestada 3n5h1f

Si tu mero mole es el chismecito y los problemas de la vida cotidiana, acompáñame a la próxima estación.

Hola, hola y bienvenidos al segundo episodio de la cuarta temporada de Próxima Estación.

Por si todo alguno de ustedes no me conoce, mi nombre es Jey Rodriguez y el día de hoy voy a platicar de un tema que la verdad me ha dado mucho miedo platicar en temporadas pasadas, pero creo que ya es el momento. Hay una persona que me inspiró mucho a querer hablar de este tema, tal cual no me contó su historia.

También entiendo en parte por qué, pero la verdad es que es complicado. Es complicado hablar de este tema porque sí es delicado, pero es algo que nos toca profundamente a muchos de nosotros, no? Qué es la relación que tenemos con nuestros animales de compañía y realmente también este proceso de perderlos.

Esto es bien complicado. Voy a tratar de no ponerme muy emocional y muy sentimental porque la verdad este tipo de temas a mí sí me pegan bastante, pero bueno, todos sabemos que los animales de compañía no son simplemente mascotas, son esos compañeros, son amigos y a veces hasta terapeutas emocionales y nos acompañan en los momentos felices, en los tristes y nos brindan un amor incondicional que muchas veces no sabemos cómo describir y el amor que sentimos por ellos es inmenso y eso hace que la pérdida sea aún más difícil de poder enfrentar.

Por eso hoy quiero hablar de cómo podemos manejar este duelo cuando perdemos a uno de nuestros seres tan especiales. Y además, si conoces a alguien que está pasando por este proceso, también quiero compartirte algunos consejos de cómo puedes manejar la situación, cómo puedes consolar a quienes están sufriendo esta pérdida, porque realmente la muerte de un animal de compañía es un duelo legítimo y profundo y debemos darle el espacio que merecen.

Así que acompáñenme en este episodio que vamos a reflexionar sobre cómo nuestros amigos peludos iluminan nuestras vidas y cómo nos vamos a enfrentar a su partida cuando llegue ese momento o si estamos en ese momento y cómo podernos sanar poco a poco, porque es un proceso. En primera instancia vamos a comenzar con algo que muchos de nosotros sabemos en lo más profundo de nuestro ser, que es que nuestros animales de compañía son, en muchos sentidos, vidas prestadas.

Entonces llegan a nuestras vidas, nos llenan de amor, pero su tiempo con nosotros es limitado y aunque en el momento en el que lo adoptamos o lo llevamos a nuestra casa, nunca vamos a pensar que eso va a suceder, siempre va a estar como muy lejano ese momento y con el paso de los años, pues realmente este conocimiento de su fragilidad y de la brevedad que se va instalando en nuestra mente, se vuelve cada vez más latente.

Entonces, aún sabiendo esto, yo creo que nos encontramos completamente desprevenidos cuando llega el momento de su partida. No estamos esperando, tampoco sabemos en qué momento va a suceder y este vínculo que creamos con ellos es tan profundo que no podemos simplemente considerar la relación como algo efímero o superficial. Un perro, un gato, un conejo, un pez, cualquier otro animal, realmente se convierte en parte de nuestra familia y no sólo se hace un espacio en nuestra casa, sino que también se hace un espacio bastante grande en nuestro corazón.

Ahí ya me empecé a poner sentimental, perdón. Entonces el amor incondicional de un animal realmente es puro, es algo único, es indescriptible. Ellos nos aceptan tal y como somos, realmente no nos van a juzgar por las virtudes que tengamos o los defectos que tengamos. Ellos brindan su amor incondicional sin esperar absolutamente nada a cambio y creo que eso es algo que a veces nos cuesta encontrar en las relaciones humanas y por eso nos refugiamos tanto en los animales.

Y realmente cuando un animal llega a nuestra vida, muchas veces se convierte en el confidente silencioso que está a nuestro lado en los momentos de soledad o de tristeza. Son los compañeros que nos despiertan por las mañanas con mucho entusiasmo, que se acurrucan con nosotros cuando necesitamos consuelo, nos acompañan sin juzgar nuestros días buenos o nuestros malos, o simplemente siempre va a haber alguien que te va a estar esperando.

Y aunque sabemos que su tiempo con nosotros va a ser cortito, esa brevedad no hace que su presencia sea menos significativa, al contrario, creo que nos enseña a valorar el presente porque aunque los animales no tienen el mismo concepto del tiempo que nosotros, pues ellos viven en el aquí y en el ahora. Y esta es una de las lecciones más poderosas que nos dan, que el momento presente es lo único que realmente tenemos.

Y este duelo por la pérdida de un amigo peludo o no peludo, porque también hay unos que no son peludos pero bueno, generalizando, llega de una manera muy difícil en nuestra historia. Es la inevitable despedida. El perder a un animal de compañía es como perder una parte de ti mismo.

Muchos de nosotros no estamos preparados para eso.