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Historias Pulp
EL HOMBRE QUE FUE JUEVES. CAPÍTULO 8

EL HOMBRE QUE FUE JUEVES. CAPÍTULO 8 1o838

29/4/2025 · 31:55
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Historias Pulp

Descripción de EL HOMBRE QUE FUE JUEVES. CAPÍTULO 8 53b30

El hombre que fue Jueves , una novela de GK Chesterton que los va a llevar por un camino lleno de misterio, intriga y sorpresas inesperadas. Imagina a Gabriel Syme, un poeta con una vida aparentemente tranquila, que de pronto se ve arrastrado a un mundo secreto donde nada es lo que parece. Su aventura comienza cuando recibe una misión: infiltrarse en un grupo extraño y peligroso, liderado por una figura enigmática conocida como Domingo. Este consejo, donde cada miembro lleva el nombre de un día de la semana, está envuelto en sombras, y Syme, ahora Jueves, tendrá que navegar entre el caos y el orden para descubrir qué está pasando realmente. Con un estilo único, Chesterton mezcla humor, filosofía y un toque de lo absurdo en una historia que te mantiene al borde del asiento. ¿Es una conspiración? ¿Un juego de máscaras? ¿O algo mucho más profundo? Esta no es solo una novela de detectives, es un rompecabezas que te invita a reflexionar mientras disfrutas de el estilo incisivo, directo y lleno de poesía de este autor inglés. Chesterton insistió en que la novela no pretendía describir el mundo real tal como era, sino el "mundo de duda salvaje y desesperanza" que los pesimistas describían en su época, con "solo un destello de esperanza en algún doble significado de la duda".Nos ofrece, por tanto, una narrativa que, aunque está llena de tensión y caos, termina con un mensaje de esperanza y afirmación de la bondad. 94j5c

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El hombre que fue jueves.

Gilbert K Chesterton.

Capítulo ocho.

El profesor se explica.

Cuando Gabriel Sime se encontró instalado en su silla y vio frente a él al profesor de las espesas cejas y los párpados caídos, otra vez sintió miedo.

Era pues seguro que este sujeto incomprensible lo perseguía desde el momento de dejar el consejo.

El contraste entre su estado paralítico y su amplitud para seguir una pista lo hacía más interesante, pero no más tranquilizador.

Poco consolador sería que Sime no lograra sorprender el misterio de aquel hombre, mientras que aquel le arrancaba el suyo.

Sime acabó con su jarro de cerveza antes de que el profesor probase la leche, que daba una probabilidad de esperanza, pero también era desesperada.

Todavía pudiera ser que aquella persecución no significara sospecha alguna, que fuese un rito o signo convencional.

Tal vez aquella loca carrera era una advertencia amistosa que él no sabía entender.

Algo convencional, en suma.

Quizá era de reglamento cazar al jueves a lo largo de Chipside, como de costumbre escoltar por allí a Lord Mayor recién nombrado, y se disponía a averiguarlo con maña, cuando el viejo profesor lo abordó inesperadamente y con sencillez.

Antes de que Sime hubiera propuesto su primer pregunta diplomática, ya el viejo anarquista, sin andarse con rodeos, había disparado la siguiente ¿Es usted policía? Todo lo esperaba Sime, menos un ataque tan brutal y directo.

A pesar de toda su presencia de ánimo, apenas pudo contestar afectando una locuacidad risueña.

¿Policía? Y trató de reír.

¿Y qué me encuentra a mí de policía? Muy sencillo, dijo el profesor tranquilamente.

Me pareció que era usted policía, y me lo sigue pareciendo.

¿Me habré puesto un casco de policía por descuido al salir del café? Preguntó Sime, esforzándose por sonreír.

¿Llevo por casualidad algún número en el traje? ¿Tienen aire policía con mis botas? ¿Qué tengo de policía? ¿No le parezco a usted más bien un empleado de correos? El profesor sacudió la cabeza con aire convencido.

Pero Sime continuó con ironía febril.

Tal vez yo no alcanzo la sutileza de su voz.

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