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Cantares De Un Bardo
Ep. 98 Bach, Jam Sessions e Improvisación

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14/4/2025 · 14:36
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Cantares De Un Bardo

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¿Sabías que Johann era un nombre muy común en la familia Bach? ¿Y que una de sus grandes capacidades era la improvisación? Conectamos su historia con el jazz de las jam sessions que se celebraron desde 1920. Alemania y Estados Unidos, Leipzig y Harlem, el Café Zimmerman y casas de alquiler... sudor, técnica y pianofortes ¡Espero que te guste! 511w4e

Lee el podcast de Ep. 98 Bach, Jam Sessions e Improvisación

Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.

¿Alguna vez has estado en una jam session? Son relativamente frecuentes en las grandes ciudades y en las pequeñas. Bueno, ahí depende de cada caso concreto. Son una experiencia única para cualquier amante de la música. Todo se basa en la improvisación y son la excusa perfecta para traer un episodio que, como ya lees en el título, nos retorna al mundillo de la clásica, al barroco, a Alemania y a un nuevo aniversario. Según cuentan decía el guitarrista Derek Bailey que la improvisación libre es tocar sin memoria.

Muy buenas, soy Juan Eguerren. Bienvenido, bienvenida a un nuevo cantar de este joven bardo. Hoy te traigo a Alemania, Nueva York, un monarca prusiano, una amplia familia, pianofortes, jazz y café. Hoy hablamos de Bach, las jam sessions y la improvisación.

¿A quién le gusta Juan Sebastián Bach? Apuesto que a todos ustedes, lo sepan o no, a gustarles Juan Sebastián Bach. Revitalizó a Vivaldi, fue contemporáneo de Händel, inspiración de grandes y compositores como Mozart o Beethoven lo tuvieron en mente durante décadas. De todos ellos tienes ya episodio, jeje. Si te mola el mundillo, o si no, bichea por este podcast y dale una oportunidad a sus cantares. Nuestro protagonista nació en 1685. Este 31 de marzo se cumplieron 340 años desde que llegó a este mundo y lo hizo en Eisenach, Alemania. Aprendió desde pequeño a tocar el violín y el clavicémbalo y el órgano. Primero con su padre, luego con su hermano mayor, Johann Christoph. Como curiosidad, Christoph y Johann son dos nombres muy populares en esta familia. El bisabuelo de nuestro protagonista se llamaba Johann Hans, su abuelo Christoph, su padre Johann Ambrosius, un tío Johann Michael y dos más eran Johann Christoph.

Así, los dos juntos. Y sigo, nuestro prota Johann Sebastian, sus hermanos Johann Christoph y Johann Jacob. Y tuvo un primo, ¿adivinas el nombre? Exacto, Johann Nikolaus. ¿Siguió Johann Sebastian con la tradición familiar? Pues sí, de sus seis hijos a uno lo llamó Johann Christoph Friedrich, a otro Johann Christian, a una hija la llamó Johanna Carolina. Y ojo la vuelta de tuerca de este follón, su hija Elisabeth Julian Frederica Bach se casó con un compositor alemán que se llamaba Johann Christoph. Pero se apellidaba al Nicol. Bueno, sí, no se casó con un pariente, pero ya es casualidad. La familia de Johann Sebastian Bach y su ciudad del centro de Alemania estaban muy asociadas con Martín Lutero y su reforma y él absorbió todo ese profundo sentimiento religioso y lo fue plasmando en sus obras, lo cual nos daría para un tema aparte, para otro episodio.

Aunque sus padres fallecieron cuando era joven, como muchos genios y genias, mi tocayo destacó desde chaval. De adolescente, Bach recibió una beca para cantar en un coro de la ciudad de Lüneburg, en el norte de Alemania, y es importante detallar que en la época de nuestro protagonista la gente no era libre como tal en toda Alemania. Eras libre si residías en una de las ciudades imperiales libres. En caso contrario, eras propiedad del soberano. Como es el caso del duque de Weimar, a los 18 años se convirtió en músico de la corte de Weimar, cerca de su ciudad natal, y los años siguientes fue organista en iglesias de varias ciudades. Finalmente, con apenas 22-23 años, en 1708, le ofrecieron a Johann un prestigioso puesto, concertino en la corte ducal de Weimar, una de las más cultas de Europa en aquel entonces. Aunque cambió de curro alguna que otra vez por diversos conflictos.

Sí, parece ser que no tenía muy buen temperamento, de hecho acabó rebotado a la corte del príncipe Leopoldo de Anhalt-Köthen, y disfrutó de un productivo lustro en el que compuso los conciertos de Brandenburgo, el clave bien temperado, algunas de sus obras más recordadas y elogiadas, vaya. En 1723 se trasladó a Leipzig como director musical y cantor de la iglesia de Santo Tomás de Leipzig. Allí permaneció el resto de su vida, y de hecho fue director de un Collegium Musicum, un tipo de sociedad musical, en muchos casos amateur, pero con directores ilustres. La suya fue dirigida por Telemann, que la refundó, y después por él mismo, por el propio Johann. Este conjunto se reunía en el Café Zimmermann de Leipzig, y cuentan que allí él, Telemann y los estudiantes improvisaban y entretenían al público asistente. Sin programas, sin ensayos, muchas veces tocaban a primera vista.

En verano tocaban en la calle y siempre a precio de un café. Vamos, que podías ver a Bach y compañía tocar gratis mientras simplemente consumías, mientras tomabas tu cafecito de media tarde.

Fue ese ambiente el que inspiró a Johann a escribir la conocida como Cantata del Café.

En el libreto se sugiere que algunos de los

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