
Descripción de Mi casa x6s5
En este capítulo me he propuesto volver un par de años atrás en el desarrollo de la vida de don Fernando Álvarez de Toledo y Pimentel. Más que nada para mostrar hasta qué punto existía ya confianza y buen entendimiento entre él y su Sacra Cesárea Católica Real Majestad. O sea, Carlos I de España y quinto emperador de Alemania con ese mismo nombre. Y para ello os invito a viajar a 1534. Es decir, dos años antes de la partida para meterse en lo de Túnez. 6h51s
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Para hernos matao.
Un podcast de Víctor Fernández Correas para Galeán y Cía.
Capítulo nueve.
En este capítulo me he propuesto volver un par de años atrás en el desarrollo de la vida de Don Fernando Álvarez de Toledo y Pimentel.
Más que nada para mostrar hasta qué punto existía ya confianza y buen entendimiento entre él y su Sacra Cesárea Católica Real Majestad.
O sea, Carlos I de España y V Emperador de Alemania con ese mismo nombre.
Y para ello os invito a viajar a 1534.
Es decir, dos años antes de la partida para meterse en lo que es todo.
¿A qué viene pegarse este vuelco en la historia y regresar a un año ya pasado en la vida del Duque de Alba? Muy sencillo.
Ese fue el año que al Emperador se le puso la entrepierna por ser...
¿Está filmando? Se le puso la entrepierna, como digo, visitar Castilla.
O como dice Manuel Fernández Álvarez, el profesor Manuel Fernández Álvarez en la biografía El Duque de Hierro dedicada al personaje Castilla la Vieja.
Visitar que incluía sus principales ciudades indias.
La razón de ser, como ya conté en su momento, el Emperador Carlos V era darse una vuelta para ver cómo iban las cosas por allí.
Por hacer más efectivo, si cabe, el perdón general decretado en su día.
Algo así como él.
Que os vengo a ver, a ver qué tal van las cosas y más que nada, por interesarme por lo vuestro.
No me vengáis con tal y más cual.
Aunque también hay que verlo de otra manera.
Como la visita de alguien que empezaba a hacer de Castilla su tierra.
Algo así como él.
Que ya soy uno de los vuestros.
Vamos a llevarnos bien y todo eso.
Abro comillas.
En ese ir y venir de Carlos V por la estepa castellana le vemos pasar de Ávila a Salamanca.
Cierro comillas.
Detalla Manuel Fernández Álvarez.
Pero es aquí que al Emperador se le ocurrió desviarse de la ruta inicialmente trazada de Ávila a Salamanca, como ya he dicho, para visitar al Duque en su castillo de Alcaetor.
Fue un aquí te pillo, aquí te mato.
Oígale, vamos a hacer una porcilla de esos chorizos que hace buen día y luego ya seguimos.
Tres días permaneció el Emperador en el castillo del Duque de Alba.
Tres.
Del sábado 13 de junio, fecha de su llegada, hasta el lunes 16, fecha de su partida.
Abro comillas de nuevo.
Indicio evidente de que el Emperador tenía en alta estima al joven Duque y quería hacerlo patente visitándolo en su morada.
Cierro comillas.
Prosigue el profesor Fernández Álvarez.
A ver, ¿cómo no lo iba a estimar viendo todo lo que había hecho por él ya y todavía sin saber lo que le quedaba por hacer? Desde luego, qué bien se llevaban del Duque de Alba y Carlos I de España y Quinto de España.
En cambio, con el hijo, con Felipe II, ahí pintaron vascos. Ah, pero eso ya es otra historia.
Por cierto, ¿y durante esos tres días de qué hablaron mientras estuvieron juntos en Alba de Torres? De Túnel, seguro, como bien explica Gerry Kemen en su biografía del Duque de Alba.
Y del turco chico Barbarroja y de sus andanzas, también.
En definitiva, lo que hicieron fue preparar la campaña que ya recogí hace un par de episodios.
En consecuencia, visto ya este capítulo de vuelta al pasado, en el próximo ya adelanto que se marca un almendro, o sea, si vuelve, acá se vuelve, después de estar dos años liado con sus quehaceres en compañía del emperador.
Pero eso ya será la próxima semana.
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