Los hombres van a la guerra - Tomás Downey | Audiolibros Por qué leer 5y6t1

Y una cicatriz una marca un recuerdo una angustia la desgracia pasa pero no se olvida permanece mi nombre es cecilia bona esto es audiolibros por qué leer y hoy les voy a leer los hombres van a la guerra del autor argentino tomás downey este cuento forma parte de la antología el lugar donde mueren los pájaros editada por fiordo editorial en dos mil diecisiete y que en dos mil veinticuatro llegó a su quinta reimpresión una gran cantidad de lectores conocieron a este autor mediante la antología que les cuento pero no fue mi caso porque hasta hace muy poquito tiempo no lo habia leido nunca pe pero en una de las reuniones por fin de año que tuvimos en la distribuidora de este editorial que se llama big sur nos invitaron a escuchar a leer lo que fue un adelanto de la próxima novela de thomas que se va a llamar lópez lópez también le va a editar fiordo y cuando lo escuché leer era thomas me di cuenta de que había algo en su literatura en su forma de escribir en su manera de concebir los textos que me está llamando poderosamente entonces leí esta antología también con grandes amigas que me lo recomendaron por eje loulé gallo y no pude dejar de pensar en la forma en la que voy a usar un lugar común como mecanismos de relojería están armados estos cuentos esta historia es durísima es muy poderosa esta manera de transmitir emociones que consigue el autor vamos a la lectura después charlamos las tardes ya no parecen tan largas josefina lee junto a la salamandra casi se está bien con esa luz naranja la ventana cubierta de nieve la taza humeante todavía ite aunque a veces cueste conseguirlo es de esas cosas que parecen no acabarse nunca ni siquiera la guerra es una amenaza los combates se fueron trasladando las afueras cada vez más lejos ya no caen bombas nadie tiene que correr a los refugios nadie gana ni pierde las noticias son confusas pero se transmiten con una calma diáfana una semana los independientes ocupan un cuartel fusilan generales toman prisioneros a la siguiente los nacionalistas recuperan terreno de capitán rivales y plantas sus cabezas en picas al costado del camino ya no importa quiénes o cuántos mueren en los detalles sangrientos todas las tardes pasan los carros cargados de cadáveres los límites entre un cuerpo y otro confundidos también está el hambre pero siempre llegan cargamentos oficiales o clandestinos y si no llegan hay reservas latas o frascos que todos se esconden por las requisas sí hay escasez siempre alguien invita para luego recibir cuando no tiene pero hasta esa solidaridad tiene un sabor rancio la gente regala comida como si se la sacara de encima y los que no tienen la reciben sin haberla pedido casi como una carga el timbre grave y apagado del teléfono la distrae josefina pierde el hilo del poema lo deja sonar pero finalmente se levanta escucha la voz entrecortada de helena la madre de manuel y luego una interferencia la mitad de las antenas se derrumbaron en los bombardeos quedan algunos hierros retorcidos que se elevan al cielo y parecen monumentos cómo estás pregunta elena cuando la llamada conecta mejor josefina siente pero mejor que cuando no lo sabe su propia voz le resulta extraña esta acostumbrada al silencio hablarse a sí misma con gestos y reconocerse en el espejo a veces no sabe si está triste cansada o aburrida hasta que se mira y se ve la rigidez en la comisura de los labios el ceño fruncido el gesto ausente que tanto le gustaba a manuel