Hechos 28, A prueba de todo, el propósito de Dios no falla y14

Buenos días. Dios les bendiga mucho. Gracias a Dios por la oportunidad que nos dan de tener un día más para venir y aprender de su palabra, para cantar, para darle la honra y la gloria a Él.

El día de hoy, si Dios nos permite, vamos a concluir el libro de los Hechos, así es que ya vayan buscando Hechos capítulo 28, ya es el último capítulo que vamos a revisar y pues ojalá que algo se nos haya quedado de este libro, hayamos aprendido algunas lecciones interesantes, algunas lecciones importantes. El libro es muy bonito, yo les invito a que lo lean, a que lo repasen en sus casas detenidamente. Esa es una cosa que nos va a dejar mucha, mucha enseñanza, mucha edificación.

Es un libro muy bonito, así es que los invito a que nuevamente lo lean en sus casas y estén listos para obedecer. Antes de dar inicio, vamos a ponernos de pie, por estos de pie, y vamos a hacer una oración a Dios. Señor Dios bendito que estás en los cielos, gracias, gracias por esta mañana, gracias por bendecirnos, gracias por cuidarnos, gracias por los hermanos que estamos aquí para escuchar un poquito más de tu palabra, ayúdanos a entender, ayúdanos a apreciar las enseñanzas que tienes para nosotros en la Biblia y ayúdanos a obedecer, a hacer las cosas que tú nos pides. Que tengamos ese corazón obediente, ese corazón que te honra y te glorifique. Muchas gracias en el nombre de Jesús. Muy bien, tomen asiento por favor.

Pues recordarán que Hechos es un libro que nos habla de las cosas que sucedieron después de que Jesucristo se fue al cielo, pero justo justo antes de que fuera al cielo Jesucristo les dijo a los discípulos no se vayan de Jerusalén, esperen porque van a ser revestidos del poder de Dios y me van a ser testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta lo último de la tierra.

Y ese es el desarrollo del libro de los Hechos, vamos viendo las etapas de cómo Dios va extendiendo la iglesia desde Jerusalén hasta lo último de la tierra. En Hechos 23, cuando Pablo está ahí empezando su defensa, en el versículo 11 dice lo siguiente, a la noche siguiente se le presentó el Señor y le dijo ten ánimo Pablo, pues como has testificado de mí en Jerusalén, así es necesario que testifiques también en Roma.

Sabemos que Dios usó a Pablo de una manera increíble, primero antes de ser convertido lo usó como el perseguidor para que la iglesia saliera de Jerusalén y empezara la predicación en otros lados y después se le aparece en el camino, lo transforma, lo cambia y Saúl se convierte en un discípulo de Jesucristo y ahora él se encargaba de ir a las ciudades a predicar.

Cuando lo arrestaron en Jerusalén, trataron de matarlo, trataron de quitarle la vida varias veces hasta que él apeló a César y tuvo que ir en un viaje a César. Pero es interesante cómo el Señor le dice a Pablo, ten ánimo Pablo, porque pues como has testificado de mí en Jerusalén, así es necesario que testifiques también en Roma.

Y capítulo 27 y capítulo 28 nos habla de ese viaje que hizo desde Cesarea a través del mar hasta llegar a Roma. En el capítulo 27 el apóstol inicia su viaje en barco, un viaje que parecía un viaje rutinario pero que se convirtió en una peligrosa aventura, casi les cuesta la vida a todos los que iban ahí en el barco.

Y reflexionamos acerca de algunas cosas de esta primera parte del viaje, vimos que la vida es como un barco, todos estamos ahí en ese barco y tenemos diferentes compañeros de barco y diferentes circunstancias. También vimos que hay tormentas en la vida, así como hubo una tormenta que azotó el barco de Pablo, unas tormentas también nos van a presentar a nosotros. Pero dijimos que Dios está en