EP233: ¿Conoces la historia de Elias? 603c6d

Vivimos tan conectados a la tecnología, que nos hemos olvidado de lo más importante, nuestra conexión con Dios.

Cargado de emociones, introspección, autenticidad y mucho corazón, cada episodio acompaña a Conchita Vargas Lugo a un viaje transformador y revelador, en donde el fin principal es regresar a nuestra esencia para conectar con Él, nuestro Creador.

Esto es Elijo creerle a Dios, el podcast.

Hola amigos, amigas, ¿cómo están? Otro jueves juntos, otro podcast gracias al Señor.

Hace rato estaba leyendo la Biblia y me tocaba leer Primera de Reyes, en el capítulo 17, y donde viene que Elías profetiza al rey Jacob que va a dejar de llover, que no va a volver a haber lluvia ni rocío hasta que Él lo declare otra vez.

Pero lo que me impresionó de ese pasaje fue que el Señor le dice a Elías, vete al río Kerit, que está enfrente del Jordán, y ahí te voy a mandar a mis cuervos para que te den de comer.

Y los cuervos en la mañana llegaban con el pan y la carne, y en la tarde volvían a llegar con pan y carne para que se alimentara Elías.

Más adelante, cuando se secó el río Kerit, porque no había llovido, el Señor le dice a Elías que se vaya a otra ciudad, y ahí va a encontrar una viuda que lo va a alimentar.

Y él se va a la ciudad que le dijo el Señor, y a la entrada de ese pueblo estaba una señora que era viuda, y le dijo, dame un vaso de agua.

Y cuando le iba a traer el vaso de agua le dijo, de una vez tráeme por favor una torta de pan.

Y la señora le dijo, solamente tengo harina, un poco de harina y un poco de aceite en cada bandeja, e iba a preparar un pan para después morirnos porque no tenemos que comer, mi hijo y yo.

Y Elías le dice, prepárame una torta de pan y tráemelo, que mientras, hasta que no llegue la lluvia, tus dos vasijas van a estar llenas, tanto de harina como de aceite, para que tengas tú y tu familia que comer.

Es un pasaje tremendo, lleno de amor, de misericordia, pero tengo claro que aunque lo entendamos y no lo creemos, no va a pasar absolutamente nada.

Me conmoví porque le dije, Señor, es que siempre ves por nosotros.

Entiendo que muchos están endeudados por malas decisiones, o porque hubo recesión, por lo que tú quieras y gustes y mandes, pero tenemos un Dios bueno, un Dios que es el dueño del oro y la plata, pero sobre todo, creerle a Dios, depender de Dios, es nuestra seguridad en todo.

Yo una vez estuve muy endeudada, y no, no me dejó Dios una bolsa de centenarios en la puerta de mi casa, que podía haberlo hecho, pero alineó todo, porque yo me acuerdo que le dije, Señor, detén a mis acreedores hasta que el arca esté llena, para que pueda responderles.

Y de alguna manera el Señor detuvo que no pasara nada con mis deudas mientras yo trabajaba para pagarlas.

Pero si tú no le crees a Dios y no sabes quién es, ¿cómo vas a depender de alguien que no conoces? Es que para mí es el sentido común.

Yo amo profundamente al Señor, pero lo conocí, lo conozco, leo su palabra y me maravilla.

Y hace rato le dije, Señor, así como le diste la provisión a Elías, me has dado la provisión a mí, porque todos los días hay comida en mi mesa.

A veces he pasado cosas muy difíciles, no sino,