Ep. 92 El Mesías que salvó a Handel (Aleluya) 1l5l6a

Dos preguntas. Primera, ¿se pueden hacer en dos días distintos? Pues hubo una época en la que sí.

Segunda, ¿conoces la particular historia del icónico Aleluya, Aleluya, Aleluya, Aleluya? Seguro que alguna vez lo has cantado. Resulta que salvo a su autor. Si eres fan del podcast ya sabes que me gusta variar en géneros, épocas, países y sí, estamos un poquillo quedados en el mundillo de la clásica últimamente, pero pronto saltaremos, ya te voy avisando. Nuestra historia de hoy tiene lugar a finales del siglo XVII, el XVIII y en Europa. Pero antes, muy buenas, soy Juan Egueren, bienvenido o bienvenida a un nuevo cantar de este joven bardo. Hoy te traigo estrenos, deudas, un virtuoso, un olvidado, padres controladores y algo de papas.

Hoy hablamos del Mesías que salvó a Händel. George Friedrich Händel nació un frío 23 de febrero de 1685 en Höll, un pueblecito del centro norte de lo que hoy es Alemania, en teoría. Buenas, susurrante, ahora llegaremos. Esta semana se cumplen más o menos 340 años de aquel día y sí, digo más o menos porque aquí llega la respuesta a la primera pregunta que hacía hace escasos minutos. Händel es ese tipo de personas que tiene dos fechas de nacimiento, una movida de papas. Con una búsqueda rápida verás que algunos apuntan que nació el 23 de febrero de 1685 y otros dicen que fue el 5 de marzo y ambos tienen razón.

De hecho están más acercados los últimos. La cosa es que en estos más de tres siglos ha habido un cambio de calendario. En el año 1582, el papa Gregorio XIII, aconsejado por sus astrónomos, decretó con una bula que el calendario que estaban usando en ese momento, el juliano, no estaba bien encajado y que estaba causando un cálculo erróneo de la fecha de Pascua. El calendario juliano, impulsado por el mismísimo Julio César, afirmaba que el año duraba 365,25 días, lo cual no es del todo cierto ya que redondearon hacia arriba, causando un problema de 11 minutos por día.

Según los asesores de Gregorio, desde el año 325 después de Cristo, cuando se puso fecha a Pascua en el primer concilio de Nicea, por culpa del calendario juliano, habían acumulado 10 días bisiestos de más. Si te fijas, Pascua no es un día concreto del año, pero siempre cae en jueves santo o viernes santo. Es porque en Nicea no se dijo día exacto, sino que se acordó que se celebraría el domingo siguiente a la primera luna llena tras el equinoccio de primavera. Habla de luna y, al mencionar equinoccio, también de sol. Por esos 11 minutos de error al día, el equinoccio se había retrasado y, como consecuencia, la Pascua también.

¿Se entiende? Espero que sí. Total, que para compensar el desfase, se decide que de un día para otro se salten 10 días, se recuperen, se acostaron un 4 de octubre de 1582 y se despertaron el 15 de octubre de 1582. ¿Cómo lo oyes? Se mantuvieron los años bisiestos, excepto cuando el año es divisible por 400. Ciencia y religión, amigo o amiga. Claro, cuando esto lo dice el papa, pues causa una conmoción en Europa. Como te puedes hacer a la idea, los primeros en aceptar el cambio fueron los católicos. Felipe II dio el cambiazo en sus dominios.

España, principados italianos, Portugal, luego lo cambiarían en Francia, Polonia y en 1583 en Alemania. Pero si Händel nació un siglo después, ¿por qué tiene dos cumpleaños? Veo que estás atento, porque hubo regiones crucianas que tardaron más. De hecho, la historia de Händel está muy vinculada a Inglaterra, que no hizo el cambio hasta 1752, después de su nacimiento. Por eso puedes leer ambas fechas. Fíjate si se alargó la movida que Gregorio dio el salto, como te contaba, en 1582 y Grecia no se adaptó al calendario del resto del mundo hasta 1923. ¿Seguimos con Händel? Dale, dale.

George Fredy Händel nace en 1685, el mismo año que Johann Sebastian Bach. Pero parece ser que no se conocieron. Era hijo de un destacado y exitoso bárbaro cirujano del duque local. Seguro que dejó sin nueces a más de un castrati. Episodio 31 del podcast. Händel padre quería que su hijo George estudiara Derecho Civil, pero el chavalín era más artista, más musical. Como en muchas otras ocasiones, intentó cortar de raíz los intereses de su hijo, lo que él llamaba tonterías musicales. Si George es recordado como músico es porque no dejó de lado sus pasiones.

De alguna manera se hizo con un pequeño clavicordio y consiguió subirlo a una pequeña habitación en la parte alta de su casa, instrumento que tocaba por las noches mientras su familia dormía. Imagínate cómo quedó la gente cuando, con sólo ocho años y en plena visita a un familiar, se subió al banco del órgano de una iglesia y se puso a tocar. Como ya podrás anticipar, su padre le recordó severamente que su camino debía ser otro. Aparentemente infrenable, en menos de dos años George ya estaba recibiendo clases gracias a un hombre.