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Corrupción con contrato, represión con firma. La tragicomedia latinoamericana de la semana 2m82y
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En este episodio hacemos un recorrido sin anestesia por las noticias más delirantes, indignantes y reveladoras del continente. Desde escuelas que torturan en México hasta parques eólicos subastados en Colombia, pasando por narcos con contratos millonarios en Guatemala, dictadores que fabrican paz a punta de represión en Nicaragua, y expresidentes que huyen… o al menos lo intentan. Analizamos cómo la corrupción ya no se esconde, la represión se institucionaliza y la impunidad se disfraza de política pública. Todo envuelto en la ironía de una región donde los mercenarios patrullan las calles, los hospitales pierden tus datos y los medicamentos caducan antes de llegar. Un episodio cargado de hechos reales que parecen ficción, y de preguntas incómodas que pocos se atreven a hacer. Si te interesa entender qué diablos está pasando en América Latina —más allá de los titulares— este es tu momento. Escúchalo, compártelo, y que no te lo cuenten con adjetivos neutros. 53n4e
Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.
América Latina no decepciona.
Si uno pestañea, se pierde tres escándalos, dos reformas absurdas y una nueva forma creativa de burlar la ley.
A veces da la impresión de que nuestros países compiten por ver quién logra combinar de forma más elegante el caos con la impunidad.
Esta semana, desde torturas en escuelas disfrazadas de institutos filosóficos hasta narcos que ganan licitaciones públicas y obispos que exigen justicia desde el exilio, el continente nos recuerda que la realidad siempre supera al guión.
Y si el guión es confuso, no es por falta de talento narrativo.
Es porque, en esta región, la lógica no siempre es requisito para que algo ocurra.
Así que ajusten el volumen, afilen el sentido crítico y prepárense para un recorrido por lo mejor y lo peor de la actualidad latinoamericana.
Spoiler.
Es todo parte del mismo espectáculo.
En México, educar parece haber dejado de ser una noble tarea para convertirse en una actividad digna de un thriller de bajo presupuesto.
El Instituto Educativo Socrático, en el Estado de México, no ofrecía precisamente lecciones de filosofía, sino sesiones de tortura.
15 estudiantes fueron rescatados tras haber sido sometidos a maltratos sistemáticos por parte de sus cuidadores en una escuela militarizada que, más que aula, parecía campo de entrenamiento para una distopía.
En una nación donde los desaparecidos se cuentan por decenas de miles y donde la ONU ha tenido que activar el artículo 34 de la Convención sobre Desapariciones Forzadas, parece que la pedagogía del horror se cuela desde las calles hasta las aulas.
La situación de derechos humanos es tan grave que organismos internacionales han tenido que recordarle a México lo básico, que la gente no debería desaparecer sin dejar rastro, por ejemplo.
Pero entre la indiferencia burocrática, los pactos de impunidad y la descomposición institucional, lo increíble se vuelve cotidiano.
En Jalisco, Estado que lidera la lista negra de desaparecidos, las autoridades acumulan cadáveres como quien colecciona sellos, mientras el discurso oficial sigue atrapado en un bucle de negación o franca ineptitud.
Pero si la tragedia no tiene fronteras, tampoco las tiene el negocio.
Corea del Sur decomisó recientemente dos toneladas de cocaína que viajaron plácidamente desde México haciendo escala en Ecuador, Panamá y China.
La globalización del crimen funciona como un reloj suizo.
La mercancía fluye, las rutas se diversifican, los contenedores se sellan y los narcos siguen de fiesta.
Quizá el problema no es solo la droga, sino el hecho de que nuestros países se han convertido en eficientes hubs logísticos del narco.
Deberíamos cobrar peaje.
La corrupción, por su parte, no se queda atrás.
La Cámara de Diputados en México aprobó una reforma a la Ley de Adquisiciones que, según voces opositoras, convierte la compra de medicamentos en una piñata sin reglas.
Ahora la Secretaría Anticorrupción podrá fijar precios sin consultar a nadie.
Y si eso suena a oxímoron, es porque lo es.
Anticorrupción que decide en solitario, adjudicación directa con estrategia de negociación y un comité de compras donde solo están los amigos del poder.
Todo muy transparente, salvo por los sobreprecios, las medicinas vencidas y los contratos opacos.
Birmex, la empresa estatal, ya está bajo la lupa por $13,000 millones en sobrecostos.
Pero no hay problema.
En México, los errores logísticos también se amparan con fuero.
En Argentina, el saqueo toma una nueva forma, esta vez no con armas ni sobres, sino con servidores.
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