Cara B 2-04 116r4f

DAZIBAO, segunda temporada, programa número 4, Estrellas.
Hace un par de semanas, apurando ya mis últimos días de vacaciones
y paseando por un sitio maravilloso con unos paisajes espectaculares,
pude escuchar una pequeña discusión entre un nieto y su abuela.
La abuela le decía que el sol era una estrella
y el niño, bastante indignado, decía que no, que en absoluto,
que el sol era el sol y las estrellas eran otra cosa, que salían por la noche.
Esa conversación, unida al enfado del niño,
me trajo a la memoria el relato breve, el cuento del pequeño pez,
esa historia que cuenta Tony Demelo en su libro El canto del pájaro,
que habla de ese pececillo que andaba buscando el océano constantemente
hasta que le dijeron que el océano era donde él estaba nadando
y se fue absolutamente indignado diciendo que aquello no podía ser el océano,
que aquello era tan solo agua.
Si os fijáis, todo esto es muy, muy cara B.
Somos como ese pez buscando el concepto inmenso, inabarcable,
incluso abstracto, de océano cuando el agua que nos rodea es la que nos da la vida.
Podemos contemplar el cielo estrellado, maravilloso, infinito,
pero el sol es esa estrella que está colocada a la distancia exacta,
según nuestra órbita, para que exista la vida, que si no, no sería posible.
Y la vida es sagrada, es todo lo que tenemos.
Imagino que todos conocéis una frase que se utiliza mucho en coaching
o en cursos de emprendimiento motivacionales,
y que para ese ámbito pues igual está muy bien,
que es la frase pensar en grande.
Aquí en cara B, como le damos la vuelta a estas cosas,
os queremos proponer como ejercicio pensar en pequeño.
Aquí en tan poco tiempo no puedo explicaros todos los ámbitos
donde se puede aplicar esta fórmula de pensar en pequeño.
Probadlo, es fácil.
Tienes un mal día, como muchas veces nombramos,
el ruido, la velocidad nos genera una ansiedad,
una sensación de que todo nos come y nos desborda.
Aplicas el pensar en pequeño.
Las cosas importantes, las que valen la pena,
frente a todo ese ruido y todo lo rio.
Los que piensan en grande, así en el peor sentido de la frase,
suelen sobrevolar muy alto los problemas y los sufrimientos,
suelen mirar a las personas como números, como estadísticas.
Estaréis hartos de verlos y escucharlos en tertulias,
debatiendo sobre la justificación o no de un ataque bélico,
de una respuesta.
Y no os cuento ya los expertos de barra de bar opinando
de una manera todavía más vehemente y gratuita y etílica
sobre cosas que afectan a personas, a niños,
y aunque estén al otro lado del mundo, son niños.
Si mueren niños no hay justificación ninguna.
Ese ruido y esa sobreinformación a cualquiera de nosotros
también nos puede despistar, llegar a anestesiarnos, acostumbrarnos.
Por eso es bueno aterrizar y seguir pensando en pequeño.
El pasado lunes 9 de septiembre, en medio de todos los reportajes
típicos de la vuelta al cole de los niños,
en el Telediario 2 apareció esta noticia.
En Gaza no habrá este año curso escolar.
Los colegios están destruidos por las bombas
o se han convertido en refugios.
Más de medio millón de estudiantes vuelven a quedarse sin clase.
Isra Abu Mustafa es una profesora palestina
que camina cada día entre ruinas y edificios destruidos
hasta llegar a una tienda de campaña
donde ha montado en una carpa una pequeña escuela.
Dice que quiere dar un poco de consuelo a los niños
a través del aprendizaje.
Necesitan apoyo.