002 - SECRETOS VATICANOS - PARTE DOS 5y6mz

Veinticinco de septiembre de dos mil veintiséis uno en errenteria una población situada al norte del país vasco un reducido grupo de supervivientes había encontrado refugio en el fuerte de san marcos una antigua construcción militar ubicada en la cima del monte avisaran a doscientos sesenta metros de altitud en términos de seguridad el lugar era interesante estaba lo suficientemente alejado de cualquier núcleo poblado a excepción de algunos caseríos dispersos y lo suficientemente cerca de las zonas donde poder encontrar suministros construida en el siglo diecinueve en sólida piedra al fuerte lo rodeaba un foso seco de manera que si algún infectado lograba hogar hasta allí caería en él sin posibilidad de salir era cierto que existían s desde el interior al foso pero con fortificar los fue suficiente el único al interior se efectuaba por un pequeño puente que si bien antiguamente fue levadizo hacía mucho tiempo que había dejado de serlo pero las puertas eran robustas y muy resistentes además el fuerte contaba en la parte superior con terreno cultivable que aunque no era llano más bien eran montículos era posible sembrar algo no sin cierto esfuerzo debajo del patio de armas existía un gran aljibe con capacidad para cien metros cúbicos que recogía las aguas pluviales por medio de canalizaciones a plena capacidad habría agua suficiente para abastecer a doscientos cincuenta personas durante ciento cincuenta días sin lluvia si el grupo era reducido contando únicamente con el agua aportada por la lluvia no pasaría a ser dos manos descendía con rapidez por las escaleras estrechas y desprovistas de barandilla que llevaban desde la parte superior del fuerte a una rampa que a su vez desembocaba en el patio de armas situado justo en el centro del complejo a pesar de que ya estaba más cerca de los cincuenta que de los cuarenta manos se desenvolvía con agilidad y las viejas y erosionadas escaleras de piedra parecían no intimidarle carlos prepara la furgo nos vamos de compras dijo dirigiéndose a un joven que charlaba amistosamente con una mujer apoyada en la fría pared de piedra dónde vamos preguntó carlos sin demasiado interés al carrefour respondió mano necesitamos más comí hay algunas herramientas la furgo como ellos la llamaban era un pequeño camión de reparto con la palabra bimbo serigrafiada en los costados debajo de las grandes letras un osito con gorro de cocinero parecía querer convencer a los potenciales consumidores de que su producto era el más delicioso carlos se despidió de la mujer que levantó un brazo para salud a mano y se encaminó hacia el vehículo aparcado fuera de los muros protectores no necesitaba consultar el indicador del salpicadero para saber que la furgo necesitaba ser reportada la última vez que había conducido aquel vehículo tenía menos de un cuarto de depósito y dudaba de que el gasóleo se hubiera echado solo antes de llegar a la furgo se dirigió hacia la cañonera donde guardaban las garrafas de combustible al resguardo del sol y la lluvia agarró un par de ellas y comenzó a verter el líquido en el depósito el gasoil formaba remolinos en el embudo y el olor que desprendía le trajo vagos recuerdos de unos tiempos que jamás volverían el carrefour se encontraba a unos veinte minutos del refugio la zona se mantenía relativamente limpia de infectados gracias a su posición geográfica en lo alto de una pequeña colina a pesar de todo nunca se podía bajar la guardia entre los coches aparcados siempre merodeaban algunos cadáveres y era difícil verlos hasta que literalmente uno se trope estaba con ellos cuando entraron en el aparcamiento algo llamó la atención de mano ese día la actividad era mucho mayor que de costumbre era como si los estuvieran esperando y a los dos hombres les recorrió un escalofrío para ordenó manu de repente aquí pasa algo hoy hay demasiados carlos soltó un bufido de contrato la edad detuvo el camión y apagó el motor manu se llevó un dedo a la boca para indicarle que no hiciera ruido un gesto á todas luces innecesario ya que carlos no tenía ninguna intención de atraer a ninguno de aquellos monstruos manu permaneció a la escucha durante varios segundos a cierta distancia parecía oírse algo extraño fuera de lugar eso es un despertador murmuró carlos mano con los ojos muy abiertos se encogió de hombros sin emitir ningún sonido joder sea lo que sea está atrayendo a todos los fiambres de alrededor susurro carlos el sonido se fue haciendo más intenso hasta que de la esquina más alejada surgió al trote un pastor alemán el perro no parecía ver a las criaturas que lo perseguían corría por un extremo de la carretera como si aquello fuera más divertido que perseguirse el rabo en un bucle infinito amarrado al collar llevaba lo que parecía un reloj despertador de aspecto antiguo de esos a los que había que darles cuerda para que funcionasen viene en nuestra dirección musitó carlos haciendo ademán de haga echarse para coger una pistola que llevaba colocada debajo del asiento del conductor manu lo miró de reojo sin saber bien qué hacer después volvió la mirada de nuevo hacia el perro era evidente que carlos quería disparar al pastor