010 - SECRETOS VATICANOS - PARTE DIEZ 40614

Cuatro de abril de dos mil veintisiete uno venga no seas holgazán chilló iban ciertamente enojado al ver que oscar hacía todo lo posible por evitar el trabajo cógele por los pies y ayúdame a meterlo dentro holgazán contestó oscar con aire cansado deberías modernizar tu lenguaje tío lleva van ya cuatro días en el vaticano y habían limpiado de cadáveres gran parte de la ciudad aunque solamente había que echar un vistazo a su alrededor para comprobar que aún quedaba mucho por hacer carlos alberto y carla desde la seguridad de los tejados o los campanarios de las iglesias adyacentes se encargaban de eliminar cualquier cosa que se moviera por las calles después óscar iván las recorrían con el cansado furgón policial al que habían despojado de todo lo que no fuera imprescindible para que pudiera moverse y cargaban los cuerpos en la parte trasera y tú deberías trabajar más replicó iván oscar al parecer decidió que ya era hora de hacer algo provechoso y se agachó para coger por los tobillos el cuerpo que iban ya estaba levantando por las axilas esto es asqueroso se quejó oscar nosotros recogiendo las mierdas y ellos allí tocándose los huevos oscar levantó la cabeza para señalar alberto sentado en un tejado a varios metros del suelo con unas cuantas latas de cerveza su alrededor algunas vacías y otras todavía no alberto le saludó con una mano y oscar le devolvió el saludo levantando el dedo medio en su dirección sube aquí verás parís dijo enojado tú sabes disparar bien preguntó iban justo en el momento en que oscar soltaba el cuerpo que quedó con las piernas colgando fuera del furgón podría aprender nadie ha querido nunca a enseñarme en ese momento sonó un disparo y oscar salto hacia atrás asustado lo siento se oyó decir a carla más trabajo volvió a quejarse oscar con el corazón latiendo tan deprisa por el susto que creyó que iba a salírsele del pecho un cadáver se había acercado demasiado a ellos y ahora yacía en el suelo con un enorme agujero humeante donde antes había teni la nariz después de recoger este último cuerpo iban subió al asiento del conductor y puso en marcha el motor del furgón carlos lo había reparado con cinta americana y algo de alambre no era un trabajo digno de iración pero teniendo en cuenta lo que esperaban de él a partir de ahora fue suficiente y ahora a qué esperas gritó al ver que óscar no se movía joder tio eres un puto negrero se quejó por enésima vez oscar mientras abría la puerta del acompañante y se subía al furgón al problema de qué hacer con los cuerpos le dieron solución cavando fosas comunes en los jardines vaticanos un espacio natural arquitectónico y artist tico de gran belleza y espiritualidad que contaba con una extensión de veintitrés hectáreas ocupando la mayor parte de la colina del vaticano al principio lo habían hecho a pico y pala un trabajo arduo y dolorosamente lento para el que tenían que turnarse continuamente para poder descansar pero el segundo día mano halló en una calle donde al parecer se estaban realizando trabajos de reposición de tuberías una mini excavadora kubota era una máquina muy pequeña diseñada para abrir zanjas para tuberías y poco más pero una excavadora pequeña era algo mejor que ninguna excavadora y como mano había trabajado hacía años haciendo mantenimiento en un almacén de compraventa de maquinaria de construcción tenía nociones básicas de su funcionamiento manu gritó iban sacando la cabeza por la ventanilla manu sonrió y levantó la mano para saludarle acababa de terminar una fosa todo lo grande que le había permitido el área de ese jardín apagó el motor de la pequeña excavadora girando la llave y después de extraerla la guardó en uno de los bolsillos de sus sucios pantalones te traigo un paquete de amazon bromeó iban pues ya sabes donde hay que colocarlo contestó mano señalándole con la cabeza la fosa que acababa de terminar vamos holgazán dijo iván dándole un brutal codazo a oscar que estaba repartido en el asiento y no se le adivinaba ninguna intención de levantarse joder tío ex clamó oscar llevándose una mano a las doloridas costillas tú no te cansas