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Las LLamas del Pecado
Seduciendo a un extraño. Capítulo 2

Seduciendo a un extraño. Capítulo 2 1l4k18

25/2/2025 · 01:27:57
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Las LLamas del Pecado

Descripción de Seduciendo a un extraño. Capítulo 2 2l4u1x

El deseo arde... y la pareja decide escribir las reglas para Javier. _____________________________________________ Hola! Ayúdame uniéndote a Ivoox desde los siguientes enlaces: * Anual https://www.ivoox.vip/?-code=c7cb5289b6e940372f0f816d1de4fe6e * Mensual https://www.ivoox.vip/?-code=9af38537eef891dabb408d0e292f3c38 *Plus https://www.ivoox.vip/plus?-code=208ff5ca551218eda9d25aad9113bc8c 65362k

Lee el podcast de Seduciendo a un extraño. Capítulo 2

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Hoy presentamos, Seduciendo a un extraño.
Capítulo 2
Nos quedamos solos en el salón los dos muy juntos en el sofá y la abracé desde atrás
apoyándola en mi pecho. Vaya cenita de puta que te has marcado. Lo que tú querías cornudo.
Ya te falta poco para que te folle Javier. De eso nada, de ahí no vamos a pasar a ver si te
crees que soy una cualquiera. Se dice una puta cualquiera golfa,
que le acabas de coger la polla al cabrón ese. Porque tú querías que la cogiera,
la próxima vez se la coges tú. ¿Yo? Yo soy muy macho para eso.
¿Seguro? Acabo de notar algo muy duro ahí detrás. Me estás poniendo hechumberraco zorra.
¿Por mi culpa o por culpa de la polla de Javier? Por las dos cabrona, me estáis poniendo a mil.
Pues tranquilízate un poco macho, que desde que lo conocimos ya me has pegado dos polvos
cornudito mío. Como me sigas diciendo cornudo te voy a follar aquí mismo.
¡Qué miedo me das, uy! No te follo ya porque tenemos visita y nos tenemos que comportar,
si no te ibas a enterar lo que es un polvo de verdad. Anda, anda que estás más caliente que
los palillos de un churrero, me dijo separándose para quedar sentada a mi lado. ¿Serás cabrona?
¿Me podrías hacer una mamada? No creo que Javier venga ahora al salón.
Para llevarme la contraria se escuchó abrirse la puerta del baño y Javier se asomó al salón.
Perdone, pero he tenido que utilizar vuestro gel, shampoo y el body milk. Nunca llevo porque
siempre cojo el del hotel. El próximo día lo traeré. Venía con una toalla nuestra anudada
a la cintura y el torso al aire. El poco bello de su pecho se iba haciendo más estrecho hasta
perderse bajo la toalla. ¿Te has echado el perfume de ella? Le pregunté. Echamos unas
risitas los tres. Pues no creas que, porque he estado a punto, me hubiera tenido que duchar
después otra vez. Pues que sepas que huele muy bien. Bueno ¿qué hacemos ahora, cenamos fuera
o pedimos algo? Dijo él. Te vas a resfriar así, le dijo mi novia, mejor te viste y lo hablamos.
Que va, no tengo nada de frío, y se vino a sentarse al otro lado de ella. Empezamos otra
vez, pensé yo. ¿Os gusta la comida china? Nos encanta, le respondí, espera que tenemos aquí
un folleto para pedir. Me acerqué a la cómoda y cogí el folleto de un cajón. Mira a ver qué te
gusta, le di el folleto y me senté otra vez al lado de Ana. Me gusta casi todo, así que pedirme
lo mismo que a vosotros. Luego vamos a la disco, ¿no? Sí, claro, dijo ella, oye que tienes aquí,
y le hizo girar el hombro un poco donde aparecía un pequeño moratón. Tengo algo. Es que hace dos
días me di contra el pico de un mueble mientras me ponía de pie. Ella le masajeó la zona con la palma
de la mano. Sana, sana, curita de rana, le dijo dándole un breve pico en la moradura. Seguro que
ya estará sanado para siempre, mira a ver si tengo alguno más y se giró para mostrarle toda la
espalda. Ahí no, como no lo tengas en el culo, le respondió ella y nos reímos los tres. ¿Lo quieres
inspeccionar por si acaso? Dijo él poniéndose de pie y quedando de espalda a nosotros mientras no
parábamos de reír. Ella le soltó una nalgada muy fuerte. Ay, serás mala, seguro que ahora sí tengo
algún daño ahí, se quejó mientras deshizo el nudo y la toalla se giró para quedar sujeta por
una mano quedando su culo desnudo ante nosotros. No tienes nada, guarro, anda tápate otra vez que
te vas a resfriar, le dijo Ana. Él se giró hacia nosotros mostrándonos una polla morcillona doblada
sobre unos grandes huevos totalmente depilados. Después se volvió a poner la toalla cogida con
una mano por delante sin cerrar del todo dejando ver parte de sus genitales, por último, se volvió
a sentar de nuevo. Has visto al tío este, dijo mirándome, debe ser exhibicionista o algo así.
Tampoco te vas a asustar con la de veces que hemos ido a playas nudistas, le respondí.
Sí, pero las personas decentes no enseñan esas cosas en un salón de su casa.
Pues podemos hacer como si los tres estuviésemos en una playa nudista, dijo Javier. Anda, anda,
tápate eso que no haces más que provocar mamoncete, le requirió ella. ¿Vale?

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