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Ecos de Asia
No todo es China. Asia se mueve en más direcciones

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27/4/2025 · 13:45
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Ecos de Asia

Descripción de No todo es China. Asia se mueve en más direcciones 482p57

Asia no es un bloque homogéneo y su destino no se decide solo en Pekín. Desde la transición democrática en Bangladesh hasta la crisis fronteriza entre India y Pakistán, pasando por el avance silencioso de la telemedicina en Kirguistán, este episodio explora las múltiples direcciones en las que se mueve el continente. Resistencias culturales, transformaciones tecnológicas, pugnas geopolíticas y señales de esperanza conviven en una región que es mucho más que la suma de sus conflictos. Porque no todo es China. Y entenderlo es esencial para ver el futuro que ya se está escribiendo. ¿Quieres anunciarte en este podcast? Hazlo con advoices.com/podcast/ivoox/2491431 i1sg

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Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.

En Asia, nadie duerme tranquilo, y no es solo por las guerras comerciales o los pulsos militares.

Es por algo más profundo, más inestable, más humano.

Una sensación extendida de que todo está cambiando demasiado rápido, y que incluso lo que parecía firme fronteras, gobiernos, contratos sociales, puede derrumbarse de un día para otro.

Esta semana ha sido un espejo de ese temblor.

Y si estás aquí, escuchando esto, es porque intuyes que algo importante se está gestando, lejos del ruido mediático habitual.

Que el poder se mueve, que las alianzas se reconfiguran, que las decisiones que se toman hoy en rincones remotos de Asia impactarán mañana mucho más cerca de lo que creemos.

Empecemos por Bangladesh, donde la historia ha dado un giro inesperado.

Muhammad Yunus, nobel de la paz y pionero del microcrédito, ha pasado de ser perseguido por el poder a convertirse en su reemplazo.

Tras la caída abrupta del régimen de Sheikh Hasina, acusado de represión política, corrupción sistémica y desapariciones forzadas, Yunus encabeza ahora un gobierno de transición.

A sus 84 años, no quiere el poder para sí, sino para abrir camino a otro tipo de liderazgo.

Uno que sane instituciones destruidas y que reconstruya, al menos parcialmente, la fe de una población exhausta.

Y para hacerlo, no ha dudado en mirar a China.

Porque en un mundo donde el dólar y el yuan compiten por moldear el futuro, incluso los idealistas deben elegir con quién caminar.

En Filipinas, la tensión también se mezcla con el cálculo.

La embajada china en Manila ha instado públicamente a los países del sudeste asiático a unirse frente a la guerra comercial impuesta por Estados Unidos.

Y aunque la respuesta oficial ha sido cauta, algunos analistas han empezado a sugerir que Filipinas debería colaborar con China de forma estratégica y selectiva.

Es un juego delicado.

Porque China quiere proteger el libre comercio.

Pero lo hace a su manera presionando, seduciendo, prometiendo.

Y los países de la región lo saben.

Saben que elegir no siempre es libre.

Que a veces simplemente se trata de sobrevivir al momento.

Indonesia, por su parte, ha recibido esta semana una señal contundente de ese reordenamiento económico regional.

El consorcio surcoreano liderado por LG se ha retirado de un megaproyecto de baterías para vehículos eléctricos.

Y en su lugar ha entrado Seyang Huayu Cobalt, una empresa china con respaldo estatal.

El proyecto, de más de 7 mil millones de dólares, no se ha caído.

Se ha transformado.

Y en esa transformación, China ha fortalecido su control sobre la cadena de valor energética del sudeste asiático.

No es solo industria.

Es soberanía delegada.

Es la transición energética reconfigurando mapas geopolíticos mientras se multiplican las alianzas técnicas y los intereses cruzados.

Pero mientras unos estrechan lazos, otros los cortan de raíz.

Esta semana, el ataque a un grupo de turistas en la región india de Cachemira ha detonado la peor crisis diplomática en años entre India y Pakistán.

Ambos países han expulsado a diplomáticos.

Cerrado el principal paso fronterizo y anulado visados.

Las familias mixtas, muchas separadas por décadas de desconfianza, ahora vuelven a enfrentarse al silencio absoluto del otro lado.

Historias como la de Yasmin, una mujer que logró cruzar de regreso a Pakistán, pero dejó atrás a su sobrina varada con pasaporte indio y cuatro hijos esperándola al otro lado, muestran el precio real de los conflictos entre estados.

El drama humano se repite en pequeños gestos turistas cancelando visitas, comerciantes llorando la ausencia de clientes,

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