Nº 151-VIAJEROS ROMÁNTICOS - “RONDA EN LA RUTA ROMÁNTICA DEL BAJO GENAL” - Anatole Demidoff (VIII) pj2f

Una ciudad, ronda, dos territorios en uno, la serranía rondeña y el campo de Gibraltar, unos personajes, arrieros, contrabandistas, guerrilleros, bandoleros, serranos y...

Un programa en coperronda, viajeros románticos, con Faustino Peralta, cronista oficial de la ciudad de ronda. Buenas tardes y bienvenidos de nuevo a nuestro programa viajeros románticos, aquí en coperronda, encantado de estar una semana más con todos ustedes. Ronda en la ruta romántica del Bajo Genal, Anatol Demidov, octava parte, fecha del viaje 1847.

En el episodio anterior incluimos fragmentos del libro diálogo sobre la noble y antigua ciudad de Ronda, entre Reynoso, Fariñas y Espinel, que Demidov introdujo en su relato sobre nuestra ciudad, obra del autor rondeño Rivera Valenzuela. Y continúa Demidov diciéndonos al respecto. La situación singular de Ronda y el papel desempeñado por el Tajo en este pintoresco emplazamiento, son descritos con amor por el autor, se refiere a Rivera Valenzuela, aunque lo hemos esbozado nosotros mismos a nuestra manera.

Aquí, sin embargo, con ello es suficiente para completar nuestras imperfectas nociones del Guadalevín, ese estrecho río que aquí es tan ruidoso y que ha excavado un cauce tan extraño dentro de estas inmensas profundidades. En el barranco, es decir, en el cauce aguas arriba de Ronda, y que más adelante se convierte en el maravilloso Tajo, se juntan tres arroyos, el grande, el de los navares y el arroyo de las culebras, la corriente de serpientes.

Sus combinados tributos componen la cristalina y abundante fuente de la mina.

La mina, en la antigüedad fue llamada Criso por los griegos cuando entraron en España, debía ser nombre al oro que llevaba en abundancia.

Los árabes la llamaron Guadalevín, a partir del lugar donde penetra en la ciudad, más abajo el Guadalevín se convierte en Camelaljir, SIC, y finalmente tres leguas más adelante, aumentando por otros varios afluyentes, el Camalegir toma el nombre del Guadiaro, para mezclarse con el mar, no muy lejos de Gibraltar.

Avienus menciona este río en su descripción de la costa de la Bética, y dice que desemboca en el Mediterráneo no lejos de las columnas, lo que significa las dos montañas de Calpe y Ávila.

Méndez de Silva, en su Tratado de Población General, relata que el Guadiaro, como el Nilo, dobla su caudal cada primavera, porque viniendo de los pies de las montañas, recibe la nieve derretida con los primeros soles. Ya no es así, ya que las nieves ahora se recogen cuidadosamente en pozos y bóvedas, donde se guardan para el uso y el disfrute de los habitantes de la Baja Andalucía.

Don Fernando Reynoso continúa su discurso y agrega