Nº 150-VIAJEROS ROMÁNTICOS - “RONDA EN LA RUTA ROMÁNTICA DEL BAJO GENAL” - Anatole Demidoff (VII) 6o5w19

Una ciudad, ronda, dos territorios en uno, la serranía rondeña y el campo de Gibraltar, unos personajes, arrieros, contrabandistas, guerrilleros, bandoleros, serranos y...

Un programa en coperronda, viajeros románticos, con Faustino Peralta, cronista oficial de la ciudad de ronda. Buenas tardes y bienvenidos de nuevo a nuestro programa viajeros románticos, aquí en coperronda, encantado de estar una semana más con todos ustedes, ronda en la ruta romántica del bajo genal, Anatole Demidov, séptima parte, fecha del viaje 1847, en su largo relato dedicado a ronda, Demidov continúa con sus reflexiones mientras disfruta de nuestra ciudad, y sigue diciéndonos, la caridad hacia los vivos, practicada a la sombra de las instituciones municipales, con un celo y unas proporciones que hemos podido comprobar tan felizmente, se constata mejor aquí que la solicitud por los muertos, ronda tiene un hermoso hospicio para niños, sustentado con limosnas, el honorario de este establecimiento fue quien nos recibió en nombre del ayuntamiento, algunas grandes fortunas territoriales y agrícolas son las fuentes modestas pero benéficas de una asistencia pública siempre atenta, pero como no se pueden aliviar todas las miserias, la gente pobre aquí tiene una marca de angustia y dolor que aún no hemos notado en ninguna otra parte, en las ciudades marítimas las únicas con la excepción de Granada que hemos visitado hasta ahora, es raro de hecho que las familias más miserables no encuentren una ocupación entre los miles de movimientos del puerto, el mar es generoso en muchas formas y los marineros están preparados para alcanzar la vejez y el sufrimiento, pero aquí en Ronda, en estos espacios abandonados donde uno llega sólo a través de desiertos, la escasa variedad de existencias en el trabajo debe ofrecer pocas posibilidades, las profesiones son poco numerosas, la agricultura confinada a una escasa zona suficiente para abastecer a la ciudad, no requiere ni una gran cantidad de brazos ni mucha inteligencia, se deduce que los hombres de acción atraídos por el vecindario de lugares comerciales como Málaga, Gibraltar, Cádiz y Sevilla, dejan voluntariamente la monótona existencia de estas regiones altas para la vida más cantanciosa del mar o de los viajes, por lo demás marineros o arrieros se inclinan todos y de manera bastante natural hacia el mismo tipo de operaciones comerciales, y la obstinada vigilancia de la istración aún no ha sido capaz de desarraicar en ellos esa vocación irresistible que tan instintivamente produce el contrabando.