Herederos para su gloria - Efesios 1:11-12 - Luis Cano 242n3r

Isaías 42 del 1 al 9. He aquí mi siervo, yo le sostendré mi escogido en que mi alma tiene contentamiento, he puesto sobre él mi espíritu, él traerá justicia a las naciones, no gritarán ni alzarán su voz ni la hará oír en las calles, no quebrará la caña cascada, ni apagará el pábilo que humeare, por medio de la verdad traerá justicia, no se cansará ni desmayará hasta que establezca en la tierra justicia y las cosas esperarán su ley.

Así dice Jehová Dios, creador de los cielos y el que los despliega, el que extiende la tierra y sus productos, el que da aliento al pueblo que mora sobre ella y espíritu a los que por ella andan. Yo Jehová te he llamado en justicia y te sostendré por la mano, te guardaré y te pondré por pacto al pueblo, por luz de las naciones, para que abras los ojos de los ciegos, para que saques de la cárcel a los presos y de casas de prisión a los que moran en tinieblas. Yo Jehová, este es mi nombre y a otro no daré mi gloria ni mi alabanza a esculturas.

Y aquí se cumplieron las cosas primeras y yo anuncio cosas nuevas antes que salgan a la luz, yo os las haré notorias. Amén.

Y seguimos la carta del apóstol Pablo a los Efesios. Nos encontramos en el capítulo 1, vamos a leer el versículo 11, dice así, en él, en Cristo, asimismo tuvimos herencia, habiendo sido predestinados conforme al propósito del que hace todas las cosas según el designio de su voluntad, a fin de que seamos para alabanza de su gloria nosotros los que primeramente esperábamos en Cristo. En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el espíritu santo de la promesa, que es las arras de nuestra herencia, hasta la redención de la posesión adquirida para alabanza de su gloria.

Yo no sé vosotros, yo no he hecho a la lotería, ni al bingo, ni ninguna de esas cosas, por tanto, no espero que lo que llamamos suerte me alcance.

Pero sí es verdad que en algunos momentos y en algunas circunstancias uno piensa, ¿y si resulta que tengo un pariente lejano que no conozco y que de pronto al fallecer me diga que me deja su herencia? No creo que yo vaya en contra de la palabra de Dios, pero es un anhelo que a veces me pasa, y seguramente algunos de vosotros tenéis esa experiencia.

Oye, fíjate si resulta que algún príncipe por ahí, como nos dicen las películas, o alguien importante de pronto diga, fulanito, venganita, aquí tienes una cantidad inmensa de dinero. Cierto es que, para que lo sepáis, hay una asociación de abogados que investigan de las herencias de las personas que no han dejado herederos escritos, no han dejado testamento, y entonces esta organización va buscando a la gente por los apellidos, descendientes, etcétera.

Imaginaros que de pronto os llama un abogado y os dice, oye, mira que fulano de tal ha fallecido en tal pueblo que tenía una inmensidad de tierras y que hemos descubierto que tú eres un descendiente lejano y que te ha dejado, o tienes derecho, a toda esa inmensa herencia.

Y podemos decir, pues no me lo esperaba, gloria sea al Señor, que me ha llegado esta herencia. La verdad es que el que os llame un abogado, que tengáis por ahí un príncipe o un abogado,