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CUENTOS INFANTILES - Cuentos para irse a dormir.
El Gatito que No Entendía el No.

El Gatito que No Entendía el No. 4d4h6q

10/5/2025 · 17:38
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CUENTOS INFANTILES - Cuentos para irse a dormir.

Descripción de El Gatito que No Entendía el No. g2871

Si estás buscando cuentos infantiles para leer has llegado al mejor sitio. ¡Tenemos un montón de ellos! Se trata de cuentos cortos, educativos y con valores que pueden adscribirse a distintos géneros. Son ideales para leerle a nuestro peque antes de ir a dormir o en cualquier momento del día. Además, tenemos una sorpresa, ya que todos nuestros cuentos para leer a niños incluyen una música para poner de fondo y crear mucho más ambiente. ¡Va a alucina! 341c6d

Lee el podcast de El Gatito que No Entendía el No.

Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.

Hola, pequeños soñadores.

Bienvenidos a Cuentos para dormir en español, donde las historias cobran vida y los valores se convierten en aventuras mágicas.

Hoy conoceremos a Nico, un pequeño gatito travieso que aprenderá que entender la palabra NO no es un castigo, sino una forma de cuidarnos y cuidar a los demás.

Ponte cómodo, relájate y prepárate para una historia llena de corazones cálidos y lecciones inolvidables.

Comencemos.

En un acogedor hogar vivía un pequeño gatito llamado Nico.

Era un gatito curioso, juguetón y siempre lleno de energía.

A Nico le encantaba explorar cada rincón de la casa, desde los estantes más altos hasta los cajones más escondidos.

Pero había algo que Nico simplemente no entendía.

La palabra NO.

¡Nico, no subas a la mesa! decían sus humanos cuando lo veían trepar sobre el mantel del almuerzo.

¡Nico, no toques esa planta! advertían cuando intentaba jugar con las hojas verdes.

¡Nico, no persigas al canario! gritaban cuando él corría emocionado tras el pajarito amarillo.

Pero Nico nunca escuchaba.

Para él, NO era sólo una palabra extraña que no tenía sentido, porque no podía hacer lo que quería.

Después de todo, él sólo estaba divirtiéndose.

Todos los días, Nico encontraba nuevas formas de meterse en problemas.

Una mañana, mientras su humano desayunaba, Nico saltó sobre la mesa y derribó una taza de café.

El líquido caliente se derramó por toda la mesa, mojando el pan y el periódico.

Su humano suspiró profundamente.

¡Nico, te dije que no subieras a la mesa! ¡Esto no es seguro para ti ni para nosotros! Pero Nico sólo maulló confundido.

¿Por qué no puedo subir? Sólo quería ver qué estabas comiendo.

Otro día, decidió investigar la planta decorativa que estaba en el balcón.

Comenzó a morder las hojas y a tirar tierra por todas partes.

Cuando su humano lo vio, lo regañó suavemente.

¡Nico, esta planta no es para jugar! ¡Puede hacerte daño! Nico frunció el seño.

¿Daño? ¿Pero huele tan bien? Y así seguía, día tras día.

Nico no entendía por qué todos le decían NO cuando sólo quería divertirse.

Un día, mientras todos estaban ocupados, Nico decidió explorar un rincón de la sala que nunca antes había visto.

Encontró una pequeña maceta con una planta alta y brillante.

Las hojas eran suaves y parecían invitarlo a jugar.

Sin pensarlo dos veces, Nico comenzó a saltar alrededor de la planta, golpeándola con sus patitas.

De repente, algo inesperado ocurrió.

La planta se tambaleó y cayó al suelo con un fuerte estruendo.

La maceta se rompió en pedazos y la tierra se desparramó por toda la alfombra.

Nico miró el desastre con ojos grandes y asustados.

Cuando su humano llegó corriendo, vio el caos y suspiró.

Nico, te advertimos que no tocarás esta planta.

Ahora tendremos que limpiar todo esto.

Y además, la planta estaba aquí para purificar el aire de la casa.

Nico bajó las orejas, sintiéndose culpable.

Por primera vez, comenzó a preguntarse.

¿Por qué me dicen no? ¿Qué tiene de malo divertirse? Esa noche, mientras Nico estaba sentado en su camita, pensando en lo que había pasado, escuchó una voz amable.

Era Bruno, el perro de la familia.

Bruno era un perro grande y paciente, conocido por su sabiduría y buen corazón.

Hola, Nico. Parece que tuviste un día difícil, dijo Bruno, acercándose a él.

Nico asintió tristemente.

No entiendo por qué todos me dicen no. Solo quiero jugar y divertirme.

Bruno sonrió con dulzura.

Entiendo cómo te sientes, pequeño amigo.

Cuando yo era cachorro, tampoco entendía por qué había cosas que no podía hacer.

Pero con el tiempo, aprendí que la palabra no, no es mala.

Es una forma de protegernos y mantenernos seguros.

Nico inclinó la cabeza, intrigado.

¿Protegernos? ¿Cómo? Bruno se sentó frente a él y comenzó a preguntar.

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