Episodio 29. Burnout: cuando la vida te quema 4q4l7

Hola, me llamo Natalia Montoya Nasser y esto es Psicolabis, tu nuevo podcast sobre salud mental.

Si sueles sentir que te despiertas con mayor cansancio del que te acuestas, que el café dejó de hacer efecto y que tu alma necesita vacaciones urgentes, este episodio es para ti, porque hoy hablamos del burnout. Comenzamos.

El concepto de burnout nació en los años 70 gracias al psiquiatra Herbert Freudenberger, que lo utilizó para describir el agotamiento extremo que observan compañeros trabajadores de la salud. Él notó que estos profesionales, pese a su vocación, llegaban a un punto de fatiga mental, emocional y física que les impedía seguir funcionando bien en su trabajo.

Pero el agotamiento extremo no es un problema moderno. Hay registros históricos de agotamiento laboral desde hace siglos. En el siglo XIX, el neurólogo George Baird habló de neurastenia, un estado de fatiga mental y emocional que afectaba a los trabajadores de la revolución industrial. Lo llamaban la enfermedad del progreso, porque se creía que las exigencias de la vida moderna estaban sobrecargando el sistema nervioso. ¡Ay si Baird levantase la cabeza y viese que hoy en día desayunamos café con ansiedad! Inicialmente el burnout se estudió en el ámbito laboral, en profesiones altamente demandantes como médicos, enfermeros y docentes.

Pero con el tiempo se entendió que puede afectar a cualquier persona en una situación de estrés crónico. Puede darse en la crianza, en los estudios, en los cuidadores de personas enfermas o dependientes. Así que básicamente el síndrome de burnout, síndrome de sobrecarga emocional o síndrome de estar quemado, es un síndrome de agotamiento físico, emocional y mental causado por el estrés crónico en el trabajo o en cualquier ámbito de alta demanda.

Si hablamos del burnout laboral, no es solo estar cansado o cansada del trabajo. Es un agotamiento crónico que te deja sin energía, sin motivación y con la sensación de que nada de lo que haces es suficiente. Este síndrome de burnout fue declarado en el año 2000 por la Organización Mundial de la Salud como un factor de riesgo laboral por su capacidad para afectar la calidad de vida, la salud mental e incluso hasta poner en riesgo la vida.

Según un informe reciente, 7 de cada 10 trabajadores en nuestro país se sienten quemados en su entorno laboral. Puede afectar a cualquier profesión porque no se trata solo de la cantidad de trabajo, sino de las condiciones en las que lo hacemos. La cultura de la sobrecarga de tareas, de la productividad extrema, del multitasking y del siempre disponible facilitan este burnout. Responder mensajes a las 11 de la noche, revisar el correo en vacaciones, sentir que siempre debes estar conectado y que si no te genera ansiedad.

Otro tipo de burnout muy común es el parental. Muchas mamis y papis hemos vivido en nuestras propias carnes lo que es el burnout parental, un agotamiento profundo por la carga emocional y física de criar a nuestros hijos. Los factores como la falta de apoyo, dificultades para conciliar, la presión social por hacerlo bien y que el niño no me desarrolle trauma, pues estos factores pueden llevar a un estado de fatiga extrema, de irritabilidad constante, de desapego emocional.

Algunas señales incluyen sentir que no se disfruta de la maternidad, de la paternidad, una frustración constante o la sensación de estar en piloto automático todo el tiempo. Algo por otro lado muy común hoy en día, la presión que nos pone muchas veces la sociedad a las mamis y que ya de paso nos ponemos nosotras solitas tan bien como si fuéramos una superwoman que tenemos que hacer malabares y poder con todo. Y claro, caldo de cultivo perfecto para el burnout.

Otro ámbito muy común de burnout son los cuidadores, quienes cuidan de personas dependientes, de adultos mayores, de enfermos, de personas con discapacidad. Y se da por esta sobrecarga física y emocional, por la falta de tiempo personal, por el agotamiento mental de estar siempre en alerta y al pie del cañón.

¿Y cuáles son las señales de alerta que nos pueden indicar que estamos más quemados que un chorizo parrillero? Pues una gran señal es el agotamiento extremo, cuando nos sentimos cansados todo el tiempo. Cuando tenemos una fatiga física y mental que no mejora con el descanso. Una sensación de estar zombies y sin energía para afrontar el día. Te despiertas después de 8 horas de sueño, pero sientes como si hubieras corrido una maratón nocturna.

Otra señal es una sensación de desapego. Una sensación de desconexión con el trabajo, la familia o con actividades que antes disfrutabas. O una actitud más indiferente o negativa hacia el entorno. También la irritabilidad constante, el estar de uñas todo el día.

Otra señal es la dificultad para concentrarse, para olvidar tareas importantes.