¿En qué preciso momento te has dado cuenta de esto? 323ku

Hola, bienvenido a un nuevo capítulo de cómo resolver tus problemas de pareja.

Si quieres comenzar una relación, mejorar las cosas con tu pareja actual o si lo que quieres es pasar página, aquí vas a encontrar los mejores consejos.

Estás escuchando en emocioteca.com a Mercedes Cobo.

Hay un momento brutal, un día en el que de repente te cae encima una verdad incómoda como si fuese una losa.

Tu pareja no es como tú querías.

Y ya no te queda otra que reconocerlo.

Es así, duele, pero es real.

¿Seguro que comenzaste tu relación como lo hacemos todos, soñando con tu pareja ideal, mientras se te pasaba por alto la persona que tenías delante? Desde la boda, me dice Josefina, sé que Rodrigo no era como me había imaginado.

Fue tan soso, es que ni siquiera quiso bailar conmigo.

Le daba mucha vergüenza.

Yo me decepcioné, pero ¿qué iba a hacer? Me acababa de casar con él.

Sin comentarios.

¿Te ha pasado algo así? Entonces, ¿qué puedes hacer si estás en esta situación? Tienes tres caminos posibles.

El primero, pelearte con la realidad.

Exigirle a tu pareja que sea como tú quieres, día tras día.

El segundo, resignarte, pensar que ya no hay remedio y dejar que el resentimiento te carcoma poco a poco.

Y la tercera opción, aceptar que tu pareja no es como soñabas y ver cómo puedes amarle tal cual es, amarla tal cual es.

Piénsalo un segundo, ¿cuál suena más imposible, más absurda? Te lo digo desde ya, no hay muchas más opciones.

O eliges con conciencia o te espera un camino de frustración constante.

Y no te lo recomiendo, ¿eh? Vamos a ver cada una de estas opciones una por una tranquilamente.

Pero antes, recuerda, cuentas con tu consulta telefónica gratuita.

No tienes más que entrar en emocioteca.com en o y en la agenda elegir el día y la hora para que yo te llame.

Ahí hablaremos de tu situación actual.

Te ayudaré a enfocar el problema para que veas luz y te contaré, por supuesto, cómo continuar conmigo en sesiones individuales.

Vamos a ver estas tres opciones.

A ver, opción A.

Mira, esto es lo que hemos hecho todos alguna vez.

Te niegas a aceptar que tu pareja tenga esa costumbre que te saca de quicio, que nunca propone un plan, que cuando tú quieres hablar siempre encuentra otra cosa que hacer, que cuando le digas te quiero no te responda, o que cuando se equivoca le de la vuelta a todo y termines tú sintiéndote culpable.

Podríamos seguir con la lista, pero seguro que ya te vinieron cosas a la cabeza, ¿a que sí? Y aquí está el punto.

Cuando entras en pelea con tu pareja, tenlo muy claro, también entras en pelea contigo.

Si insistes una y otra vez en mostrarle a tu pareja lo que hace mal, esperando que cambie, lo que estás haciendo es encerrarte en una lucha de poder y ese camino no lleva a ningún sitio.

Porque mientras más le eches en cara lo que no te gusta, más se va a cerrar, se va a sentir atacado, atacada y probablemente empiece a defender su forma de ser todavía con más fuerza.

¿Y qué tienes entonces? Pues dos personas empecinadas, dos egos luchando, un campo de batalla y eso no es una relación, es puro desgaste.

Resignarte, pensar que ya no hay nada que hacer y quizás ya lo estás haciendo sin darte cuenta.

¿Te pasó que te decepcionaste pero cerraste los ojos rápido por miedo a ver hasta dónde podía llevarte eso? ¿Sabes que te estás resignando cuando tu pareja hace algo que no te gusta y tú te callas? No dices nada, te lo tragas y esperas en el fondo que cambie solo, que cambie sola, que mágicamente se transforme.

Mientras tanto, por debajo, que lo sepas, crece el resentimiento y también las expectativas.