El cuentista 52115b

El cuentista de sacyr era una tarde calurosa y el interior del vagón estado consecuentemente sofocante faltaba casi una hora para llegar a temple con la siguiente estación los ocupantes del compartimento era una niña pequeña y una niña pequeña y un niño pequeño una tía que pertenecía a los niños ocupaba uno de los asientos de la punta el asiento de la otra punta estaba ocupado por un hombre soltero que no formaba parte del grupo pero las niñas pequeñas y el niño pequeño ocupaban decididamente todo el compartimento tanto la tía como los pequeños practicaban un tipo de conversación persistente y de corto alcance que hacía pensar en enero hacer una mosca que no se desaliento por más la caché la mayor parte de las observaciones de la tía parecían comenzar con no y casi todos los comentarios de los niños empezaban con porque el hombre soltero no emitía palabra no civil no exclamó la tía cuando el niño pequeño empezó azotar los almohadones el asiento levantando con cada golpe una nube de polvo ven mirar por la ventanilla agregó el niño se acercó a la ventanilla de mala gana porque están sacando a esas ovejas de ese campo preguntó supongo que las están llevando a otro campo donde hay pacto dijo la tía sin mucha convicción pero hay un montón de pacto en ese campo protector el niño hay nada más que pacto día hay un montón de pasto en ese campo a lo mejor el pasto del otro campo mejor sugirió la tía enérgicamente por qué mejor la pregunta tigo rápida e inevitable miren esas vacas exclamó la tía en casi todos los campos a lo largo del trayecto habían visto vaca o toros pero la mujer hablo como si estuviera llamando la atención sobre algo fuera de lo común por qué el pacto del otro campo es mejor insistió civil el soltero iba produciéndole entre el cerco era un hombre rígido y antipático decidió la tía en su interior ella por su parte fue totalmente incapaz de llegar a ninguna decisión satisfactoria sobre el impacto del otro campo la niña más pequeña encontró un entretenimiento que consistía en citar en el camino a mandalay sólo sabía el primer verso pero trato de sacar el mayor provecho posible de su limitado conocimiento repetía el verso una y otra vez con una voz sonó cuenta pero perfectamente decidida y audible soltero le pareció como si alguien le hubiera costado la niña que no podría repetir la frase en voz alta dos mil veces sin parar quien quiera que hubiera hecho el desafío parecía punto de perderlo venga para que le cuento un cuento dijo la tía cuando el soltero ya había mirado a ella dos veces y una timbre de emergencia los niños se dirigieron apático hacia el rincón del compartimento donde estaba la tía evidentemente su reputación de narradora de cuentos no ocupaba un lugar muy alto en el ranking de los niños en un tono de voz bajo y confidencial interrumpida cada rato por las preguntas malo moradas que sus oyentes le hacían en alta voz empezó la historia poco original y deplorable mente carente de interés de una niña pequeña que era buena y que como era buena era amiga de todos y que fue final salvada del ataque de un toro furioso por unos salvadores que iraba la bondad su carácter no lo hubieran salvador si no hubiera sido buena pregunta la mayor de las niñas pequeñas era exactamente la pregunta que el soltero había querido hacer bueno si tuvo que itir la tía pero no creo que hubieran comido tan rápido para ayudarla si ella no le hubiera dado tanto es la historia más estúpida que escuchen mi vida dijo enteramente convencida la mayor de las niñas pequeñas era tan estúpida que yo no escuche más que la primera parte dijo civil la niña más pequeña no hizo en ese momento ningún comentario sobre la historia pero hacia atrás que había comenzado la repetición en voz baja de su versos favorito usted no parece tener mucho éxito como narradora cuentos dijo de repente el hombre soltero veces su rincón