La carretera 1r606j

La carretera un cuento de ray brad móvil la lluvia fresca de la tarde había caído sobre el valle obedeciendo el maíz en los sembrados las laderas golpeando suavemente el techo de paja de la choza la mujer no dejaba de moverse la lluvioso oscuridad guardando unas espiga entre las rocas de lava en esa sombra humedad en alguna parte lloraba un niño hernando esperaba que césar a la lluvia para volver al campo con su agrado de rejas de madera en el fondo del valle herbie el río espeso y oscuros la carretera de hormigón otros río yacía móvil brillante vacía ninguna auto había pasado en esta última hora era verdad algo muy raro durante años no había transcurrido una obra sin que un coche se tuviese y alguien le gritara usted podemos sacarle una foto alguien con una cámara de cajón y una moneda en la mano si hernando se acercaba lentamente atravesando el campo sin su sombrero o será mejor con el sombrero puesto y agitadas las manos cubiertas de cosas de oro que decían la hora o identificarán a sus dueños o que no hacía nada sino parpadear a la luz del sol como los ojos de una serpiente así que hernando se volvía a recoger el sombrero pasa algo hernando le dijo su mujer si el camino ha ocurrido algo importante bastante importante no pasa ninguna auto hernando se alejó de la cabaña con movimientos lentos y fáciles la lluvia el elevado a los zapatos de paja trenzada y gruesa suela de goma recordó otra vez claramente el día en que consiguió esos zapatos las ruedas se había metido violentamente la cosa haciendo saltar cacharros y gallinas había venido sola rodando rápidamente el coche de dónde venía la rueda siguió corriendo hasta la curva y se detuvo un instante con los faros encendidos antes de lanzarse hacia las aguas el automóvil aún estaba allí se lo podía ver en los días de buen tiempo cuando el río fluye más lentamente y las aguas barroso se aclaraba el coche yacía en el fondo del río con sus metales brillantes largo bajo y lujoso pero luego el barro subir de nuevo y ya no se lo podía ver al día siguiente hernando corto la rueda y se hizo un par de suela de goma hernando llegó al borde del camino se detuvo y cuco el le quiere evitar de la lluvia sobre la superficie de cemento y entonces de pronto como si alguien me hubiese dado una señal llegaron los coches si entonces coches miles de coches pasaron y pasaron junto a él los coches largos y negros se dirigían hacia el norte hacia los estados unidos rigiendo tomando las curvas a demasiada velocidad con un incesante ruido de cornetas y bocinas y en las caras de la gente que se amontonan en los coches había algo algo que hundió hernando en un profundo silencio dio un paso atrás para que pasaron los coches pasaron quinientos mil y había algo en todas las caras pero pasaban tan rápido que hernando no podía saber que era eso al fin la soledad y en silencio volvieron a la carretera los coches bajos largo y rápido se habían ido hernando yo a lo lejos el sonido de la última bocina la carretera estaba otra vez desierta había sido como un cortejo fúnebre pero un cortejo desencadenado enloquecido un cortejo con los pelos de punta que perseguía grito una ceremonia que se alejaba hacia el norte por porque hernando sacudió la cabeza y se fotos suavemente las manos contra los costados del cuerpo y ahora completamente solo apareció el último coche era verdaderamente algo último desde la montaña camino bajo bajo la fría llovizna lanzando grandes nubes de vapor