La clave del cambio: Soltar nuestras razones c163z

La gente quiere cambiar su vida, pero no se cuestiona su vida.

La gente lo que hace es, voy a cambiar para ver si el otro cambia.

Yo no quiero cambiar nada del mundo.

El único cambio posible está en mí.

Pero la gente no comprende que el mundo es el reflejo de nuestra conciencia.

Todo lo que nos rodea habla de nosotros.

La biología de la emoción nos enseña que si tú no sabes qué información tienes en tu inconsciente, lo verás reflejado en tus relaciones interpersonales.

¿Con qué facilidad culpamos a los demás de nuestros problemas? Y ese es el problema del mundo, que siempre queremos tener razón.

El problema de las personas, y aquí está la clave, es que piensan que saben cómo tienen que ser las cosas.

¿Y quieren un secreto? Ustedes, ni yo, no tenemos ni la más remota idea de cómo realmente tenemos que hacer las cosas.

Yo ahora aquí soy el mentor, ¿ok? El mentor. Ustedes han tomado una decisión, que es hacer la bioanormación, y la bioanormación, se ha dicho por activa y por pasiva, es un cuestionamiento básico y radical.

Es, yo no quiero cambiar nada del mundo.

El único cambio posible está en mí.

Punto. No hay más.

El error del mundo es que quiere cambiar el mundo.

Pero la gente no comprende que el mundo es el reflejo de nuestra conciencia, y todo lo que nos rodea habla de nosotros.

Por lo tanto, si ustedes están aquí, o yo estoy aquí, es porque ustedes, consciente o inconsciente, me han llamado.

Y cuando digo yo, no me refiero a Enric Corbera, concretamente hoy sí, hay otros docentes, otros profesores, tienen sus tutores, está Cristina, hay todo un equipo aquí para acompañarles en la medida en que ustedes desean o desean ser acompañados.

Yo soy como el diablo, que sale más por viejo que por diablo.

¿Estamos? Por lo tanto, la gente quiere cambiar su vida, pero no se cuestiona su vida.

Quiere que las cosas cambien, pero no pasan por entender que el cambio tiene que estar en uno mismo, sin esperar que las cosas sean como a mí me gustaría que fueran.

Porque la gente lo que hace es, voy a cambiar para ver si el otro cambia.

Repito, voy a cambiar esperando que otro cambie.

Y eso se llama intrusismo, manipulación, en fin, vamos a dejar los adjetivos calificativos, vamos, dictatorial.

El único cambio posible es el de uno.

Por lo tanto, la Biblia de la Revolución nos enseña que si tú no sabes qué información tienes en tu inconsciente, lo verás reflejado en tus relaciones, sobre todo en tus relaciones interpersonales, en el mundo o en el universo que te rodea.

¿Queda claro eso? Claro, queda claro.

El segundo problema es que creemos que sabemos lo que tenemos que hacer.

Y ya les digo yo que no lo saben.

O sea, no se calientan la cabeza.

Lo que tienen que hacer es un estado mental de saber que tú no sabes.

Nadie sabe lo que tiene que hacer para que cambie su vida.

A eso se le llama estado de incertidumbre.

Bueno, ya está, adiós, ¿ha quedado claro? Pues ya me voy.

Es así de simple, pero estamos atrapados por nuestro ego, por nuestra percepción, por nuestra interpretación, por nuestra epigenética, por nuestra genética y por un montón de cosas.

¿Estamos? Pero claro, cuando realmente vivimos con la conciencia de que todo está interconectado, que la gente lo entiende, la ciencia lo ha demostrado, lo han dicho los grandes genios, que si Max Planck, que si Einstein, que si Leonardo da Vinci, que la Virgen Santísima y que San Pedro, que me da igual.

La gente dice, ¡hoy qué bien! Y seguimos haciendo el imbécil.

Seguimos haciendo lo mismo y caemos en una trampa muy típica que es el victimismo, la hipopredemía y la adicción que hay a la culpabilidad.