6- Cuarto viaje de Colón a América 3i6t53

Bienvenidos a Conquista e Imperio, América Hispánica. Antes de comenzar me gustaría recomendaros el crucial trabajo que está haciendo Tomás Mazón Serrano, autor de libros como El Cano, Viaje a la Historia, Spinoza, El Último Capitán de la Vuelta al Mundo o La Vuelta al Mundo Maldita, La Expedición de Loaiza, en los que cuenta las grandes expediciones que encumbraron los logros de España durante esta época de descubrimientos. Él es el creador de Ruta El Cano, una iniciativa dedicada a divulgar las grandes epopeyas llevadas a cabo por España en esta era, como el primer viaje de Colón o la odisea de Magallanes y El Cano. De todas sus secciones, una de las más fascinantes es la de los mapas, donde podemos seguir las rutas de estos intrépidos navegantes a través de un globo terráneo interactivo.

Si alguna vez os perdéis intentando ubicar alguno de los lugares que menciono, estoy seguro de que la web rutaelcano.com os será de gran ayuda. Habiendo dicho esto, sigamos con nuestra historia. En el episodio anterior nos embarcamos en un fascinante recorrido por los viajes andaluces, destacando cómo España se erigió como pionera en descubrimientos y avances geográficos.

Exploramos las hazañas de personajes célebres e ilustres como Américo Vespucio, cuyas contribuciones fueron fundamentales en la expansión de nuestro conocimiento del mundo. Hoy continuaremos nuestra travesía histórica adentrándonos en el cuarto y último viaje del gran almirante de la Mar Oceana, Cristóbal Colón.

Este viaje, lleno de desafíos y adversidades, marcó el ocaso de la extraordinaria carrera del gran almirante. Acompañe mientras desentrañamos los detalles de esta última expedición. Exploramos las motivaciones detrás de sus acciones y examinamos el impacto duradero de sus descubrimientos en la historia de la humanidad. Como ya sabéis, tras su tercer viaje a las Indias, después de haber descubierto el Golfo de Paria en la actual Venezuela, Cristóbal Colón se dirigió a la Española, donde enfrentó severas críticas y acusaciones debido a su gestión en la isla.

Los conflictos entre los colonos y las difíciles condiciones en las nuevas tierras llevaron a Francisco de Bobadilla, enviado por los reyes católicos como juez pesquisidor, es decir, un juez encargado de realizar la indagación de los hechos mediante una prueba general y reglada denominada pesquisa, a tomar medidas drásticas. Colón fue arrestado junto con sus hermanos Bartolomé y Diego y enviado de regreso a España, encadenado. Un momento humillante que marcó un duro golpe para el prestigio del navegante.

Desde aquel preciso momento, Colón fue destituido de sus cargos de Virrey de las Indias y gobernador, unas dignidades que nunca más volvería a ostentar. Acompañado de sus hermanos, llegó a España después de haber pasado toda la travesía encadenado. Al desembarcar en Cádiz el 20 de noviembre de 1500, el almirante se dirigió a los monarcas mediante una carta, notificándoles su llegada. En la misiva expresó que Bobadilla lo había enviado en tal condición. Los monarcas, que en aquel entonces residían en Granada, quedaron profundamente desalentados al conocer los extremos a los que había llegado Bobadilla.

A pesar de que estaban ocupados con los asuntos relacionados con los musulmanes, el 17 de diciembre enviaron una carta ordenando que liberaran a Colón de sus cadenas y que se presentara ante ellos en Granada. Sin embargo, Colón, en un gesto simbólico y cargado de dignidad, se negó a desprenderse de las cadenas que le habían impuesto y se presentó ante los reyes católicos aún con ellas puestas. Durante el encuentro, los monarcas consternados le aseguraron que nunca habían dado instrucciones para que fuera encadenado ni encarcelado.

Era evidente que Colón había sido víctima de un trato injusto y que Bobadilla había excedido sus atribuciones de manera flagrante. Sin embargo, los nuevos cargamentos de oro procedentes de las Indias, que sumaban 100 libras en apenas dos meses, con piezas de aproximadamente 8 onzas cada una, empezaban a demostrar que la empresa de las Indias comenzaba a ser rentable. Los monarcas, siempre necesitados de recursos, valoraban este incipiente fuente de riqueza.