LA VERGÜENZA 451w5f

Programa patrocinado por Lagom Group, Servicios Inmobiliarios,
la empresa que tiene los hogares que necesitas para tu mente.
Hola a todos, familia de San Andol Coco, otra vez por aquí.
Muchas gracias por vuestras escuchas, cada vez estamos más arriba en las posiciones de podcast.
Eso quiere decir que interesan las cosas que decimos y a nosotros nos encanta, nos encanta que sea así.
Y además nos escriben, yo intentamos siempre contestar a todo el mundo,
pero es una satisfacción realmente recibir los comentarios.
Lo que hablamos es de sentido común, ya nos conocéis, ella es Elena Batista y yo soy Vicente Salujás.
Y hoy venimos a hablar de un tema que tiene mucho que ver también con la ansiedad.
Muchísimo. Podría ser una de las bases de la misma.
Hoy venimos a hablar de la vergüenza.
Es una de las emociones básicas, ¿no?
Las emociones básicas son el miedo, la ira, la tristeza, la alegría, la vergüenza, la aversión y la sorpresa, ¿no?
Entonces la vergüenza es una de las emociones básicas que nos puede acarrear muchos problemas.
¿Opinas lo mismo?
Sí. Además yo creo que en el pasado programa hablábamos de la perfección
y yo creo que tiene mucho que ver la perfección con la vergüenza.
Porque la perfección, al final queremos ser perfectos porque nos da vergüenza el que nos digan algo,
que nos llamen la atención, que no estamos a la altura, lo que decíamos, ¿no?
Sí, la verdad que las personas que tienen vergüenza es importante.
Una vergüenza hasta cierto punto es como el miedo, ¿no?
Hasta cierto punto es importante tener, la parte mínima del miedo es la precaución.
Es importante tener precaución, ¿no? Ahora después los miedos te imponen.
No es la vergüenza, es importante ser comedido, pero que no te pase.
Porque la vergüenza, una cosa que no se da cuenta la gente es que la vergüenza limita la autenticidad.
Bueno y además es que la vergüenza, al final detrás hay un miedo.
Siempre. No eres auténtico. Si tienes vergüenza no eres auténtico.
Porque no puedes demostrar lo que verdaderamente eres.
Siempre estás en el rincón de la sala, siempre estás callado.
No quieres ser visto.
Te entran los ataques de ansiedad porque dirías, pero no eres capaz, te da vergüenza.
No quieres ser el centro de atención.
Pero claro, una cosa es no querer ser el centro de la atención
y otra cosa es estar de callado teniendo una opinión muy válida,
una opinión que puede ayudar a mucha gente, pero por vergüenza no decirla.
Pero yo te digo una cosa, la vergüenza es muy dolorosa.
Mucho. Lo pasan muy mal.
Yo he sido una persona de niña y de adolescente muy vergonzosa.
Que todavía a día de hoy, con 52 años, sigo trabajándomela.
Sí, sí, sí.
No tengo tanta vergüenza como a ellos.
Hay cosas que ya no me dan vergüenza en absoluto.
Pero hay puntos, como por ejemplo, a lo mejor, que me alaben,
todavía aún me da vergüenza.
Y entonces saco importancia.
¿Tú te acuerdas el día que hablamos de la perfección?
Sí.
¿Te acuerdas que hablábamos de que no necesitábamos que la gente nos diera la razón?
O que la gente, en aprobación para sentirnos bien,
con la vergüenza pasa exactamente lo mismo.
Totalmente.
No necesitamos que la gente hable bien de mí.
Entonces tú, que no deja de ser una manifestación del ego,
dicen, uy, tengo miedo a meter la pata, tengo miedo a que hablen mal de mí.
No necesitas que te hablen bien de mí.
Tú tira para adelante.
Aquello de lo haría, pero tengo miedo.
Hazlo con miedo.
Saldría, pero tengo vergüenza.
Dilo con vergüenza.
Es que me voy a poner roja.
Ponte roja.
Sí, pero es curioso porque la perfección es vergüenza a que te critiquen.
Ya.
En cambio, vergüenza es miedo a que te alaben.
Es al contrario.
Sí, sí, sí.
Es un poco…
No, hay las dos partes.
Hay vergüenza porque te critiquen y hay vergüenza porque te alaben.
Es verdad.
Claro, claro.
Yo conozco mucha gente que ha hecho un gran trabajo y por vergüenza cuando la aplauden y tal no salen.
Se quedan prohibidos.
O sacas hierro.
Pero porque falta autenticidad.
Una persona auténtica le da igual.
¿Me explico?
La autenticidad es lo contrario de la vergüenza.
Lo tengo claro.
Y otra cosa penosa que tiene la vergüenza, que me da mucha pena a mí, es que genera aislamiento.
Sí.
La gente se aísla.
No van con grupos, no van con gentes, no van a comidas, no van a fiestas.
Quedan aislados por vergüenza.
Totalmente.
Por vergüenza de su cuerpo, por vergüenza de lo que puedan opinar de ellos o simplemente vergüenza patológica.
Es muy triste eso.
Incluso, ya he dicho que ahora la vergüenza que tengo es mínima, ¿no?
Pero cuando tenía tanta vergüenza, lo que yo empecé a hacer es…
¿Esto te da vergüenza?
Pues hazlo.
Claro.
Es exactamente eso.
O narices.
Es exactamente eso.
Eso es como al perfeccionista que hablábamos en aquel programa.
Aunque no que te quede bien, pero que te quede bien.