UNIDAD Y DUALIDAD 411x6o

Unidad y Dualidad, un artículo que escribí en el año 2007.

El descubrimiento de lo no-dual en nosotros, el reconocimiento de nuestra condición pura, no-dual, es decir, del espíritu, al parecer vino de la mano de dos grandes y antiguas almas de la Tierra, en Oriente de Nagarjuna y en Occidente de Plotino. La raíz de nuestra existencia fue expresada de una forma muy pura y sintética a través del Sutra del Corazón, fruto de la re-evolución realizada por Nagarjuna, que a la vez resume la base del budismo en Mahayana, que dice la forma no es más que vacuidad y la vacuidad no es más que la forma. Así pues, lo uno y los muchos, la unidad y la diversidad, el ascenso y el descenso, el testigo y lo atestiguado, no son dos, no son duales, sino una realización directa, es una experiencia completa y simultánea.

No existe el espíritu sin la materia, no existe la oscuridad sin la luz, no existe el campo unificado, la red de la vida o Dios, sin la multiplicidad de esa red, sin la diversidad. Todo es dual y único a la vez. Toda materia o experiencia, por negativa que nos parezca, que es una visión únicamente dual, contiene una espiritualidad, una simultaneidad, una razón, una función y tiene un sentido.

Plotino nos dijo que los muchos no estaban separados de los unos, pero no dijo eso desde el ojo de la mente, sino desde el ojo de la contemplación. Los muchos constituyen las múltiples manifestaciones de lo uno. Con ello quiero decir que la visión o la práctica espiritual no consiste pues en negar las cosas manifiestas o en evitar lo que llamamos oscuridad.

Enfermedad, miedo, ira, ignorancia, entropismo, sino que consiste precisamente en convertir todo eso en camino, puro caminar, procesar, descubrir y redescubrir. Otra flor de la visión dualista de la vida, el tantra, nos dice que el peor de los pecados encierra oculto en su interior el resplandor de la sabiduría. Es decir, en el mismo núcleo del miedo o del pecado descansa la libertad. En el mismo centro del enojo está la lucidez.

En el mismo corazón de la enfermedad está la fuerza de la salud y el medio de curación. Dicho de otro modo aún, esta visión se apoya en un principio básico que al parecer la humanidad hemos olvidado o ignorado. No existe la jerarquía vertical sino que todo se da de una forma simultánea e inclusiva. El espíritu trasciende el alma pero a la vez la incluye. El alma trasciende la mente pero a la vez la incluye.

Y a su vez la mente trasciende el cuerpo y a la materia pero a la vez lo incluye. Lo superior no trasciende a lo inferior negándolo sino incluyéndolo. El auténtico camino espiritual creo que incluye, asume, engloba y a la vez transforma todos y cada uno de los niveles existenciales de nuestra vida. La visión de la gran cadena del ser, de la red de la vida, la visión holográmica de la realidad, del campo unificado, esa nueva visión a veces cuántica de Dios tan evocada hoy, no puede entenderse como un camino de huida de la prisión de la carne o de la materia sino por el contrario, como un abrazo de toda esa gran manifestación del espíritu en toda su completitud. No puede entenderse.