
UN CURSO DE AMOR - TSP.06. El deseo de recompensa (1 a 6 de 6) 4c83o
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Serie de grabaciones de comentarios de Iván Prospector a "Los Tratados de Un curso de amor", cuya autoría es la entidad que fue el personaje Jesús de Nazaret en la Tierra, canalizado por Mari Perron. Puedes consultar otras actividades de Espacio Sutil en: https://espaciosutil.org Chat en Telegram: Espacio Sutil tiene un grupo en Telegram donde podrás compartir con otros interesados en Espiritualidad y estar al tanto de las publicaciones y actividades. Para ello tendrás que tener previamente una cuenta en Telegram y pulsar el siguiente enlace: https://t.me/+RJCRMR-axzzgR2Ej 223240
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esta conferencia comenzará a grabarse. Bien, pues vamos a dar comienzo a una
nueva sesión de comentarios a un curso de amor. Esta vez estamos en el libro
segundo, el libro de los tratados, y estamos en el tratado tercero, un tratado
sobre el ser personal. De este tratado llevamos ya unas cuantas sesiones en las
que hemos visto los cinco primeros capítulos. De hecho, en la pasada sesión
vimos el capítulo cuarto, el desmantelamiento de la ilusión, y el
capítulo quinto, el propósito original. Por lo tanto, hoy vamos a continuar con
esta escalada de enseñanza que nos da Jesús en este tratado y en cada uno de
los tratados con el capítulo seis, el deseo de recompensa. Además, este es un
capítulo que introduce una novedad muy interesante en la enseñanza de un
curso de amor, en la enseñanza que nos va a dar Jesús, y que,
pues bien, él la considera fundamental, con lo cual este capítulo yo lo
considero bastante importante para quedarse con el propósito que quiere
Jesús, de que nos quede bien claro un concepto. Pues vamos a ello, y dice así,
el capítulo se titula el deseo de recompensa y empieza con el punto seis
uno. ¿Puedes renunciar a tu deseo de recompensa? Renunciar a tu deseo de
recompensa es renunciar al deseo infantil que se ha convertido en algo
parecido a una plaga entre vosotros. Fíjate lo claro y lo contundente que
empieza Jesús. En todos los humanos hay una cosa común
respecto de esta cuestión de la evolución espiritual, que es que tenemos
un deseo de recompensa constante, que es infantil, por lo tanto, en un adulto no
tiene sentido, y que es una plaga que está generalizado.
Sigue diciendo, aunque muchos no os dais cuenta de ello, todo lo que hacéis
está basado en el deseo de recompensa. Es el deseo de recibir algo a cambio de
lo que dais. Se origina en la idea que tienes de ti mismo como hijo, con
minúsculas, de Dios, así como en una noción que parece señalar que el hijo
es menos que el progenitor. Esto del deseo de recompensa
podemos enlazarlo con la enseñanza de un curso de milagros
que nos dice que si estamos en una experiencia ilusoria fundamentada en los
tres pilares, creencia en el mal, culpa y miedo,
y todas las características que se derivan de estos tres pilares, sensación
de separación, de carencia, de necesidad, de escasez,
lógicamente nuestra actitud, nuestro nivel de conciencia base de esta
experiencia humana, es la de supervivencia.
Y cuando alguien sobrevive, todo lo que hace es para obtener, para obtener algo
que le permita sobrevivir, todo lo que hace.
Y nosotros, los humanos, tenemos arraigada en nuestra mentalidad esa idea de una
forma férrea, porque someterse al diseño extremo de
experiencia de este mundo, basado en esos aspectos, hace que se arraigue
profundamente la idea de supervivencia y que no sea fácil desecharla, no sea
fácil desecharla. Por eso, aunque un estudiante de espiritualidad comience su
camino de evolución, fíjate que Jesús está explicando esto después de un
curso de amor y en el tercer tratado, está diciendo muchos de vosotros
podréis pensar que no actuáis por la vía de la recompensa, no os dais cuenta
de ello, pero sin embargo sí, seguís actuando con un motivo, con un deseo,
diría Ramta, un motivo ulterior, como un pensamiento promotor último, que es el
que te hace desempeñarte en la experiencia de vida todos los días, el
deseo de recompensa. Y se debe precisamente, pues, a esa mentalidad
extremamente triunfal.
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