![La Tremenda Corte "Pescadicidio[1]"](https://image.staticox.com/?url=https%3A%2F%2Fimg-static.ivoox.descargarmp3.app%2Findex.php%3Fw%3D175%26amp%3Bh%3D175%26amp%3Burl%3Dhttps%3A%2F%2Fstatic-1.ivoox.descargarmp3.app%2Faudios%2Fa%2Fe%2F6%2F8%2Fae68bf6183fcd85c631b3c7c4c1a52ed_XXL.jpg)
La Tremenda Corte "Pescadicidio[1]" 6c2kt
Descripción de La Tremenda Corte "Pescadicidio[1]" 1n692
"La Tremenda Corte" es uno de los programas cómicos radiofónicos cubanos más escuchados alrededor del mundo. Nadie puede evitar conocerlo y escucharlo. Sonríe escuchando las ocurrencias de José Candelario "Tres Patines". q6u59
Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.
La audiencia pública, el tremendo juez de la tremenda corte va a resolver un tremendo caso.
Buenas noches, secretario.
Buenas noches, señor juez.
¿Cómo se siente usted hoy? Muy preocupado.
¿Por qué? Porque hoy amanecí con el pecho muy apretado.
Me iré a enfermar de los pulmones.
A ver, a ver, que yo entiendo de eso, doctor.
A ver, diga treinta y tres.
Treinta y tres.
Dígalo más fuerte, dígalo bien fuerte.
Treinta y tres.
¡En cien pesos! Cien pesos de multa por tomarle el pelo a su jefe.
Pero dígame, señor juez, déjeme acabar.
¿Cómo que lo deje acabar? Sí, lo que yo iba a decir es que en cien pesos no vendo yo unos pulmones tan buenos como los suyos.
¿Seguro que eso era lo que iba a decir? La palabra que sí, me borro los cien pesos.
No, señor, póngase otros cien más por embustero.
Y vamos al asunto, ¿qué caso tenemos hoy? Un pescador que le dio en el suelo a otro.
¿Qué le hizo? Le dio su parte en el pescado que cogieron.
Llame entonces a los complicados en ese pescadicidio.
Enseguida, señor juez.
Póngale un peso de multa a ese señor que pasó por delante del juez sin pedir permiso.
Muy bien, acalléjase.
¡Luz María Nananina! ¡Aquí como todos los días! ¡Rudecindo Caldeiro y Escovina! ¡Presente! ¡José Candelario Trespa! Bueno, ya estamos todos aquí, ¿no es eso? Espérate, déjame ver. No, no vino Cedebe.
¿Quién? Cedebe.
¿Qué Cedebe? Nada, chico, todo está pagado.
Diez pesos de multa.
Ah, pero oye, ¿y eso por qué? Por venir con el truquito ese de Cedebe.
Entonces la multa Cedebe también.
No, señor, la multa se paga.
¿Por qué, Dios? Yo no hice más que preguntar si había venido Cedebe, que son las iniciales de Serafín Díaz Bermúdez.
¿Y quién es Serafín? Que fue el heladero que le vendió el...
¿Qué? El heladero que le robó toda esta guerra.
¿Quién va a ser Serafín Díaz Bermúdez? Yo no sé, yo no... no me acuerdo, no lo conozco.
Diez pesos más.
A ver, ¿quién es el acusado? ¿Pero quién va a ser, señor juez, el mataperro ese? Momento, señora.
¿Eso del mataperro va por mí? Sí, señor, va por usted.
Ah, bueno, no, es que yo creí que iba por el juez, ¿no? ¿A quién le está usted diciendo mataperro, Trespatina? No, a nadie, chico.
En Ananina, ¿quién me lo está diciendo a mí, chico? Pero usted dijo que creyó que eso iba por mí.
Ah, bueno, y uno no se puede equivocar.
Hombre, claro, chico.
Ananina me dijo mataperro a mí en lugar de decírtelo a ti.
Eso no es una equivocación.
Secretario, póngale a Trespatina cinco mil cuotas de multa.
¿De a cuánto? De a cinco mil pesos cada una.
Oh, eso no puede ser, señor juez.
¿Por qué? Porque cinco mil cuotas de a cinco mil pesos son veinticinco millones de pesos.
¿Y a usted qué le importa? ¿Usted lo va a pagar? No...
Entonces cállese la boca y haga lo que le digo.
A ver, Rudecindo, ¿qué ha sucedido hoy? Pues nada, doctor, no, que Trespatina y Ananina y yo...
Nos hicimos amigos otra vez y pusimos un negocio de pesca.
¿Y cómo fue que se hicieron amigos otra vez? Porque Trespatina nos juró por los huesos de su abuelo que esta vez se iba a portar bien.
¿Cómo por los huesos de su abuelo? ¿Usted no me dijo al otro día que su abuelo estaba vivo, Trespatina? Sí, cómo no está vivo, chico.
Entonces, ¿cómo jura usted por sus huesos? Porque mi abuelo tiene huesos igual que todo el mundo.
¿Qué tú crees que es un hombre sin intelecto adentro, chico? ¿O es que para tener huesos hace falta morirse, chico? No, pero cuando se jura por los huesos de alguien es costumbre que sea por los de alguien que ya se ha muerto.
¿Ah, sí? Sí, naturalmente.
Bueno, pues no, no, pues mi abuelo no se murió pero está bastante delicado.
¿Qué tiene? ¿Tú sabes que se cayó de la cama y se partió tres huesos, chico? Dígame una cosa, Trespatina.
¿Qué día juró usted por los huesos de su abuelo que se iba a portar bien? El jueves.
¿Cuándo se cayó su abuelo? El viernes, chico.
¿Tú crees que tenga algo que ver una cosa con la otra? Claro que sí.
Usted faltó a su juramento y por eso su abuelo se cayó de la cama.
¿Usted no se da cuenta de eso? Sí, no, verdad que sí.
Pero no te ocupe, que más nunca le vuelve a pasar eso a mi abuelo.
¿Qué piensa usted hacer? ¿No jurar más nunca por su hueso? No, no, yo sigo jurando, pero lo amarro bien a la cama y...
Y esa es la solución que se le ocurre a usted.
¿No está buena? No, señor.
Lo que tiene usted que hacer para que su abuelo no le pasen a desportarse bien.
Pero si yo me estoy portando bien, chico.
Seguro.
Palabra que sí, te lo juro por los huesos de Ruedzindo, chico.
¿Cómo? Doctor, dígale a Trespatine que retire ese juramento, pero ya, enseguida.
No, no, no, Ruedzindo, yo no puedo obligarlo a eso.
¿Ah, no? Ok, entonces ya sé lo que tengo que hacer yo.
¿Qué tiene usted que hacer? Poner el colchón sobre el piso y dormir en el suelo.
Por mí, como si quiera dormir sin colchón.
Muchísimas gracias.
De nada.
En fin, nananina, dice usted que Trespatine juró portarse bien.
Sí, señor, y en vista de eso, Ruedzindo y él pusieron un negocio de pesca.
¿Y cómo se les ocurrió poner un negocio de pesca? Porque los viernes, como no hay carne, doctor, el pescado se vende bastante bien, eso es la verdad, ¿no? Ah, vamos, se vende a buen precio.
Comentarios de La Tremenda Corte "Pescadicidio[1]" 736155