T3.C5 - ¿Te cuento un secreto? 533w70

¿Se oye viento? ¿Por qué, Xavi? Porque estamos en el monte, Borjita.

Y es probable que en este capítulo haya momentos en los que oigáis el viento.

Una suave brisa.

Una suave brisa. Es de noche y estamos viendo Bilbao de frente, nuestra ciudad, donde hemos nacido, donde hemos crecido, donde hemos aprendido, donde nos han educado, donde hemos vivido experiencias increíbles, malas, delante de ella, Xavi.

Qué bonito. ¿Y cómo ha cambiado Bilbao, verdad? ¿Cómo ha cambiado de ser una ciudad...? Era industrial. Era pura industria, era un humo.

Una bola de humo que tampoco la recuerdo yo mucho, yo era pequeñito y tú también, pero nuestros padres siempre dicen, ¿cómo era Bilbao, no? Sí.

Era un polígono industrial, a lo grande.

Mucha gente dice, yo llevo sin ir a Bilbao, pero bueno, no me gusta mucho.

Digo, ven ahora, ven a ver esta ciudad, es preciosa.

Es una ciudad, es de las ciudades que más ha evolucionado de Europa, ¿eh? Sí, ha ganado muchos premios.

Y de esto vamos a hablar hoy de un poco de lo que tendemos a hacer, yo el primero, cristalizar, cosificar cosas y a dar por hecho que ya son de cierta manera y ya como que no se puede cambiar, ¿no? Y muchas veces yo creo que el sufrimiento a mí me ha venido por lo menos por cosificar cosas, experiencias, situaciones, ciudades, y luego, como es que era una expectativa, es otra cosa, ha cambiado, por ejemplo, ha evolucionado, no es lo que esperabas y ahí surge el sufrimiento, Borjita.

Ahí surge, sí.

Y además, ahora que dices esto, me viene a la cabeza, la gente que era de Bilbao, antiguamente, se sentía de Bilbao, ¿no? Y amaba Bilbao, y le gustaba Bilbao como era.

Aunque, obviamente, me imagino que tendría la gustosidad de que cambiase también a mejor, como nosotros ahora nos encanta, pero seguro que queremos que mejore, ¿no? Y esa gente era la gente de Bilbao de aquella época, y nosotros somos la de ahora, con diferente forma de pensar, diferente forma de ser, diferente cultura, diferente sociedad, pero sigue siendo Bilbao.

Bilbao es Bilbao, y tienes un sentimiento hacia tu ciudad, en este caso, ¿no? La amas, la quieres.

Pero luego, hay una cosa que pasa, que es que nos apegamos también a una forma de sentir, de ser, y no de estar orgullosos, sino de despotricar contra el resto, y no hablo de Bilbao, ¿eh? Hablo del mundo en sí.

Cada día somos más de lo nuestro, que es precioso, pero menos de lo del resto.

Exacto, totalmente.

Esa es una reflexión muy profunda, me gusta como intro, ¿te parece que desarrollemos ahora, hacemos un parón de introducción y atacamos el capítulo? Te estás refiriendo a poner la musicota, ¿me explica? Es que me encanta esa música.

Es que cómo suena, ¿verdad? Me he enamorado de esa música.

Venga, pues vamos a darle la intro.

¡A por ello! Porgibus, qué bonito, qué diferente.

Estamos viviendo sensaciones diferentes en la entrada de este capítulo, porque seguimos aquí en Archanda, en Bilbao, en el monte, de noche, muy de noche, estamos solos aquí, y, ostras, se siente diferente, ¿eh? Es bonito ver una ciudad desde el monte, ¿verdad? Porque tenemos la conexión con la naturaleza y luego a lo que estamos acostumbrados en nuestro día a día, que es vivir en la ciudad, en el caos, en la muchedumbre, y encima ahora estamos viendo muchísimas luces, ventanas, calles, coches, desde lo lejos, y ¿cuántas cosas pasan ahí ahora mismo, verdad? ¡Puah, está pasando ahí! Ahora mismo estará muriendo gente, estarán naciendo niños, estará habiendo discusiones, estará habiendo felicidad, estarán haciendo el amor, se estará pasando de todo delante de nuestras narices, y nosotros aquí, en el monte, viéndole la luna.

Aquí te das cuenta, tío, de qué en calma parece que está todo, ¿no? Como que parece que no hay, no existen problemas desde aquí, ¿sí? Y luego te das cuenta de que los problemas...

Yo aquí me doy cuenta...

¡Puah, qué bonito! Bueno, no sé si lo vas a decir tú.

Lo que vas a decir es lo que me ha venido a la cabeza increíblemente ahora.

Yo lo que iba a decir es que claramente se ve que los problemas están en la cabeza.

O sea, si tú te sales de ahí, te pones en perspectiva, yo no veo ningún problema aquí.

Yo solo veo calma, naturaleza y veo un paisaje.

Claro, ahora si nosotros dos fuésemos, imagínate, la sociedad, nosotros dos, ¿vale? Representamos a la sociedad y lo que tenemos delante es un cerebro.

Una persona que tenemos delante.