
SERMONES DESDE LA INHOSPITA TRINCHERA - SERMON DEL DOMINGO DE QUINCUAGESIMA - 2025 5b1dx
Descripción de SERMONES DESDE LA INHOSPITA TRINCHERA - SERMON DEL DOMINGO DE QUINCUAGESIMA - 2025 5dh6r
Llevamos a nuestros lectores SERMONES DESDE LA INHÓSPITA TRINCHERA del querido P. Juan Carlos Ceriani - SERMÓN DEL DOMINGO DE QUINCUAGÉSIMA - 2025.--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------- 3w1x6l
Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.
Esta es Cristiandad, luchando para que Cristo reine.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el Evangelio de este domingo de cuncoagésima, la Santa Liturgia nos descubre el misterio del tercer anuncio de Jesucristo de su pasión.
He aquí que subimos a Jerusalén y se cumplirá todo lo escrito por los profetas acerca del Hijo del Hombre.
Pues será entregado a los gentiles y será escarnecido y azotado y escupido.
Y después que le hayan azotado, le matarán y al tercer día resucitará.
Los apóstoles no comprenden estas palabras del Cristo paciente.
Ellos no entendieron nada de lo que el Señor les predicó acerca del reino de Dios, que no es de este mundo, que no se basa en el poderío y en las grandezas políticas y nacionales, sino solamente en la cruz y en el dolor.
¿Qué ciegos están todavía, a pesar de haber permanecido en tan largo o con la luz que vino a este mundo? ¿Y qué hizo nuestro Señor para intentar curar esta enfermedad en sus apóstoles? Pues realizó el milagro de la curación del ciego de Jericó, de Bartimeo, el hijo del miedo.
Pues bien, este milagro, esta curación milagrosa, nos permite hablar y desarrollar el tema de los milagros.
Ante todo, los milagros son posibles y son reales.
Es decir, puede haber milagros y además realmente los hubo.
¿Puede Dios hacer milagros? Es decir, ¿puede derogar alguna vez las leyes que ha establecido Él mismo? La pregunta establece clara e irrefragable la razón de que sean posibles los milagros.
¿Cuál es? Muy sencillo, la de que es imposible probar que Dios no puede alguna vez suspender las leyes que Él mismo ha impuesto a la naturaleza.
Por ejemplo, cuando Dios concedió al fuego la propiedad de quemar, ¿pudo, si tal hubiese querido, quitársela y hacer que no quemase? Es evidente que pudo. Pues bien, si pudo quitársela entonces, cuando lo creó, puede quitársela hoy y tantas veces como guste.
Más claro, quien puso las criaturas reglas generales, pudo desde el principio imponerles determinadas excepciones, porque el milagro no es más que una excepción de la regla general.
Si desde toda la eternidad o ahora mismo, que para Dios es lo mismo, es igual, pero si desde toda la eternidad dispone Dios que no me moje el agua a mí cuando camine sobre ella, o que se detenga su corriente como sucedió en el Jordán al paso de los hebreos, o que no me abrace el fuego aunque me echen en él como a los jóvenes de Babilonia, o se me ponga oscuro el sol sin ser día de eclipse como sucedió en la muerte del Redentor, etc.
¿Dónde está la filosofía? ¿Dónde está el criterio? ¿Dónde está el sentido común del que diga Dios eso no lo puede hacer? Quedamos pues en que son posibles los milagros.
Vamos a segunda pregunta. ¿Hubo milagros? Hubiésemos podido comenzar por aquí.
¿Hubo milagros? Y sí, si probamos que sí, entonces también hubiésemos probado que son posibles los milagros.
Pero prefería hacer a la inversa. Poner primero la posibilidad, son posibles los milagros, y ahora arrancar con la segunda cuestión. ¿Pero los hubo? Los católicos decimos que sí, y citamos muchos. Los incrédulos dicen que no, y los niegan todos.
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