Serie Antártica 01 - UN CONTINENTE IMAGINADO 4g1n1u

Nuestro continente prosigue su deriva hacia el sur, viajamos 50 millones de años atrás en el tiempo y nos encontramos con una inmensa tierra verde poblada de frondosos bosques con una amplia biodiversidad. Los humanos aún estamos muy lejos de ser lo que somos hoy y de hecho, por aquella época, los primeros protoprimates comienzan a extenderse tímidamente por la tierra. Son apenas una presencia discreta, similar a lo que hoy sería un lémur, que se escabullen nerviosos entre el suelo y las ramas de los árboles. Es un mundo cálido, mucho más caluroso que hoy en día.

Hace 50 millones de años nuestro planeta superaba hasta en 14 grados centígrados las temperaturas globales de nuestros días. Estos registros tan alocados tienen una causa que hoy conocemos bien. La atmósfera terrestre mostraba concentraciones de CO2 que superaban las 1.500 partes por millón, casi cuatro veces lo que nuestros niveles actuales. El gran impacto del asteroide de Chicxulub y una intensa actividad volcánica derivó en la extinción masiva Cretácico-Paleógeno, pero sobre todo disparó la concentración de gases de efecto invernadero moldeando un mundo ardiente. Pero algo estaba cambiando.

El planeta se estabilizaba lentamente y los estudios paleoclimáticos indican que la concentración de dióxido de carbono descendió, favoreciendo un enfriamiento paulatino del clima global y nuestro continente, la Antártida, desplegó un papel muy importante en este cambio. Su deriva hacia el sur abrió una apertura que hoy conocemos como el Paso de Drake.

La Antártida se despedía de América del Sur abriendo un gran hueco que conectaba el Atlántico Sur con el Pacífico Sur y esa separación permitió que se formase una gran masa de agua que termina rodeando la Antártida y la isla del resto del mundo. Las masas de aire cálido se ven frenadas por este nuevo océano austral y la Antártida se va enfriando. Los bosques y la frondosa vegetación que una vez poblaron el continente se enfrentan a un nuevo y sorprendente invitado, la nieve, el frío, el hielo.

Hace 34 millones de años la Antártida inicia su camino hacia el estado actual. Un manto gélido cubre su superficie y esas tonalidades de verde van cambiando hacia un frío blanco azulado. La nieve se acumula año tras año, siglo tras siglo, milenio tras milenio y se convierte en un gigantesco espejo que refleja la luz solar, enfriando todavía más el planeta.

El albedo de nuestro planeta se incrementa y una buena parte de la radiación solar que antes se absorbía y que calentaba la Tierra y los mares ahora se refleja en ese manto blanco y contribuye a bajar aún más las temperaturas. Y así lentamente hace aproximadamente 34 millones de años la Antártida va ocupando el lugar, la climatología y esas características particulares geofísicas biológicas que ya tienen la actualidad.