¿Sé aceptar a mi pareja como es? 21175o

Hola amigos, aquí estamos nuevamente en la vida como es, les habla José María Contreras.
Cuántas veces se oye decir es que no me dejaba espacio, es que me tenía ahogado, ahogada.
Respetar el espacio del otro es un valor que permite reconocer y aceptar y apreciar y valorar
las cualidades del otro y sus derechos. Uno se casa, pero no se casa para que lo ahoguen.
Hay que respetar su espacio, respetar su forma de ser. Respetar es aceptar al otro y no querer
que sea de otra manera. Vamos a ver, es que esto es muy importante. Todas las consultas,
los libros de por qué hay problemas en la relación de pareja muchas veces vienen por
querer cambiar al otro. Lo pueden buscar donde quieran. Es decir, una de las cosas que más,
digamos, enfría una relación es querer cambiar al otro. Una pareja son dos personas que son
imperfectas y tienen muchos defectos. Por tanto, lo que va a salir ahí es una relación que va a
ser imperfecta, en el sentido que no va a ser lo ideal. Esas relaciones no existen, nada más que
en algunas películas, porque ahora ya si una película no termina mal parece que no es película,
ya hasta las películas tienen que terminar mal y no es verdad eso. La mayoría de las
relaciones terminan muy bien. Lo que pasa es que hay que seguir unas pautas que son
las instrucciones que tiene el ser humano. Si una persona es nerviosa no puede ser tranquila,
por mucho que se esfuerce no puede ser tranquila. Lo único que podrá hacer es intentar luchar por
mejorar como persona. Eso sí lo puede hacer uno, intentar luchar por mejorar como persona,
entonces manifestar alguna vez serenidad, contar hasta diez, estas cosas que no han dicho tomarse
una tila, etc. Pero lo que no puede ser es tranquila. Si una persona es preocupona no
puede ser no preocupona. Lo que podrá hacer es intentar dar menos importancia a las cosas,
ver las cosas con una cierta lejanía, no verlas tan encima, porque muchas veces nos ponemos
nerviosos por ver las cosas tan encima que es que solo vemos las cosas. Cuando nos acercamos
mucho es que nos parece todo negro, esto no funciona, esto es un rollo. Y eso es porque
estamos teniendo un estado de ánimo que no es el normal. En el momento en que nos separamos
de ese estado de ánimo nos damos cuenta de que las cosas no son tan así como estamos diciendo,
que también hay colores claros, que no es todo negro, que el otro o la otra tiene defectos,
pero también tiene virtudes. Me parece que muchas veces las virtudes las damos por supuesto,
solo falta que además fuera de otra forma, pues podía ser de otra forma, ¿por qué no?
No intentar cambiar al otro, es que está hasta en la definición de respeto. El otro es la otra,
vamos, es igual, yo siempre otro, otra. Es preocupón, es negativo, pues ahora qué decirle
hombre, pues cada cinco cosas negativas que diga, di una positiva. Hay que hacerlo con serenidad,
en un momento oportuno procura decir cosas positivas, porque hay veces que ver la realidad
tan cerca termina uno asfixiando, ahogando a la persona que tiene al lado. Y los hijos
terminan no oyendo a los padres. No querer cambiar al otro, aceptarlo como es. Es una
persona que no es perfecta, tiene defectos. Lo que pasa es que muchas veces estamos diciendo,
a mí me gustaría que los defectos fueran de otra manera. Y muchas veces en una relación de pareja,
defecto no es lo que teóricamente se llama como defecto, sino que muchas veces defecto
es aquello que me molesta a mí. Por tanto, llega un momento en que estamos considerando defecto
todo aquello que nos molesta del otro. Y entonces, como nos enfoquemos, si somos negativos y nos
enfoquemos solo en lo que nos molesta, la vida se nos hace tremendamente agobiante. Y al otro,
a la otra también. Lo que estamos pretendiendo es que el otro o la otra no sea así. Y estamos
todo el día corrigiendo, diciéndole que esto no lo haga así. Pero en el fondo, muchas veces se lo
decimos no para que él o ella mejore como persona, sino se lo decimos porque a mí me molesta eso.