Reflexiones en torno al Triduo Pascual - 2ª Parte 4i2k1b

Buenas tardes, ayer concluíamos leyendo la parte de la oración de Jesús al final del discurso de despedida, aquella en que pedía por todos los que a lo largo de la historia habrían de creer en él. Hoy vamos a comenzar leyendo otra parte de esa oración, la primera parte, cuando Jesús pide al Padre por sí mismo.

Dice así Jesús, Padre, ha llegado la hora, da gloria a tu Hijo para que tu Hijo te dé gloria, ya que le has dado autoridad sobre todos los hombres, para que dé vida eterna a cuantos les has confiado. En esto consiste la vida eterna, en conocerte a ti, el único Dios verdadero, y a tu enviado Jesús el Mesías. Yo te he dado gloria en la tierra, cumpliendo la tarea que me encargaste de hacer.

Ahora tú, Padre, dame gloria junto a ti, la gloria que tenía junto a ti antes de que el mundo existiera. Esta es la parte de la oración del final del discurso de despedida que leíamos y comentábamos ayer, y que creo que nos ambienta para adentrarnos ahora en una reflexión sobre la pasión, la pasión según el relato de Juan. Pero me gustaría contextualizarla un poco relacionándola con los otros relatos de la pasión. Lo primero que hay que decir es que cuando uno, cualquiera de los cuatro evangelios, cuando uno los coge en conjunto, es llamativo que lo que se dedica a la pasión en el conjunto de cada evangelio es desproporcionadamente largo en relación con lo que son otros relatos de la vida de Jesús.

Esto se explica por varias razones. Digamos que siempre es bueno retrotraerse a qué ocurrió, cómo llegaron los evangelios. Nosotros nos encontramos con el texto final, pero es bueno que nos preguntemos ¿y cómo se llegó a ese texto final? ¿Es que hubo realmente un autor que escribió sin más el relato completo? ¿O antes de eso hay procesos a través de los cuales poco a poco se fue avanzando hasta llegar al texto final? Y es esto, fueron procesos complejos.

Y en ese proceso complejo ponemos en la situación después de la muerte y de la resurrección de Jesús. Empiezan las primeras comunidades a reunirse, pero claro, lo primero que tienen es que dar alguna explicación. ¿Cómo es posible que el que ellos confiesan que ha resucitado fuera una persona que terminara como terminó en la cruz? A nosotros nos parece una cosa evidente, le damos una lectura teológica y ya lo vemos, Juan lo hace perfectamente. Pero los primeros cristianos tenían una profunda dificultad. ¿Cómo explicar eso? Por eso, en el origen de los evangelios, los primeros fueron los relatos de la pasión.

Y fijaos que cuando los evangelistas cuentan la pasión, no les importa solo contar lo que pasó, sino de alguna manera explicar por qué pasó. ¿Cómo es que Jesús muriera como murió? Y ahí siempre echan mano de las escrituras. Ellos miraban para atrás, miraban a toda la tradición de la religión judía y veían cómo en el Antiguo Testamento había textos en donde se anunciaba ya. Y que ahora, a la vista de lo acontecido, ellos podían identificar y decir, claro, aquí estaba dicho ya. Y por eso veis que en el relato de la pasión se dice muchas veces, así se cumplió la escritura. Por eso, como digo, en el proceso