Reflexión de la Noche del 20 de Mayo del 2025. 5h491b

Dios te bendiga. Buenas noches.

Ten mi oferta, por tu abrazo y mi bendición.

Aquí, ante el Señor, pongo tu vida.

Amado Señor, Tú conoces nuestra realidad.

Entra profundamente.

Nuestro corazón llena de los vacíos.

Espíritu de Dios.

Cada vacío.

Tristeza, ansiedad, cansancio, frustración, preocupación, depresión.

Que venga. Que venga tu paz. Que venga tu paz.

Sí, Señor. Que venga tu paz.

Paz en nuestro corazón.

Y así poder llevar a la familia al trabajo.

Madre María.

Necesitamos el abrazo maternal a esta hora.

Una caricia maternal.

Hijo, hijo sanado.

A ver, es que...

A veces pienso que ya se me va a acabar el material para hablar.

El Espíritu Santo sigue dando ideitas.

Bueno, y tú te las aguantas.

Y si el Señor quiere, pues que esas ideas vayan trabajando en tu corazón.

Bueno, ahora no tengo el texto, la verdad, no lo encontré.

No lo encontré, no lo busqué.

Pero voy a hablar de un texto.

Insiste el Señor, el que come de este pan divina para siempre.

Yo soy el pan vivo bajado del cielo.

Está hablando de la Eucaristía, qué precioso.

Sus padres comieron del maná y murieron.

Pero el que come de este pan no morirá para siempre.

El pan del cielo.

El que cree en mí tiene vida eterna, dice.

Está hablando de comerle, de convivirle.

De creer en él, el que cree en mí tiene vida eterna.

Dice también, el que viene a mí, yo lo resucitaré.

Igual, tiene vida eterna.

Yo lo resucitaré.

Lo resucitaré en el último día.

Está hablando de creer en él, de comerle a él.

De tener vida eterna, de no morir para siempre.

La pregunta, ¿qué ocurre con lo que comemos todos los días? Eso que comemos, lo único que hace es aplazar la muerte, ¿verdad? Claro, ¿cuánto aguanta un cuerpo sin alimentarse? Claro, ¿cuánto aguanta un cuerpo sin alimentarse? Bueno, pero eso tiene fecha de caducidad.

Eso se acaba.

Eso nos da fuerzas, pero se acaba.

Solo alimentarse de Cristo.

Solo ese alimento nos abre las puertas para la vida eterna.

Eso es.

Y todo lo que buscamos en esta vida, los títulos, los nombres, los puestos, la grandeza, todo lo que disfrutamos, tiene fecha de caducidad.

Todo es como un alimento para esta tierra.

Para alegrarnos, para disfrutar, sin que en sí eso sea malo.

Pero tiene fecha de caducidad, eso se acaba aquí.

Todo se acaba aquí.

Todo se acaba aquí.

Yo me he reverido al matrimonio.

Yo cometí el error que antes, cuando alguien endeudaba, yo decía, pero tranquilo, se van a encontrar eternamente y van a ser felices.

¿Acaso? No, no es.

Porque es hasta que la muerte les separe.

Porque cuando la muerte les separe, en el cielo nuestra alma seguirá siendo del único Esposo, de Dios.

El Esposo que nunca muere.

Entonces, en esta tierra, todas las relaciones tienen fecha de caducidad.

El matrimonio, la amistad, todo tiene fecha de caducidad.

Los hijos, porque en el cielo sabemos todo en Dios.

Entonces, esto me lleva a una pregunta.

¿A qué vino Cristo? ¿Cristo vino para que todo funcione perfectamente en la tierra? Ah, claro. Más de dos mil años de iglesia.

Y bueno, ¿y qué? Y ya.

Hay paz y armonía y serenidad y fe en todo el mundo.