Padre John Montoya - Reflexión del Evangelio de Madrugada del 30 de Mayo del 2025. z226x

Dios tranquilo, buen día, te saludo con mi abrazo, con mi bendición aquí, ante Jesús.

Yo espero que estés bien. El Espíritu Santo nos ilumine, nos acompaña, nos genere mucho gozo y toma en nuestro corazón. En tus manos, amado Señor, ponemos nuestra vida, todo lo que vivimos, lo que estamos viviendo, toda nuestra historia, ponemos la iglesia, nuestra familia, bendícenos, te pedimos. Conjuro toda esa hechanza del mal, en nuestra familia, en nuestra familia espiritual también. Hijo y Hosanna, vamos con la palabra, ¿te parece? Juan 16, 20, 23. En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos, les aseguro que llorarán y se lamentarán ustedes, mientras el mundo estará alegre. Ustedes estarán tristes, pero su tristeza se convertirá en alegría. La mujer cuando va a dar a luz, siente tristeza porque ha llegado su hora. Pero en cuanto da a luz al niño, ni se acuerda del apuro, por la alegría de que al mundo le ha nacido un hombre.

También ustedes ahora sienten tristeza, pero volveré a verlos y se alegrará su corazón y nadie les quitará su alegría. Ese día no me preguntarán nada, palabra del Señor. No voy a decir nada nuevo de lo que ya he dicho otras veces como para ser un poco recalcitrante, incisivo en este tema. Habla de la alegría, ustedes se van a entristecer. A ver, espérate, vamos a decir. Ustedes llorarán, se lamentarán, el mundo estará alegre. Ustedes estarán tristes, pero sus tristezas se convertirán en alegría. Y eso por decir una cosa. ¿Quién dijo que Cristo garantiza un estado de vida alegre siempre? ¿Has mirado la cruz? Si alguien se decide seguir a Cristo para que no le ocurran situaciones difíciles, para erradicar los problemas, no, no es este lugar.

No es. Porque en el Señor el seguimiento es consolación, desolación, es tristeza, alegría, es cercanía, es ausencia. Es nuestra realidad, la realidad humana. Y yo creo que aquí no entenderemos completamente el por qué el Señor sabe, y creo que lo entenderemos en la eternidad completamente. Hay veces que cualquier cosa, lo entristece a uno. Hay otras veces que situaciones muy fuertes uno la recibe con fortaleza también. No sabemos. Y Señor, ¿y por qué no todo es perfecto? Porque nosotros no somos perfectos. Porque hay pecado, porque hay debilidad, porque nosotros no podemos entenderlo todo, porque nuestra mente no alcanza, no lo cubre todo, es limitada. Eso es lo primero. No podemos buscar que todo funcione perfecto.

Lo que cambia es cómo nosotros recibimos las situaciones adversas. Eso es lo que cambia. ¿Qué tan lleno está nuestro corazón de Dios para recibir las situaciones alegres, gozosas o adversas, tristes? ¿Qué tan lleno está nuestro corazón? Porque si nuestro corazón no está con Cristo, cualquier situación, por pequeña que sea, nos desacomoda, nos descuadra y fácilmente pues dejamos de perseverar. ¿Dónde están puestas nuestras alegrías? ¿Dónde está puesto tu corazón? ¿Dónde está puesta la esperanza? Porque si nuestra alegría son las cosas de este mundo, y eso es lo que repito, pues entonces nuestra alegría, nuestra felicidad durará hasta que esas cosas duren. Si mi alegría es mi salud, pues entonces seré alegre así.