PROPIEDADES ENERGÉTICAS DE LA GEOMETRÍA 3i2j2g

propiedades energéticas y terapéuticas de cada uno de los polígonos de la geometría sagrada.
Los triángulos. En términos generales podemos decir que el triángulo equilátero puede actuar
sobre nuestro set y nuestro entorno proporcionándonos un efecto de reflexión o despejo
de la verdad única universal. Esta forma de tres lados o tensiones y de tres ángulos de 60 grados
de apertura crea como un puente de comunicación o de relación entre lo cósmico e intangible y lo
que es terrenal o materializado. Los triángulos en general dinamizan, expanden y direccionan las
fuerzas y las energías. El triángulo interviene de forma muy sutil y ordenada sobre nuestro sistema
nervioso, sobre la regeneración celular y sobre nuestra psicología. Tienen claramente la función
de activar y guiar. Los triángulos clarifican y dan lucidez en los procesos. Tienen a la vez un
efecto protector de confianza, claridad, ordenación y custodia. Se supone que intervienen de forma muy
directa sobre nuestro ADN, el código celular y el código etérico también de cualquier ser vivo y
sobre todo lo que está relacionado con la herencia y la energía ancestral. Los triángulos son el
principio geométrico por excelencia de la formación y el crecimiento expansivo. El triángulo es un
patrón básico que se repite y forma parte de todos los demás polígonos a excepción del círculo. Es
decir, que cada polígono euclidiano plano contiene al triángulo como patrón base. Por ejemplo, el
cuadrado contiene cuatro triángulos, el pentágono posee cinco triángulos, el dodecagono tiene 12
triángulos, etcétera. Por tanto, es probable que todas las características energéticas de este
polígono triangular también se repitan en las demás formas geométricas existentes. Los cuadrados. El
cuadrado representa, sobre todo inserto en nuestras viviendas, por ejemplo, o aplicado en nuestro
cuerpo, toda la energía de materialización, de conexión con la tierra, nutrición, reposo, con la
vida más primaria y con las etapas egoicas en evolución y expansión. Este polígono es una clave
de la naturaleza y la raíz de la existencia de los seres vivos, porque el cuadrado está directamente
asociado a las cuatro direcciones cardinales con las que se orienta un ser humano y también con los
cuatro elementos básicos que contiene nuestro cuerpo, como el agua, líquidos orgánicos, el aire,
oxígeno, el fuego, calor, temperatura y la tierra, minerales, huesos. La forma cuadrada, al parecer,
nos proporciona una notable expansión de la vida, prosperidad, fluidez y nuevas posibilidades de
existencia. El cuadrado nos ayuda a sí mismo a relacionarnos positivamente con la muerte, con el
renacer, con el dolor y todo su significado de aprendizaje, con la recapitulación, activando los
cambios evolutivos del ser humano en su constante proceso de expansión vital regular. Es una forma
cerrada muy estable, con un cuerpo muy contundente, una figura arquetípica con cuatro ángulos de 90
grados, aunque su estabilidad está asociada más con el tiempo, con los ciclos, las etapas, con el
proceso de la vida y la muerte, mucho más relacionado a esos aspectos que con nuestro
espíritu genuino que es atemporal. Los pentágonos. La naturaleza de este polígono de cinco lados nos
proporciona básicamente la energía de la integración y de la unificación de nuestros
aspectos yang, mental, lógico, activo, masculino, fuego, con nuestros aspectos ying, emocional, analógico,
intuitivo, receptivo, femenino, agua... El pentágono se considera una figura de tipo andrógino, por
contener en sí misma la fuerza macho y la fuerza hembra a la vez, lo femenino y lo masculino, al
mismo tiempo que nos proporciona la energía de complementarnos, de aprender a ser nosotros mismos
al mismo tiempo.