La promesa 605 #audesc 2r1y50

Radio Televisión Española presenta...

¿No iba por usted, señor? Siento mucho que se haya dado por el oído.

Te arrepentirás de esta impertinencia.

Yo creo que no.

¿De qué hablas? Que al ir a ponérmela me he dado cuenta de que esa esmeralda es falsa.

Por eso he preferido ponerme la cadenita de plata.

¿Y que no te ha hecho ni pizca de gracia cómo conseguí la pulsera? Bueno, reconozco que no me gusta nada que juegues a los naipes.

Pero aparte de eso soy perfectamente capaz de diferenciar una auténtica esmeralda de unos trocitos de vidrio verde.

¿Doña Emilia no está casada? Eso mismo me dijo a mí cuando hablamos de esto.

Me dijo que siempre había antepuesto su desarrollo profesional a su vida personal.

¿Y de dónde viene que Romulo piense que está casada? ¿O usted misma, de hecho? Supongo que de conversaciones que he tenido con el señor Baeza en las que afirma que doña Emilia tiene marido.

Ese patán de Adriano se ha comportado como un impertinente.

Lo lamento.

Yo no.

¿Qué quieres decir? Que me disguste y me resulta interesante a partes iguales.

No me digas que por fin has encontrado un contrincante a tu altura.

Jamás. Y menos ese.

Pero me entretiene enfrentarme con él.

Cualquier cosa, por pequeña que sea, me parece especial si la hago contigo.

Romulo besaba en los labios a Emilia.

Me voy.

Yo creo que es demasiado tarde para mí.

Señora, es que doña Eugenia anda un poco desorientada.

No te preocupes por eso. Se le pasará en cuanto le dé un poco el aire.

Pero...

Ya me arrollo cargo, gracias.

Cuando María termine de darte el masaje, desayunamos y nos vamos.

Me he dado cuenta de algo.

Es lo que no había reparado antes.

¿De algo de qué? Ya sé quién mató a mi hermana.

Pía quedaba boquia abierta.

He hecho mis pesquisas y he descubierto algo terrible.

Todo cuanto ese hombre le ha contado es totalmente falso.

Manuel quedaba decepcionado ante Burdina, ahora...

Por favor, puede ser más específico.

El número que le dio Toño para confirmar su relato se corresponde con Valverde de la Jara.

Bueno, bien, eso es lo que cabía esperar.

Pero no es precisamente el número del cuartel de la Guardia Civil.

Sino el número de un burdel que se encuentra a las afueras del pueblo.

Manuel resopla desanimado y cierra los ojos con abatimiento.

Entonces, el Sargento Cabral.

El supuesto Sargento Cabral con quien usted habló es realmente el dueño del burdel.

El respiro.

¿Cómo? Así es como se llama el burdel.

Y su dueño atiende por Cosme Valtorre, cuya única relación con la Guardia Civil son dos atestados por proxenetismo y uno por robo con violencia.

La cuestión, Manuel, es que si su empleado le mintió en relación a esto, como ahora sabemos que le mintió, es de suponer que también le mintiera en relación al robo del automóvil y del dinero, ¿no le parece? Aún así no terminaba de esperárselo, por lo que veo.

Manuel deja caer sus brazos, resignado.

Tenía un atisbo de esperanza.

No es fácil, ¿sabe? No es fácil.

No es fácil darte cuenta que alguien a quien has intentado ayudar y en quien has depositado tu confianza te engaña de esta manera.

La buena voluntad.

La buena voluntad es el rasgo común de la mayoría de las víctimas que atendemos en el cuartel.

La buena voluntad es un filón para los delincuentes.

Puede que tengas razón, pero por desgracia uno no puede escoger ser desconfiado.

No, por desgracia no.

Pero créame que nos iría mucho mejor si se pudiera.

Si quiere denunciarle, le arrestaré.