La promesa 592 #audesc 232k1m

Radio Televisión Española presenta anteriormente Y me da en la nariz que Catalina está tramando algo.

Y cree que tiene al corriente de sus planes a doña Simona.

Por eso necesito que las vigiles de cerca y tenga sus ojos y los oídos bien abiertos.

Tenemos que ir a ver a ese tal Basilio y preguntarle quién le pagó para atentar contra mi vida.

¿Quieres ir al casino? Es el sitio donde podemos encontrarlo, ¿no? Pues en ese caso tenemos que reunir dinero.

Porque vamos a jugar.

Es la única manera de atraer su atención.

Por cierto, ha tenido noticias de mi hijo.

Tengo miedo, tengo miedo de que mi hijo vuelva a hacer otra de las suyas.

Y de paso, arrastre a don Manuel.

Recuerdo que los últimos meses que nos vimos fueron unos meses difíciles.

Y recuerdo que por aquel entonces tú quedaste embarazada de quien no debías.

Sí, yo conozco el nombre del padre de Ángela.

Leocadia quedaba perpleja, ahora...

¿Tanto te sorprendes que te has quedado sin hablar, Leocadia? Ay, amiga, es que me has dado un susto de muerte.

Por un momento se me había olvidado tu finísimo sentido del humor.

¿Crees que bromeo? No, creo que es del todo imposible que sepas quién es el padre de mi hija.

¿De verdad crees que es imposible que lo sepa? Mira a Leocadia con una sonrisa.

Te propongo una cosa.

En vez de lucubrar, ¿por qué no digo el nombre del padre y resolvemos el enigma? No.

Ah, claro.

Ya sabes lo que dicen.

Que las paredes de la promesa tienen oídos.

No, no es eso.

Es sencillamente que he decidido borrar ese nombre de mi memoria.

Entonces sí crees que lo sé, ¿no? Leocadia aprieta el labio tensa.

Tan malo no sería cuando dejaste que te preñara.

Eugenia sonríe con malicia.

¿De qué te avergüenzas, Leocadia? Basta ya, Eugenia.

No sé por qué te empeñas ahora en desenterrar todo ese pasado.

¿Yo? Nada, solo me preguntaba si Ángela sabe quién es su padre.

Leocadia la mira con enfado.

No se te ocurra amenazarme.

No era mi intención.

Este hombre se desentendió de sus responsabilidades.

No quiso saber nada de mí ni de mi hija.

Y desde ese momento decidí que estaba muerto para nosotras.

Así que te pido, te suplico.

Si no nos cuidamos entre nosotras, ¿qué lo hará? No volveré a hablar de él.

A no ser que sea imprescindible.

Padre, no sabía que tenía compañía.

Doña Eugenia.

Mira qué coincidencia.

Justo ahora estaba hablando con tu madre sobre ti.

Bueno, y me estaba contando que...

Me estaba contando que tú estudias Derecho en Suiza.

Nada más y nada menos.

Sí, sí, así es. En la Universidad de Zurich.

Aunque este curso he decidido tomarme un descanso para pasar más tiempo con mi madre.

Seguro que le ha hecho una ilusión loca.

¿No es así? Disculpe un momento.

Madre, disculpe. ¿Está bien? Isabel Serrano, Leocadia.

Marta Costa, Ángela.

Joaquín Climent, Rómulo.

Marga Martínez, Petra.

Amparo Piñero, Martina.

Ángela Echaniz, Vera.

María Castro, Pía.

Carmen Flores Sandoval, Simona.

Teresa Quintero, Candela.

Guillermo Serrano, Lorenzo.

Enrique Fortuny.