Iglesia Rey de Reyes 402z22

Hay momentos por los que pasamos en la vida que, por diversas circunstancias, no son agradables. Son aquellos en los que nos ha visitado una enfermedad, una mala situación económica, una pérdida de trabajo, etc, y que su tiempo de duración se han alargado más allá de lo que hubiéramos deseado. A muchas personas, esta situación les ha provocado un estado de cansancio que los ha llevado a tocar fondo, a decir que no pueden más, y han tratado de buscar desesperadamente algún tipo de ayuda que les sacara de la situación. Contrariamente a quienes no saben dónde encontrar la solución a su mala situación por la que está pasando, los creyentes sí sabemos a quién acudir en busca de ayuda, a Jesús. Sólo necesitamos recibir un toque suyo y todo cambia en nuestra vida y en derredor nuestro. Lo único que debemos hacer es tener la misma actitud que Jairo y una mujer enferma crónicamente tuvieron al acercarse al Señor, una actitud humilde y dispuesta a pagar cualquier precio personal.

En esta segunda parte, observamos el llamado de Cristo a tener hambre y sed de justicia, no como una opción superficial, sino como una necesidad espiritual tan vital como el alimento físico. La justicia, entendida en sus dimensiones moral y social, refleja el carácter santo de Dios. Vivir conforme a esa justicia debe ser el anhelo profundo de los hijos de Dios. Asimismo, la misericordia no se reduce a una compasión emotiva; la misericordia a la que estamos llamados es activa, restauradora y comprometida con la verdad. En medio del caos y la incertidumbre del mundo, los hijos de Dios somos llamados a encarnar con fidelidad el carácter de Cristo.

Reunión Evangelística con el influencer y comunicador Ángel Rodríguez Heredia. La gracia de Dios es el favor inmerecido que Él ofrece a la humanidad. No se gana por obras ni méritos, sino que es un regalo divino, manifestado principalmente a través del sacrificio de Jesús en la cruz como vemos en Efesios 2:8-9. La gracia nos perdona (Romanos 3:24), nos transforma (Tito 2:11-12) y nos da a una relación personal con Dios. No importa tu pasado, su gracia te alcanza hoy.

Continuamos con la serie de las bienaventuranzas. En esta segunda parte, observamos el llamado de Cristo a tener hambre y sed de justicia, no como una opción superficial, sino como una necesidad espiritual tan vital como el alimento físico. La justicia, entendida en sus dimensiones moral y social, refleja el carácter santo de Dios. Vivir conforme a esa justicia debe ser el anhelo profundo de los hijos de Dios. Asimismo, la misericordia no se reduce a una compasión emotiva; la misericordia a la que estamos llamados es activa, restauradora y comprometida con la verdad. En medio del caos y la incertidumbre del mundo, los hijos de Dios somos llamados a encarnar con fidelidad el carácter de Cristo.

A través del Sermón del Monte, Jesús nos enseñó los modelos éticos que debemos seguir para vivir nuestra vida diaria bajo los valores y principios del Reino. Un hijo de Dios debe conducirse en el mundo como un verdadero ciudadano del cielo. En su carta a los filipenses, el apóstol Pablo exhorta a comportarnos como ciudadanos del Reino, independientemente de las persecuciones, luchas o circunstancias. Su ruego era que nos comportáramos de manera digna del evangelio de Cristo. En las bienaventuranzas, Jesús nos reveló las bendiciones que recibimos cuando vivimos conforme a los valores del Reino. Estos rasgos no son simplemente virtudes, sino distintivos esenciales de quienes verdaderamente pertenecen al Reino de los cielos.

Iglesia Rey de Reyes - Grabado en vivo en la Iglesia Rey de Reyes el domingo 20 de abril de 2025

El pasado domingo tuvimos la visita de Juan Varela, director y fundador de INFFA (Instituto de Formación Familiar), quien nos compartió sobre los rasgos que definen a un cristiano auténtico, basado en Juan 17. Nos recordó que un cristiano auténtico: · Conoce a Dios · Obedece Su Palabra · Honra a Cristo con su conducta · Tiene el gozo de Cristo consigo · Busca la unidad con sus hermanos · Refleja el amor de Dios en otros

Iglesia Rey de Reyes - Damián Escobar - Fortaleza en la congregación - Grabado en vivo en la Iglesia Rey de Reyes el domingo 30 de abril de 2025

El pasado domingo tuvimos como invitado especial a Dario Scuoppo, quien nos compartió principios bíblicos clave para llevar una vida espiritual saludable y fortalecernos en el Señor. Nos recordaba la importancia de alimentarnos de la Palabra de Dios, ya que no hay crecimiento en la fe sin ella, como señala Romanos 10:17. También. nos animó a confiar en que Dios tiene el control de todas las cosas y a descansar en sus promesas. Necesitamos buscar Su presencia continuamente, en todo tiempo, incluso cuando las circunstancias no sean favorables. Además, para tener una vida espiritual saludable, debemos compartir con otros los que hemos recibido, para ser de bendición, pues Dios desea usar a Su iglesia para influir en el mundo.

El libro de Romanos 8 presenta un análisis profundo de la diferencia entre andar conforme a la carne y andar conforme al Espíritu. Se parte de la premisa que la ley y los mandamientos no arreglaron el problema pecaminoso del hombre, cuantas más leyes conocían, más reproducían el pecado y se rebelaban. El objetivo de Dios era dejar muy claro que la maldad había secuestrado el corazón del hombre y que tanto la Torá como los mandamientos por muy buenos que sean no podían hacer nada al respecto. Es aquí donde Pablo introduce la solución definitiva: Jesucristo y el Espíritu Santo, quienes capacitan a los creyentes para una vida de verdadera libertad y transformación espiritual. El pasaje contrasta las características de una vida gobernada por la carne y una vida dirigida por el Espíritu. Aquellos que viven conforme a la carne tienen pensamientos y actitudes que reflejan su naturaleza pecaminosa y la consecuencia del pecado es la muerte, tanto espiritual como eterna. En contraste, los que viven conforme al Espíritu experimentan una transformación genuina. Se les capacita para vivir en libertad espiritual, lejos de toda condenación y como resultado tienen vida y paz. Así como la mariposa pasa por un proceso de metamorfosis, nosotros como creyentes debemos experimentar esa transformación espiritual en nuestro interior, donde no ocurre por el esfuerzo humano, sino por la obra del Espíritu Santo en cada persona. Esa metamorfosis espiritual no solo afectará mi propia vida, sino a mi entorno y a la congregación.

IJuzgar y cuestionar la actitud de Gedeón en el relato del vellón de lana es un ejercicio ligero que a menudo podemos cometer. Sin embargo, al entender el contexto de Gedeón y observar el poco conocimiento que tenía de Dios en su encuentro con el ángel de Jehová, nuestra perspectiva cambia. Gedeón no pidió un milagro con el vellón para buscar dirección de Dios, sino para confirmar lo que ya se le había dicho. Su comprensión de la revelación era mucho más limitada que la nuestra. El problema es que, en ocasiones, nosotros también ponemos vellones a Dios como señales arbitrarias para conocer su voluntad en situaciones que, en realidad, requieren de nuestra parte responsabilidad y fe. Creámosle a Dios, confiemos en su Palabra y caminemos en fe, con la plena certeza de que la mayor victoria ya fue conquistada en la cruz.

En una sociedad sobreexpuesta a información de todo tipo e inmersa en la liquidez de estos tiempos modernos, donde el horizonte de la verdad se difumina cada día más, se percibe el malestar general de una sociedad hambrienta de verdad y carente de ejemplos a los cuales seguir. El cristiano es esa figura que debe emerger en la sociedad como un outsider, afirmando verdades absolutas, valores cristianos y, sobre todo, mostrando a Cristo como el camino, la verdad y la vida que esta sociedad necesita. Hacen falta hombres valientes, dispuestos a perderlo todo, como Juan el Bautista, quien no tuvo miedo de ser un outsider en su tiempo por la causa de Cristo. Él fue un vivo ejemplo de un cristiano que no se amolda al mundo, sino que muestra a Cristo al mundo.

Dios nos dio el regalo de la fe para que por medio de ella pudiéramos alcanzar la salvación a través de Jesucristo, como declara el apóstol Pablo en Efesios 2:28. Además, es el vehículo imprescindible por medio del cual deberemos viajar por las distintas etapas de la vida cristiana, experimentándola en cada una de ellas de una manera progresiva, de tal modo que podamos superarlas, con el objetivo de alcanzar el crecimiento espiritual que Dios espera de nosotros, esto es, reflejar el carácter de Jesús. Ahora, bien. Esta fe, que es de Dios, no descansa ni depende de nuestras capacidades humanas, ni funciona conforme a nuestros caprichos, como si de un amuleto se tratase, si no que “confía en que Dios cumplirá su palabra conforme a su voluntad”. Esta es la fe correcta, para la cual nada es imposible. Este pasaje, centrado en el diálogo entre un padre, angustiado por la dolorosa situación de su hijo, y Jesús, nos muestra lo que el Señor puede hacer si tan sólo tenemos un poquito de esta fe.

A lo largo de la historia de la Iglesia, las persecuciones hacia ella sirvieron como un catalizador de impulso y purificación. Sin embargo, con el cese de estas, buena parte de la Iglesia cayó en la apatía y en la falta de compromiso con Dios. El sufrimiento causado por las dificultades de la vida nos sirve para mantenernos en alerta, activos y en crecimiento espiritual. El profeta Zacarías aborda cómo Dios permite las pruebas para purificar a su pueblo, del mismo modo que se purifica la plata y el oro. La prueba tendrá un doble efecto en nosotros: llevarnos a negar a Cristo con nuestra actitud, dispersarnos y huir, o bien ser refinados por Él, con el fin no solo de ser pulidos, sino también de ver a Jesús en el momento más oscuro.

Este mensaje nos lleva al momento en que el pueblo de Israel fue encontrado atrapado entre el Mar Rojo y el ejército de Faraón. En su desesperación, clamaron a Dios, pero también dudaron y se quejaron. Sin embargo, Moisés les dio tres claves fundamentales: fe, resistencia y tranquilidad en el caos. Dios no solo abrió el mar para ellos, sino que también los guió y los protegió. Muchas veces, en nuestras vidas, enfrentamos situaciones donde no vemos salida, pero este pasaje nos recuerda que Dios pelea por nosotros y abre caminos donde no los hay. ¿Cómo nos afecta hoy? Este mensaje nos desafía a confiar en Dios en tiempos de incertidumbre, a no temer, a mantenernos firmes ya permitir que Dios haga su obra en nuestras vidas.

El denominador común de los grandes hombres y mujeres de Dios fue su obediencia a la voz del Espíritu Santo. En nuestro contexto, obedecer es contracultural; en una sociedad marcada por el auge del libertarismo y el existencialismo, el concepto de obediencia no encaja fácilmente. Es fundamental comprender la obediencia desde una perspectiva bíblica, ya que la obediencia humana suele estar ligada a normas y leyes, motivada por el miedo al castigo o la búsqueda de recompensas. Sin embargo, la obediencia bíblica se fundamenta en el amor y la plena confianza en Dios. Escuchar la voz de Dios y obedecerla no es una tarea sencilla; requiere que reduzcamos el ruido de nuestras distracciones y deseos personales para dar paso a sus propósitos en nosotros. La diferencia esencial entre las personas radica en que algunas solo escuchan sin actuar, mientras que otras no solo escuchan, sino que también obedecen y responden a la voz del Espíritu.

Los sentidos son esas capacidades en la dimensión natural que nos permiten percibir nuestro entorno en relación con nosotros mismos. Las diferentes sensaciones que transmiten a nuestro cerebro son procesadas e interpretadas por él, quien las transmite al cuerpo para que éste de la respuesta correspondiente. Pero existe otra dimensión, la espiritual, la cual no se rige por los sentidos naturales, que, si bien son afectados por la misma, se rige por la fe, esto es, el don o capacidad que Dios nos otorga para poder alcanzar y disfrutar la vida eterna y cada una de sus múltiples bendiciones. Un don que nos es imprescindible para superar al peor enemigo que se nos opone en esa dimensión: la incredulidad. El encuentro de Natanael con Jesús, el cual nos muestra cómo se manifiesta esa incredulidad y la manera en que el Señor la trata en nosotros, nos ayuda a ver la necesidad de experimentar su poder más allá de cualquier sentido humano, con el fin de superarla y alcanzar sus bendiciones.

Si preguntáramos a un grupo de personas si tienen orgullo, la mayoría (por no decir todos) respondería que no. Es poco común encontrar a alguien que reconozca abiertamente su orgullo. Sin embargo, este tiene un impacto profundamente negativo en la vida cristiana, convirtiéndose en un obstáculo para la humildad y la dependencia de Dios. El orgullo se manifiesta a través de actitudes como creer saberlo todo, resistir la ayuda externa y negarse a reconocer los errores, lo cual limita el crecimiento espiritual. Por eso, vivir en humildad es esencial para permitir la obra transformadora del Espíritu Santo y para establecer una verdadera conexión con Dios. Como hijos de Dios, estamos llamados a abandonar el orgullo y a cultivar una actitud humilde, recordando que Él habita en corazones contritos y humildes, donde puede manifestar su poder y su gloria.

Visión 2025: EXPERIENCIAL - Samuel Escobar - Iglesia Rey de Reyes

Es un año de Gracia - Eugenio González. Acabamos de estrenar un nuevo año en el que nos esperan nuevos retos y desafíos. Estamos convencidos como hijos de un padre fiel, que 2025 será una año de gracia, porque el Dios de toda gracia tiene abundancia de recursos para cada hijo suyo en cada situación y necesidad. Él cumplirá su propósito en nuestras vidas, nos perfeccionará, afirmará, fortalecerá y establecerá en Él. Un año de gracia, donde Dios padre nos hará cada día la misma invitación. Acercaos al trono de la gracia para hallar misericordia y gracia para el oportuno socorro.