Clasicos Digitales Domingo 30 de mayo 2021 2d331a

La supervivencia del pianista fugitivo cada vez es más precaria. Deambula y se deslizan entre escombros y viviendas destrozadas y abandonadas. Busca comida desesperadamente. Entonces la música conjuga un encuentro impensable. En una casa sin dueño un capitán alemán descubre al hambriento solitario y le pregunta quién es, aunque sabe que se trata de un judío. Szpilman se identifica, simplemente dice: Soy pianista. Sin amenaza, el militar le hace un gesto para que lo siga. Hay una sala oscura donde destaca un piano. El oficial le dice al harapiento hombre que toque algo. Es un ejercicio que Szpilman, como fugitivo, sólo ha practicado por años en su imaginación. Atormentado por el frío y el hambre, el pianista se apresta a pulsar las teclas. Desde ese momento el capitán Wilm Hosenfeld protege y alimenta al pianista Szpilman. Esta relación se mantiene hasta que el destacamento alemán debe retirarse de Varsovia. Es inminente la llegada del ejército rojo que avanza victorioso desde la contraofensiva del frente oriental. Conmovido por el estado del pianista en desamparo, el capitán se despoja de su abrigo de invierno y se lo regala a Szpilman. Promete escucharlo en la radio, cuando termine la guerra. Se marcha. Finalmente, Polonia rinde homenaje al sufrido pianista durante una gala en la que interpreta la Gran Polonesa Brillante de Federico Chopin. Transmite en directo la Radio de Varsovia, pero el salvador del pianista alemán sigue como prisionero de guerra.

El año 2002 se estrenó mundialmente la película EL PIANISTA del cineasta polaco-francés Roman Polanski. Fue un acontecimiento histórico musical porque la cinta ganó los principales premios de todos los festivales del cine. Se trata de un suceso de la vida real acerca de un sobreviviente del holocausto. El guion cinematográfico fue escrito sobre el libro de Memorias, El pianista del gueto Varsovia, del compositor y tecladista polaco de origen judío Waldyslaw Szpilman. Él es el pianista de la historia. Su compositor favorito era Federico Chopin. La primera secuencia del filme nos presenta las escenas del momento en que el pianista Szpilman, justo el 1º. de septiembre de 1939 llega a las puertas de la radio de Varsovia, su lugar de trabajo. El corte abre la escena cuando el joven tecladista en la sala de la radio, interpreta al piano un Nocturno de Chopin. Repentinamente, las hermosas notas del piano son opacadas abruptamente por un estruendo pavoroso. La sala de controles queda destrozada y el asombrado pianista debe agacharse para evitar el impacto de los escombros. Ha comenzado la Segunda Guerra Mundial. Inesperadamente, el III Reich ataca e invade salvajemente a Polonia. El pianista se convierte en perseguido cuando lo sacan de una fila de judíos que morirán en el campo de exterminio de Treblinka. Durante años padece su condición de perseguido, pero nunca olvida su piano y las obras del maestro romántico Federico Chopin.

El Allegro apionato que abre la Polonesa No. 1 del Opus 26, en clima heroico y vehemente, suele incitar a ciertos comentaristas a sugerir ciertas apreciaciones no musicales en esta obra de Federico Chopin. Pretenden relacionarla con la situación política que generó la ocupación de su patria polaca por extranjeros cuando el joven pianista salió de su país y ya no regresó jamás. Son temas que alimentan una vieja controversia musical, sobre la inspiración o el programa que da origen a ciertas composiciones románticas. Aunque algunos comentaristas de la obra de Chopin suelen asegurar que en realidad el maestro se mantuvo ajeno a estas preocupaciones patrióticas, sumergido como estaba absolutamente en su ejercicio como pianista y compositor musical. Se recuerda igualmente que la primera pieza que compuso Chopin siendo un niño, fue una polonesa, como también lo fue la última composición que escribió antes de morir. Aunque la polonesa originalmente fue una de las danzas que conformaron la suite primigenia de la música, era procedente de bohemia y no de Polonia como pudiera creerse. Fue una danza frecuente en la obra de varios compositores del Barroco, como Juan Sebastián Bach. La música de Federico Chopin, sean estudios, mazurkas, polonesas, valses, nocturnos o baladas, ha sido particularmente vinculadas alegremente a influencias y motivaciones diversas. En verdad Chopin gozó de un poder imaginativo muy poderoso que le permitió incorporar obras originales y personales en su hermoso repertorio musical.

Entre 1832 y 1837 Federico Chopin compuso un conjunto de obras que denominó Estudios. Son piezas cortas de valor creativo y artístico en las que se aprecia el dominio de una técnica y la solución de ciertas dificultades en la ejecución del piano. Escucharemos algunos de estos Estudios de Chopin agrupados en el Opus 25, en la primera para de la presente audición. Para tener una idea de cómo se desarrolla uno de esos estudios, los expertos recomiendan al oyente tratar de imaginar cómo mueve sus manos el intérprete sobre el teclado. En este caso el ejecutante es el pianista italiano Maurizio Polini. Una mano expresa los sonidos de la melodía punteada y la otra apoya con los armónicos que suenan como un florido ramo de notas. Se puede aproximar que un Estudios es un género que nace como una intención didáctica de la música para piano. Piezas concebidas para que se ejerciten en su formación los ejecutantes del instrumento. El propio compositor Federico Chopin los compuso originalmente como recurso para ejercitarse en el dominio del piano, es decir, como un desafío para el pianista. Ocurrió que al final de este proceso, el maestro produjo obras de alto valor creativo y artístico.

Los estudiosos de la obra de Federico Chopin han determinado que el maestro del teclado decidió en Paris un cambio en la composición de sus nocturnos a partir del Opus 48. Se desentendió de su apego de la melodía cantábile adornada por la armonía arpegiada de la mano izquierda. En la nueva concepción chopiniana la expresión del nocturno se hace más sensible, eficiente y profunda y se ahorra la abundancia de ornamentación. Este cambio será muy apreciado en los compositores posteriores, románticos como Franz Liszt y hasta impresionistas como Claude Debussy. A medida que la enfermedad consumía su existencia, Federico Chopin incrementaba su creación musical y profundizaba en su especial deferencia por temas muy personales e íntimos. Se acrecentaba su imagen legendaria del sufrido artista que padece en medio de la iración de todos. En aquel tiempo lo acompañaba la polémica escritora de George Sand cuando por recomendación de su médico se refugió en la cartuja de Valldemosa, en Mallorca donde compuso muchas de sus obras cortas para piano, mientras su amante la escritora lo atendía y cuidaba. Chopin pasaba fácilmente de una forma musical a otra, casi siempre muy corta, para expresar lo que reclamaba su rica imaginación creativa en cada ocasión. Así sumó preludios, impromptus, estudios, mazurcas, polonesas, todos los cuales dejaban irados primeramente a los propios músicos que seguían puntualmente sus veladas.

Aunque estudió en Varsovia y dio sus primeros conciertos en Polonia, Federico Chopin se radicó desde 1831 en Paris, tras una rebelión patriótica en su país. Allá se relacionó con la elite intelectual y artística en boga y ofreció demostraciones de sus obras cortas al piano. Se distinguió como sosegado virtuoso interpretando nocturnos propios, una forma musical que había conocido en su tierra. Los románticos apreciaron la noche como tema y clima de la pasión humana, igual que otros músicos de distintas tendencias musicales anteriormente. El músico irlandés John Field fue el primero que compuso varias piezas que llamó “nocturnos”. En la mano derecha del teclado desarrollaba una melodía muy llamativa que parecía un aria de ópera y la acompañaba con una armonía de obligados arpegios. Field tuvo una destacada alumna polaca, la excelente pianista y compositora María Ágatha Szymonowska que más tarde impresionó al joven Chopin, quien adoptó esta forma y la presentó en sus exitosas veladas parisinas. Escucharemos en esta primera parte de la audición varios de los más irados nocturnos del pianista Federico Chopin.

La irrupción de Federico Chopin en la música fue temprana y la fama le llegó rápido, hasta alcanzar notables amistades en el mundo intelectual y elegante de Paris. Debido a su enfermedad, para subsistir debió conformarse con sus enseñanzas como maestro de música. Después de los grandes recitales de su juventud por distintos países, sólo dio demostraciones de su maestría pianística en veladas selectivas de salones y lugares restringidos. Los dos conciertos para piano son obras de su juventud, han sido criticados por su poca habilidad para el manejo orquestal; pero son la primera revelación del genial músico. Exigen un gran dominio técnico al solista para una apreciable ejecución. La motivación inicial de darse a conocer, fue superada por el maestro del piano, cuando ya no pretendía solamente exhibir su maestría y virtuosismo, aunque sí la necesidad superior de comunicarse más íntimamente con el oyente. El Concierto en Mi menor, catalogado No. 1, de Federico Chopin, llegó a ser el preferido de músicos y aficionados.

Los nuevos talentos románticos, después de Beethoven y Schubert, habían nacido al final de la primera década del siglo XIX, por lo tanto, como Mendelssohn, sus obras comenzaron a conocerse al finalizar la tercera década, cuando ya eran veinteañeros. Aunque algunos, igual que Mendelssohn también fueron niños compositores. En Polonia se destacó en el piano un niño con apellido francés, Fryederyk Chopin. Había nacido el 4 de marzo de 1810 en Zelazowa Wola, cerca de Varsovia. Su dominio del piano fue tal que sus primeros conciertos como virtuoso los ofreció el año 1829, en Viena. Estas obras forman parte de una excepción que corresponde a la primera etapa de su creación más impaciente, cuando el artista estaba necesitado de darse a conocer por el público como intérprete y compositor. Comentamos y escucharemos en esta primera parte el Larghetto del Concierto 2 en Fa menor y el Allegro maestoso del Concierto 1. Destaca el pianista Murray Perahia con la Filarmónica de Israel conducida por Zubin Metha.

La Sinfonía 3 fue madurada lentamente por Mendelssohn, y destinó mucho tiempo en terminarla, por motivos ajenos a la sinfonía. Se entiende que sus motivaciones creativas fueron estrictamente musicales. El origen de los primeros compases que se remontan a 1829 en Escocia la han relacionado con la Reina María Estuardo que murió decapitada. Los cuatro movimientos son muy diversos en su expresión y generan un gran atractivo para el oyente por su diversidad tímbrica y armoniosa originalidad. El tercer movimiento es un Adagio estructurado en la forma sonata y por su agilidad, se le aprecia un acentuado poder dramático y contrastado. El tiempo que cierra es un atractivo Allegro Vivacissimo- Allegro maestoso assai notable por sus impulsos rítmicos de enérgica danza. El tiempo se enriquece de opciones y diferencias tímbricas de gran colorido sonoro que se interpreta como un himno triunfal de especial lucimiento y atractivo sonoro. Le aporta calidad musical la justa y precisa dirección de Hebert von Karajan al frente de la legendaria Filarmónica de Berlín.

Escucharemos completa, cuatro movimientos en dos partes, la Sinfonía Nº 3, llamada Escocesa de Félix Mendelssohn. En esta primera audición comentaremos el proceso de esta composición concebida en 1829, cuando el músico alemán visitó las ruinas del palacio Holyrood en Edimburgo, donde fue coronada María Estuardo, reina de Escocia. La obra permaneció en espera, hasta su finalización en 1842, cuando la estrenó en Leipzig por la orquesta de la Gewandhaus, el 3 de marzo del mismo año. El primer movimiento de la Sinfonía 3, empieza con una oscura introducción, Andante con moto de carácter nebuloso que avanza a un tiempo Allegro un poco agitato en un tono más solemne y variado de cuerdas y vientos madera. El segundo movimiento Vivace non troppo se desarrolla con gran presencia instrumental. Todo extraordinariamente interpretado por la Filarmónica de Berlín dirigida por Hebert von Karajan.

La segunda parte de la audición de hoy nos proporciona el deleite musical del Concierto para piano en Re Menor Nº 2 que fue preparado por Félix Mendelssohn para el Festival de Birmingham en 1837, durante su viaje de Luna de Miel por Inglaterra. Esta versión tiene el atractivo del joven pianista canadiense Jan Lisiecki quien además dirige la Orquesta de Cámara Orfeo. El primer movimiento, Allegro apionato nos cautiva de inmediato por el intercambio del protagonismo entre el piano y la orquesta que sin duda domina el excelente solista. El segundo movimiento del Concierto para piano No. 2, Adagio molto sostenuto, nos aproxima de una manera más íntima y determinante la calidad interpretativa del Jan Lisiecki, en la parte más contrastante con la pasión del movimiento inicial. Escuchamos por último el poderoso movimiento final del Concierto en Re Menor de Félix Mendelssohn, Finale Presto scherzando. Es un estilo de movimiento que había inaugurado Beethoven desde sus primeros cuartetos de cuerda. Así nos convencemos de que el segundo concierto para piano es exponente del temperamento personal de Mendelssohn en el género concertante con rúbrica.

En la primera parte de nuestra presentación, ofreceremos hoy la Primera Sinfonía en Do Mayor Opus 11, escrita por Felix Mendelssohn a la edad de 15 años. Había compuesto 12 sinfonías para cuerdas desde que tenía 12 años. Hasta que escribió la sinfonía en Do Mayor, la cual enfocó para una plantilla completa. Además de las cuerdas, la sinfonía fue pautada con 2 flautas, 2 oboes, 2 clarinetes, 2 fagotes, 2 trompetas y 2 timbales. Ahora se conoce como la Sinfonía No. 1 Opus 11. Esta fue otra demostración de la madurez prematura del jovencito que se consolidaba a partir de aquellos progresos de su propio empeño creativo como sinfonista. En el catálogo de las obras, esta Sinfonía 1 preside un conjunto de obras maestras del compositor romántico que promovió el gran movimiento de preservación de la música alemana durante el siglo XIX. Desde aquellas obras Mendelssohn se apegó a la secuencia sinfónica de 4 tiempo establecida por el maestro austríaco Joseph Haydn. Escucharemos y comentaremos lo que apreciamos en los cuatro movimientos, escuchando la versión de la Filarmónica de Berlín conducida por el maestro alemán Hebert von Karajan.

Félix Mendelssohn escribió la Sinfonía Nº 4 Italiana, durante su viaje de vacaciones a Italia. Durante aquello meses, además de componer, Félix Mendelssonh se dedicó a dibujar todo paisaje o monumento interesante que veía, pues tenía también la habilidad en el manejo de los creyones y la acuarela. Pero lo mismo disfrutó de la vida mundana y de los bailes elegantes en los grandes salones. Escucharemos completa en sus cuatro movimientos la Cuarta Sinfonía en La Mayor. Lo más notable es que la música transcribe sonoramente la luminosidad transparente del sur europeo. Las cuerdas dan esa presencia de ímpetu y alegría de vivir desde el primer tema. Ya en el segundo tema la brillantez comienza a distenderse. Comentaremos y escucharemos seguidos el Allegro vivace del primer movimiento y el Andante con Moto. Luego colocaremos el tercer movimiento Con moto moderato, que se caracteriza por el contraste inicial de ritmo y melodía y en la organización instrumental solistas y en bloques sonoros, pero mediante una orquestación transparente. La vitalidad de los pueblos mediterráneos se aprecia en la interpretación que hace Mendelssohn del cuarto movimiento, marcado Saltarello, el recuerda una danza muy característica del Mediterráneo.

La primera que se considera una obra maestra compuesta por Félix Mendelssohn, data de 1825. De modo que era un quinceañero cuando terminó su famoso Octeto para Cuerdas en Mi Bemol Mayor, Opus 20, que se diferenciaba del estilo de su época. Fue como la despedida de su aprendizaje juvenil. Escrito para cuatro violines, dos violas y dos violonchelos, emana una gran densidad polifónica en sus cuatro movimientos. El músico pautó esta obra de cámara para que sonara como una sinfonía. Es la expresión de un ser humano que se encuentra consigo mismo y por eso es una obra tan personal, paradójicamente adulta para haber sido escrita por un adolescente. La opulencia de su familia le garantizó al maestro una formación musical y cultural extraordinaria y provechosa. Por aquel tiempo el escritor Wolfgang von Goethe hizo un elogio muy personal sobre la genialidad del niño músico. En su carrera Mendelssohn fue un impulsor de la gran música alemana. En razón de su extensión ahora solo comentaremos y escucharemos el primer movimiento Allegro moderato, ma con fuoco y el Presto, final.

El concierto para violín de Beethoven estimuló a varios famosos compositores a escribir el suyo. Félix Mendelssohn lo tuvo en mente por varios años, retardado por múltiples obligaciones profesionales. Su famoso Concierto en Mi Menor para Violín y Orquesta, fue dedicado a su amigo el violinista Ferdinand David, quien lo estrenó en 1844. Los tres movimientos de este concierto se interpretan sin interrupción. Es una sucesión de pasajes líricos, nostálgicos y serenos con episodios de gran dramatismo que ha entusiasmado al público y a los más grandes violinistas. El Concierto de Mendelssohn adquirió un gran prestigio y fue incorporado al repertorio universal. Los especialistas lo distinguen como magistral porque favorece el vistuosismo sin descuidar la musicalidad. Se aprecia una especial facilidad en la creación de líneas melódicas que salen espontáneamente del discurso sostenido de la obra. Nos deleitaremos con un intérprete como David Oistrakh, miembro de una prestigiosa familia rusa de violinistas.

La carrera creativa de los grandes del romanticismo temprano, Carl María von Weber, Ludwig van Beethoven, Franz Schubert, llegó a su fin con ellos mismos en años sucesivos. Justo cuando surgía la actividad asombrosa de un niño alemán, descendiente de aquella laboriosa burguesía que emergió en el post bonapartismo. En sus obras de juventud, el nuevo niño adulto Félix Mendelssohn, nacido en 1809, revelaba un prodigioso futuro. Como pianista fue conocido a sus 9 años de edad y dos años después ejecutó él mismo su primera composición. El padre de Mendelssohn, que era banquero, se esmeró en la formación musical e intelectual de su hijo. Así un niño como Félix pudo exhibir su talento, viajar y ayudar a difundir la obra de otros músicos. También ayudó en la creación de instituciones de formación musical. La famosa Obertura Sueño de una noche de verano, la tuvo lista a los 17 años, después de una lectura inspiradora de la pieza de Shakespeare. Escucharemos también otras obras tempranas de Mendelssohn, como La Marcha Nupcial y la Obertura Las Hébridas.

Entre los años 1813 y 1818 Franz Schubert completó seis de sus sinfonías de juventud. La Sinfonía No. 5 en Si bemol mayor, D. 485 ha sido considerada como un homenaje a los clásicos Haydn y Mozart. Abre el ingrávido y melodioso Allegro inicial, con dos clásicos temas envueltos en el conocido cromatismo de la música de Schubert. El segundo movimiento es el Andante con moto que se desliza suavemente, muy diferente al elevado Allegro anterior. Como nostalgia de la Sinfonía 40 de Mozart es el tercero, Minueto, semejante a una danza pastoral. Schubert prescribe una orquesta austera para esta sinfonía 5 sin clarinetes, trompetas ni timbales. Y no se resiente la calidad vibrante del movimiento final, Allegro vivace de ánimo y humor muy mozartiano.

Después de la derrota de Napoleón en la batalla de Waterloo, en Europa las monarquías y sus cortes fueron restauradas. Sin embargo, el régimen de la música cortesana ya no fue el mismo. Tomaron auge las editoriales, las salas de conciertos y teatros por efecto de ascenso de la burguesía. Y nació el público, que se convirtió en el nuevo patrono de músicos y compositores. Ludwig van Beethoven y Franz Schubert vivían en la misma ciudad de Viena, pero no tenían relación alguna. Eran personas muy diferentes, aunque ambos intentaron componer ópera. Beethoven sólo escribió Fidelio. Schubert, siendo muy joven, escribió varias obras de teatro, pero ninguna fue aceptada por los productores. Fue su decepción personal, por eso se refugió en las canciones y obras cortas que compartía solamente con sus amigos.

Hace poco una encuesta reveló que la música de Franz Schubert sigue siendo muy apreciada por los nuevos oyentes. En 1827 Schubert se animó a escribir más música de cámara por la propuesta del violinista ruso Ignaz Schuppanzigh que visitó Viena. Fue una de las últimas actuaciones que el compositor escuchó de su propia música. El tercer movimiento Scherzo Allegro, se revela de inmediato en una apertura de danza. El Allegro moderato final, al comienzo parece representar una victoria de energía, pero regresa el bello tema del Andante con moto del segundo tiempo. Hay una conjunción de nuevos temas antes de finalizar el trio. Una obra maestra.

Es una grata experiencia disfrutar el Trío No. 2 en Mi bemol Opus 100. Fue estrenado en Viena en marzo de 1828, el mismo año de la muerte de Franz Schubert, en un concierto de gran éxito a su beneficio. Esta actividad le devolvió la autoestima al enfermo maestro. Por eso compuso otras piezas de cámara que son obras maestras del romanticismo temprano. En este capítulo presentamos los comentarios de apreciación musical y los dos movimientos: I Allegro moderato y II Andante un poco mosso. Interpreta el conjunto Beaux Arts Trio