Pablo Iglesias entrevista a María José Pizarro, Senadora de la República de Colombia | A VUELTAS 2e3c5e

Nuestra invitada de hoy es hija de dos militantes del m19. De niña conoció el exilio y el asesinato de su padre.

Años después sería la encargada de ponerle la banda presidencial a otro exguerrillero del m19.

Puede ser la próxima presidenta de Colombia. A vueltas con María José Pizarro.

María José Pizarro, muchísimas gracias por venir a Canal Rezo.

A ti, Pablo, gracias por la invitación honrada de estar en Canal Rezo.

Lo queremos mucho en Colombia. Estamos muy felices de tenerte. La primera pregunta es un poco psicoanalítica. ¿Qué significa ser hija de Miriam Rodríguez, de Carlos Pizarro, hija de guerrilleros militantes del m19? ¿Qué significa eso para ti? Pues bueno, tiene una carga...

No una carga pesada, sino un simbolismo inmenso.

Y no solamente por ya la historia política de ellos, sino por su propia formación, su historia, sus luchas.

Y yo creo que uno termina siendo un gran privilegiado, porque yo le he dicho muchas veces, termina siendo como una generación bisagra.

Alcanzaste a vivir la lucha de tus padres, a percibirla, a madurar un poco en ella, crecer en ella.

Y luego puedes hacer una reflexión desde tu tiempo, desde tu historia, para mostrársela a otra generación, cuando ese diálogo generacional se rompió.

Es una generación exterminada. Son muy pocos los que sobrevivieron.

Un escritor colombiano decía si hubiesen sido dos o tres insurgentes bandoleros.

Pero cuando es una generación entera en todo el continente, haber podido vivir los destellos de esa generación es un privilegio.

Luego, pues por supuesto, tiene unas cargas en lo individual, en lo personal.

Es de mucho proceso personal para lograr digerir por qué tu historia personal está tan ligada con la historia del país.

Cómo esa generación entregó absolutamente todo a costa de lo que fuera incluida su propia vida personal y en ellos nosotros.

Yo creo que te permite sobreponer distintas capas de reflexión alrededor de lo que es tu propia vida.

Y cómo es casi que imposible desligar en algunos momentos.

Y cómo 35 años después mi padre cumple 35 años de muerto, de haber sido asesinado el 26 de abril.

Y 35 años después son presencias que permanecen, siguen como arraigados a la historia.

Una generación muy mesiánica.

Y poder ver todos esos claros oscuros, pues creo que es un privilegio inmenso para nuestra generación y para lo que nosotros podemos decirle a las generaciones que vienen.

La memoria de tu infancia es una memoria de exilios.

He leído que uno de los primeros recuerdos que tienes de tu padre es en La Habana, en la playa, con tu papá, hablándote de historias de piratas, de ciencia ficción.

Y inculcándote el amor por la literatura.

Háblame de esa experiencia cubana.

Pues bueno, yo nací en un momento muy particular de la historia del país, en 1978.

Y se desató una represión muy fuerte.

Para un poco entenderlo era la época de la Operación Cóndor, de la doctrina de seguridad nacional norteamericana.

Que era de permear y de una lucha contra insurgente en América Latina.

Y se desató una persecución muy grande.

Así que cuando yo nací, al año, mis padres ya estaban en la clandestinidad total.

A los dos años estaban presos y ya habían pasado por la tortura.

Jóvenes, tenían 26 años.

Y dos años, después de esos tres años en la cárcel, salimos a La Habana.

Y Cuba fue el gran lugar de reencuentro.

Y un lugar seguro.

Y un lugar en el que todos los hijos de esta generación podían encontrarse y construir como un mínimo de esos lazos familiares que la vida en la guerrilla no permitía.

Así que llegamos a La Habana.

Nos reunimos todos, me acuerdo, en Santa María del Mar.

Y sí, mi padre era un amante del mar.

Entonces en las noches, cuando empezaba a caer el sol y estábamos en la playa, ya cuando solo se veían a lo lejos los barcos con las lucecitas.