Ostara: Mitos y tradiciones sobre el equinoccio de primavera 6x6e3j

Ostara, o el equinoccio de primavera, es celebrado prácticamente en todas las culturas del mundo, específicamente en aquellas culturas y tradiciones que tienen un sentido estacional o están apegados a los ciclos de la tierra. En el actual Neopaganismo encontramos el Ostar, o el Ostara, que se celebra en la entrada de la primavera y generalmente cae en el 21 de marzo. Es un sábado que está centrado en la figura de la doncella, la fertilidad y el volver a florecer, renacer, ser fecundos, pero desde un lugar pueril, joven, como un capullo que se abre, o como una pequeña semilla que después de estar enterradita en la tierra, recibiendo el calor, recibiendo la humedad y los nutrientes, por fin se abre y expresa ese potencial de vida que dormía en ella.

Nosotros como seres cíclicos también estamos apegados a estos procesos naturales y si bien para muchas personas estas festividades tienen una connotación prácticamente folclórica, la realidad es que, más allá del folclor, tiene una importancia biorrítmica. Al decir biorrítmico me refiero a que nos permite entender las diferentes estaciones, posiciones y ritmos de la naturaleza. Así por ejemplo, dentro de las mitologías convencionales, dentro del paganismo, encontramos a Prosperina Persephone o Core. El rapto de Persephone es un hermoso mito que nos ayuda a entender un poco este proceso de resurgimiento, de renacimiento del alma humana, de los procesos también rítmicos de la tierra y cómo lo que parece estar muerto finalmente y después de algún tiempo renace.

Prácticamente en todas las tradiciones neopaganas se tiene el concepto del eterno cambio o del perpetuo movimiento de la rueda. Así la rueda sigue girando y salimos de la parte oscura del año para entrar conscientemente al aspecto o al lugar del año en donde encontramos más fecundidad. Esta fecundidad está asociada a estas diosas vírgenes. Cuando digo diosas vírgenes no me refiero al aspecto moral de la palabra sino específicamente al concepto de autonomía o de completas en sí mismas. Se refiere al aspecto de la deidad que no necesita la relación o el vínculo con el otro o la otra para tener un sentido personal.

Si lo llevamos un poquito a la exploración de nosotros mismos y nuestros procesos interiores aquí encontraríamos el espacio de reflexión que nos hace ver quiénes somos más allá de las relaciones que tenemos. ¿De qué inviernos venimos despertando? ¿Cuáles son esas flores que parecían estar dormiditas que empezaron a despertar? En ese sentido el Ostara no únicamente es una bella fecha para recordar la entrada de la primavera. También es un hermoso recordatorio de que todo lo que parece estar muerto en algún momento va a regenerarse. Todo lo que parece perdido en algún momento va a encontrarse y también nosotros mismos cuando hemos creído que hemos llegado a un límite en donde la muerte, la devastación o el frío nos ha dejado aniquilados, aún después de eso siempre hay un reverdecer.

Esta reflexión quizá que cae un poco en el cliché es difícil de absorber. Tal vez es difícil como de decir, como te diré, pues simplemente como palabra.