
La Huesera: cantando sobre los huesos. 173ne
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La huesera: cantando sobre los huesos. Les comparto uno de mis cuentos favoritos del libro "Mujeres que corren con los lobos" de Clarissa Pinkola Estés. COMPLETO EN: https://open.spotify.com/episode/6FhhG5Ij9HViYwx4ZwRaVN?si=HsK4PWMNSF2LtXUEtFrMsw z1z37
Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.
En esta ocasión les quiero compartir un conjunto de relatos que están asociados a aquello que no puede ser destruido, al fuego interior, a la fuerza que nos habita. Vamos a estar transitando una serie de relatos con enseñanza espiritual, cuentos sanadores o medicinales que están asociados al invierno del alma, a la fuerza del ser y aquello que no puede ser extinto.
Y para esto quisiese empezar con un relato muy corto, un micro relato del gran Eduardo Galeano. Un hombre del pueblo de Nehuá, en la costa de Colombia, pudo subir al alto cielo.
A la vuelta contó que había visto desde allá arriba la vida humana y dijo que somos un mar de fueguitos. El mundo es eso, un montón de gente, un mar de fueguitos. Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás. No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos colores. Hay gente de fuego sereno que ni se entera del viento y gente de un fuego loco que llena el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman. Pero otros arden con tal vida, con tanta pasión, que no se puede mirarlos sin parpadear. Y quien se acerca, se enciende.
Hay una mujer que vive en un escondrijo del alma. Ella es la loba, la que sabe. Es circunspecta, un poco extraña, peluda y siempre gorda. Y su único trabajo es recoger los huesitos que encuentra en los caminos, en los prados, en los bosques. Su trabajo es laborioso porque tiene que juntar los pedazos de lo que antes tuvo vida. Algunas personas dicen que es un tanto circunspecta, extraña, arisca y que no tiene muy buen talante. A veces te la puedes topar en los caminos que van a la Tarahumara o en el Gran Cañón. También te la topas en algún mercado como el de Sonora o también en algunas de las festividades de Oaxaca.
Ella camina y camina y camina por diferentes caminos y carreteras y va recogiendo los huesitos. Es especialista en los huesos de lobos y de lobas. Pero también recoge los pequeños pedazos de los esqueletos de aves, de cuervos, de víboras y de otros animalitos. Ella tiene un gran costal en donde todo cabe y va acumulando los pedazos de lo que antes tuvo vida. Ella vive en los rincones del alma humana y su trabajo es también recolectar ahí. A veces ha juntado los suficientes huesos como para poder irse allá sola al desierto y empieza a armar como un pequeño rompecabezas donde todo empieza a embonar.
Entonces cuando ve esto saca un hermoso tambor y empieza a tocar fuerte y empieza a invocar la canción del espíritu y empieza a cantarle a la carne, a los huesos, a la sangre y a los ojos y todo empieza a brotar y entonces lo que antes parecía estar muerto se empieza a llenar de vitalidad, de pelos, de sangre, de grasa, de cuerpo y un cuerpo jubiloso pero un poco macabro empieza a bailar y en esa danza un tanto macabra la carne se completa y al final queda una hermosa loba, una loba que aúlla y que corre por el desierto y que con el brillo de la luna o el de las estrellas empieza a ser fulgurante como una estrella.
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