
El Odio, debate y límites de la representación 284r5s
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O cómo todo se limita a cómo narras o explicas, aunque el debate en torno a este libro no publicado tiene capacidad para abrir muchos melones de manera distinta a cómo se ha realizado. Eso hicimos ayer en el paseo de 24 horas. 3l3c6u
Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.
24 horas, Radio Nacional de España, Carlos Núñez.
La semana pasada estalló esa polémica literaria de la que hablábamos hace un instante con Leticia Sierra, escritora, periodista que nos decía, nunca le daré voz a un criminal.
El Odio, Luis G. Martín, publicado por Anagrama, vio retirada de manera cautelar su distribución tras una serie de denuncias y decisiones judiciales.
Buenas noches.
Hola, muy buenas noches.
Y ahora se ha hecho ya fijo, porque la propia editorial ha dicho, vamos a paralizarlo todo.
Sí, la editorial lo ha cancelado sin edir.
Recordamos que todas estas decisiones judiciales empezaron cuando Ruth Ortiz, la madre de los dos pequeños asesinados, intervino, luego todo recaló en la Fiscalía de Menores, que fue, ni más ni menos, la misma que pidió suspender de manera temporal la semana pasada la distribución del libro.
Y ahora el caso ha trasladado a los juzgados.
El Odio debía estar en las librerías desde el 26 de marzo, pero se ha paralizado esa distribución, lo ha hecho la editorial de forma voluntaria.
Reconozco que al saber de la noticia pensé en otros secuestros literarios no tan lejanos, como el hacedor remake de Agustín Fernández Mayo, retirado de las librerías, porque María Kodama, viuda de Jorge Luis Borges, lo juzgaba sin haberlo leído, no un homenaje, sino, atención, una falta de respeto a la memoria de su marido.
Un caso distinto al de El Odio, porque en realidad esta polémica ya está fuera de lo literario, está en lo social, en lo judicial y también en lo editorial.
Y esto es porque el caso Bretón aún está en la memoria de todos por lo salvaje del asesinato de los dos hijos, la frialdad del proceso, tanto el del asesino como el judicial y la clave que es cómo se ha omitido a Ruto Ortiz durante la elaboración del libro.
La editorial Anagrama lanzó la semana pasada un comunicado donde, comprendiéndola, defiende el derecho a la creación literaria contemplado en la Constitución, declarándose consciente de la monstruosidad de los crímenes narrados.
Defienden la creación literaria, pero al mismo tiempo se autocensuran y han paralizado la obra.
Esto es curioso, Colominas.
Es curioso y también te diré otra cosa, que acaba siendo muy bestia yo que me dedico al mundo literario desde hace tiempo, cómo en este país llamado España, estamos hablando más estos días, que es algo que nadie casi ha dicho, de un libro que no sabemos cuándo va a aparecer, porque la cancelación es sin herir, y en cambio con todas las maravillas que hay, muchas de ellas quedan absolutamente omitidas.
Es una paradoja, porque los libros hablamos de ellos porque los leemos y los disfrutamos, y en cambio aquí lo que encontramos directamente es que la imposibilidad es la que genera el debate, entre otras cosas.
Desde luego también el debate y cierto interés incluso, pero en el comunicado se aludía a casos similares a nivel de estilo de intención literaria, pueden ser, por ejemplo, la sangre fría de Truman Capote, o el adversario del francés Emmanuel Carré, un libro fascinante y también muy duro.
Uno publicado en 1965 y el otro en 2001, americano, y el otro muy europeo, ambos sublimes por cómo narran desde la no ficción dos asesinatos que fueron célebres no solo, pero sobre todo por los libros.
Y el de Holcomb, una localidad en Kansas City, la masacre de Jean-Claude Romain, por ejemplo, una localidad sa, donde el 9 de enero de 1993 mató a mujer, así como a sus padres y también a sus dos hijos, fracturándoles el cráneo.
Y algo que me ha hecho pensar es cómo entonces los casos sí causaron iración literaria y generaron debate social, pero jamás se puso en duda su publicación, quizá porque la sociedad era más libre o bien no éramos tan quisquillosos, lo que en realidad es lo mismo.
De hecho, en la Italia de 2020 apareció La città di Vivi, La ciudad de los vivos, de Nicola La Gioia, y tampoco pasó nada.
Esta trilogía de la no ficción, recordemos a sangre fría, el adversario, La ciudad de los vivos, causó polémica, sin estallar en los juzgados, que con el odio, yo creo, plantean debates muy interesantes desde un punto de vista ético y desde un punto de vista político.
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