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Mi mujer, la lencería, las fotos parte 2. Mi mujer acceder a realizar mis deseos mientras me destina durante un tiempo a otro país. Ella va entrando en un juego con amigos y amigas que la van poniendo a prueba y la van metiendo en situaciones cada vez mas complicadas y excitantes. si quieres y gustas aportar al canal puedes arnos por o el pay pal [email protected] paypal.me/relatossex fuente / autor https://www.todorelatos.com/relato/160898/ 8504i
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Ahora sí comencemos.
Mi mujer, la lencería, las fotos.
Parte 2 Mi mujer acceder a realizar mis deseos mientras me destina durante un tiempo a otro país.
Ella va entrando en un juego con amigos y amigas que la van poniendo a prueba y la van metiendo en situaciones cada vez más complicadas y excitantes.
Me levanté el lunes y fui a la oficina, impaciente por ver las nuevas fotos de Sara.
Cuando salí a comer todavía no me había mandado nada.
¡Qué raro! Era casi la hora de cenar y no había tenido noticias.
Comí y ya por la tarde en la oficina, a eso de las once de la noche en España me llegaron las fotos.
Llegaron unas diez fotos en las que se veía a Sara con dos tipos distintos de lencería.
Había algo que me llamó la atención.
Esa no parecía la tienda ya que daba la impresión de que era un dormitorio, tampoco era la casa de Eva y menos nuestra casa.
¿Pero dónde se había hecho las fotos? Todavía estaba en la oficina y no podía hablar.
Estaba deseando salir para llamar a Sara.
Le mandé unos mensajes diciéndole que estaba guapísima y que me encantaban, pero que no me daría tiempo a llamarla ya que hasta dentro de unas tres horas no saldría y ya sería de madrugada en España.
Hablaríamos mañana.
Cuando llegué a casa, mire si había mensaje de mi amigo anónimo, pero nada.
No había mensajes.
Cené, leí un rato y antes de acostarme volvía a mirar.
Allí estaba el e-mail de mi amigo anónimo.
Como las anteriores veces, había un a una carpeta en la nube.
En la carpeta, al igual que el día anterior, había más de doscientas fotos y cuatro archivos de video.
Esta vez no espere y los descargue todos a mi ordenador para verlos cuando quisiera.
Tenía que dormir, sino al día siguiente estaría rendido, pero me pudo más la intriga de ver esta vez que tenían preparado.
Abrí el primer archivo de video y aparecía el almacén de la tienda.
No era un sitio muy grande y estaba todo lleno de cajas.
De repente aparecieron Sara, María y Ana delante de la cámara.
A Eva se la oía por el micrófono.
Eva daba órdenes a las tres.
A ver, colocaros en fila.
Ana, pon las manos en los hombros de Sara.
Tú, María, ponlas en los hombros de Ana.
Ahora mirarme y mandar un besito a Nacho.
Bueno, por lo menos Eva se acordaba de mí.
Seguía diciendo.
Ahora, María, ponte detrás de Sara muy pegada.
Ana, tú lo mismo por delante de Sara.
Mirarme y juntar las caras.
Quietas, quietas.
Vale.
Ahora quedaros las tres en sujetador.
Sara se la vio cortada, pero al ver que María y Ana se quitaban sendas blusas, hizo lo mismo.
Vale poneros en la misma posición que antes.
Eva miró y dijo.
Uf, Ana, cámbiate con María.
Entre tus tetas y los tetones de Sara queda fatal la foto.
Ana tenía los pechos grandes.
No eran como las de Sara que se necesitaban dos manos para cada teta, pero sí eran hermosos.
Con una mano no se abarcaban.
En cambio, María tenía unas tetitas preciosas que cabían en la mano sin problemas.
En esa nueva postura Eva siguió haciendo fotos.
Y volvió a dar un paso más.
Chicas, ahora quitaros el sujetador.
María y Ana enseguida se echaron mano a la espalda para quitárselo, pero Sara se quedó parada diciendo No creo que sea buena idea.
Estas fotos no se las puedo mandar a Nacho.
Pensará que estamos en una orgia lésbica.
Todas se rieron y Eva le dijo.
No te preocupes, no se verá nada.
Estaréis pegadas, imaginará que puede haber, pero no lo verá y como siempre, al final tú decides qué fotos se borran y cuáles le mandas.
Se juntaros las tres y Eva empezó a sacar fotos.
Las tetas de Sara se aplastaban con las tetitas de María, sobresaliendo por los lados.
Y Eva dando nuevos pasos, las pregunto chicas, ¿os quitáis un poco más? ¿Os atrevéis? María y Ana dijeron que algo más se podían quitar a lo que Sara contestó que creía que era suficiente.
Las tres empezaron a decirle que era una mojigata, que era una anticuada, hasta que Sara dijo, vale, pero solo la falda, ¿eh? María y Ana no contestaron y se empezaron a quitar la falda una y los pantalones la otra.
La verdad es que los cuerpos de María y Ana estaban muy bien.
Nunca me había fijado, ni cuando íbamos a la playa.
Yo solo tenía ojos para mi mujer.
María tenía un cuerpo más estilizado, era delgada y huesuda.
Se le marcaba mucho las pelvis y tenía un culito muy plano.
Ana, por el contrario, estaba algo más rellenita y tenía unas curvas más redondas.
Su culo era algo más grande que el de Sara.
La verdad es que las dos, cada una a su estilo, estaban muy bien.
Al final estaban las tres,
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