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Relatos Sexuales Liberales
Mi mujer, la lencería, las fotos. p1

Mi mujer, la lencería, las fotos. p1 681l2i

29/4/2025 · 55:40
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Relatos Sexuales Liberales

Descripción de Mi mujer, la lencería, las fotos. p1 38693

Mi mujer, la lencería, las fotos. parte 1 Mi mujer acceder a realizar mis deseos mientras me destina durante un tiempo a otro país. Ella va entrando en un juego con amigos y amigas que la van poniendo a prueba y la van metiendo en situaciones cada vez mas complicadas y excitantes. si quieres y gustas aportar al canal puedes arnos por o el pay pal [email protected] paypal.me/relatossex fuente / autor https://www.todorelatos.com/relato/160872/ 6o494o

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Ahora sí comencemos.

Mi mujer, la lencería, las fotos parte 1.

Mi mujer acceder a realizar mis deseos mientras me destina durante un tiempo a otro país.

Ella va entrando en un juego con amigos y amigas que la van poniendo a prueba y la van metiendo en situaciones cada vez más complicadas y excitantes.

Mi mujer, la lencería, las fotos.

Somos una pareja normal, casados, con niños, que vivimos en un piso dentro de una pequeña urbanización en una gran ciudad, dedicados a nuestro trabajo, a nuestros hijos, a la familia y a los amigos de toda la vida.

Sara, mi mujer a la que conocí cuando estábamos estudiando, es una persona muy simpática, inocente y abierta.

A todo le encuentra siempre el lado positivo y piensa que no hay ninguna maldad en los actos de los demás.

Nuestros amigos y familiares le toman mucho el pelo dado que se cree todo lo que le cuentan.

Es rubia, ojos azules, 1,68 metros con un cuerpo de buen ver para una mujer de 45 años, con grandes pechos, aunque algo caídos por los tres niños que ha criado, con una cintura no tan marcada como quisiera y un culete redondito y de buen ver gracias a que le encanta correr y hace algo de ejercicio todos los días.

No es una mujer de gimnasio, es atractiva y a mí me encanta.

Cuando era joven, yo fui la envidia de todos dado que era una mujer de bandera.

En cuanto a mí, me llamo Nacho, soy normalito, no destaco en nada.

Soy amante de mi mujer y de mis hijos, esclavo de mi trabajo y amigo de mis amigos.

Nuestra relación en cuanto a sexo es normal, somos casi protocolarios manteniendo relaciones una o dos veces por semana.

No lo hacemos mucho, pero sí intensamente y estamos los dos esperando que llegue ese momento de tranquilidad en casa para poder disfrutar uno del otro.

En mi trabajo me ofrecieron la posibilidad de mejorar sustancialmente, pero tenía que desplazarme a otro país durante seis meses para adquirir experiencia y poder cumplir con los requisitos del puesto.

En un principio, era un país dentro de Europa, lo que me permitiría volver a casa los fines de semana y pasarlo con mi mujer y mis hijos.

Cuando llegué a casa lo comente con mi mujer y sopesamos los pros y los contras.

Seis meses no era tanto tiempo y el poder pasar dos días de los siete a la semana en casa nos haría más llevadero este cambio de lugar de trabajo.

Mientras estuviese fuera, la empresa nos daría facilidades para que mis hijos y mi mujer estuviesen atendidos y cuidados poniendo a nuestra disposición una chica que estuviese en casa haciendo las tareas del hogar y cuidando de los niños durante siete días a la semana a las 24 horas del día.

Esto permitiría a mi mujer continuar con su trabajo que, aunque fuese de media jornada, la distraía del día a día ayudándola a los quehaceres diarios que dan tres niños de 13, 11 y 9 años.

Sara trabajaba con una de nuestras mejores amigas, Eva, que tenía una tienda de lencería en una calle peatonal de la ciudad y a la cual, los negocios, a ella y a su marido, le iban bastante bien.

Con el horario de Sara de 10 a 14, cubría toda la mañana dejándola tiempo libre por las tardes para dedicarse a los niños.

Sara y Eva eran amigas desde muy jóvenes y ahora son como hermanas, se tienen como confidente la una a la otra.

A mí, a veces me daba envidia de sus secretos.

Sara y yo, nos contábamos todo, bueno, casi todo.

Había cosas que Eva sabía y que ni a mí ni al marido de Eva nos contaban.

Como he comentado, Sara es muy inocente y Eva se aprovechaba de ello haciendo que Sara le cuente todas las intimidades y sus pequeños secretos, cosa que no se cede al revés.

Era como si Eva tuviese una influencia especial con Sara, quizás porque Sara no tenía malicia en nada que dijese o hiciese y Eva jugaba con ello.

Al final, por las facilidades y las posibilidades que nos abría el futuro con ese cambio de puesto en el trabajo, decidimos tomar la decisión de aciotarlo, no sin antes Sara tomarse unos días para pensarlo o, mejor dicho, para consultarlo con Eva.

Lo comuniqué en la empresa y empezaron a hacer todos los preparativos para que pudiese empezar lo antes posible.

Al final mi destino no estaba a más de tres horas de vuelo de mi ciudad y tendría todos los fines de semana para estar con mi familia.

Esto sería un salto importante económicamente.

Esa noche, después de comunicar mi decisión a la empresa, me fui a casa y lo hablé con Sara.

Empezó a hacer planes de casa nueva, coche nuevo.

Empezó a gastar lo que todavía no teníamos muy ilusionada.

Yo note algo raro, mi mujer estaba más cariñosa de lo normal y estábamos deseando los dos que los niños se acostaran.

Cuando por fin se durmieron, nos fuimos a nuestro dormitorio como todas las noches.

En los ojos de Sara había algo especial y yo estaba intrigado.

Yo entré al baño y después de mí, lo hizo ella.

Tardaba más de lo normal y empecé a llamarla.

No contestaba nunca.

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